Siempre se ha dicho que el deber va antes que la devoción, pero en ocasiones hay que dejar atrás una pasión para poder convalidar otra. Éste es el caso de Luis Conde González (17/02/1993), canterano de Unicaja que ha decidido poner fin a su etapa en el baloncesto para dedicarse en cuerpo y alma a su otro ojito derecho: la medicina.
El hasta ahora escolta del Clínicas Rincón de LEB Oro, habitual del primer equipo malagueño y de las categorías inferiores de la selección española, se muestra concluyente al explicar su decisión: «Para mí los estudios son más importantes que el baloncesto». Conde afirma que los tres primeros años de carrera «los llevé bien, a mi ritmo», pero a partir del ecuador aunar los libros con la pelota naranja empezó a no ser tan sencillo. «En tercero y cuarto la cosa se complica, hay que dedicar más tiempo y además hay prácticas en hospital. Compaginar ambas cosas es muy difícil».
Por eso, el malagueño decidió dejar atrás «al acabar la temporada» una rutina que él mismo califica como «un no parar». Así era una jornada habitual para nuestro protagonista: «Entrenaba de 9 a 12 de la mañana y a las 12 me iba corriendo a la facultad para las prácticas hasta las 14-15. Luego me iba a casa para comer y después otra vez a entrenar a Los Guindos de 16:30 a 19. A las 20 llegaba a casa y, ya reventado, me tenía que poner a estudiar». Con el añadido de viajes y otros compromisos, Luis Conde llegó a la conclusión de que las cosas no podían seguir así: «Acabas agotado mentalmente».
Me siento completamente identificado con Luis Conde, la profesión va mas allá de la devoción. En 1981, tuve la disyuntiva, fichar por el Baloncesto Granada o practicar mi profesión, elegí esta.
Mi hijo, exjugador del Sant Josep de Badalona, por voluntad propia, también lo entendió así, y hoy es superfeliz.
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Me siento completamente identificado con Luis Conde, la profesión va mas allá de la devoción. En 1981, tuve la disyuntiva, fichar por el Baloncesto Granada o practicar mi profesión, elegí esta.
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