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Toronto Raptors - Brooklyn Nets
Los Toronto Raptors se salvaron de un buen susto en el último suspiro. Porque cuando nadie daba nada por los Brooklyn Nets, con un quintento formado por Deron Williams, Joe Johnson, Teletovic, Anderson y Blatche para afrontar la recta final del partido y estando 22 puntos abajo (91-69), nadie en su sano juicio podía pensar que la remontada pudiera ser posible... y estuvo a un paso, a una pulgada, a una inspiración más de Joe Johnson.
Porque el alero, con su figura y su mirada apática y aburrida, mantuvo a su equipo (30 puntos) cuando las fugas eran demasiado grandes y lanzó a Brooklyn con su magía para llegar a los momentos finales con un empate a 101... pero la remotada no pudo alcanzarse a pesar de los 44 puntos del úlitmo cuarto de los Nets y los canadiénses se llevarían el encuentro por 115-113.
De esta forma, los Raptors lideran la eliminatoria 3-2 y están a un paso de alcanzar por segunda vez en su historia unas semifinales de Conferencia (su única vez fue en la temporada 2000-01 con Vince Carter de líder).
El final drámatico del partido es aún más sorprendente si se observa el desarrollo del enfrentamiento. Desde el salto inicial hasta el inicio del último periodo, Toronto vio que su rival no estaba muy dispuesto a sudar para alcanzar la victoria. Y apoyados por todos sus incondicionales, tanto dentro como fuera de la cancha, los Raptors no dieron opción alguna a que los visitantes pudieran levantar cabeza.
A cada movimiento táctico de Kidd, Casey respondía sin problemas. Qué me pones cuatro hombres por fuera y sólo uno en la zona (small ball), te contesto con mi fuerza interior a través de Amir Johnson (11 puntos) y Valanciunas (16 puntos). Qué tratas de tapar los agujeros de la zona, te mando a mis dos depredadores: DeMar DeRozan y Kyle Lowry. Y de esta forma, las ventajas iban creciendo: del 28-25 (primer cuarto) al 62-44 (descanso) hasta alcanzar el 91-69 antes mencionado (tercer cuarto).
Nota al pie de página merece la laboral de Lowry. Nadie en la franquica canadiénse había logrado en un partido de playoffs tantos puntos en un primer tiempo (21) y nadie en la NBA podía imaginar que era capaz de dar tal recital de anotación (36, al final) en un partido clave de los playoffs. Se conocía su valía, pero no que fuese de un calibre tan grande. Este verano más de una franquicia va a llamar al norte preguntando por sus servicios como ya hicieran los Knicks antes de finalizar el periodo de fichajes de esta temporada.
Pero toda esa alegría, ese buen hacer, se vio empañado por el tembleque de los momentos finales. Los Nets no hicieron nada sorprendente para volver de nuevo al partido. Simplemente la osadía de aquel que ya no tiene nada que perder. El arreón final de Brooklyn no sólo ayuda a dejar la sensación de que un derrota es un simple tropiezo, sino que deja dudas entre las filas rivales: "Si lo hago perfecto y me encuentro en esta situación, ¿qué pasará cuando cometa un simple error?" La respuesta, en el sexto partido. Fuente as.com
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