España, Suiza, y el Mundial
Quiero desarrollar que la selección de Suiza, hoy totalmente
silenciosa en cualquier medio deportivo, con su victoria contra España, y sin
proponérselo, ha sido el encuentro más importante del pasado mundial, encuentro
que puede influir en el devenir del fútbol, arbitraje incluido.
Veamos lo que sucedió en el mundial. Suiza no sólo ganó a
España, sino que indicó la forma de ganarle a España. Entonces, a raíz del
partido España-Suiza todos los demás equipos intentaron copiar a Suiza.
En la primera fase del campeonato, los equipos estaban
dispuestos a clasificarse “tratando de empatar con el cabeza de serie”, “jugar
a sacar un punto en la liguilla”, “o tres, gracias a un contraataque”, “no a
jugar para ganar, sino a no perder”. Suiza ganó a la favorita y marcó un rumbo
a seguir.
En resultado final del campeonato, entendiendo que lo
siguiente que apunto no es cierto al ciento por cien, España tuvo que jugar “el
mismo partido repetido seis veces”.
Convencido de sus fuerzas, el único equipo que salió a jugar
al fútbol contra España fue Alemania. Lo hizo porque le fue bien con Brasil, al
que le jugó de “tú a tú”, jugó para ganar. Así, en el encuentro
Alemania-España, Alemania no perdió el partido, porque salió a jugar, fue
España quien ganó. Y fue así como ganó el fútbol, ganó la belleza del buen
fútbol, del espíritu del fútbol.
También Suiza, que escribió la guía práctica “Cómo jugarle a
España”, tiene la culpa de gran parte de la violencia que el equipo español
tuvo que soportar en la totalidad de los encuentros disputados (excepto con
Alemania). En el último partido con Holanda, el espectador salió indignado de la
intimidación que afloró desde los primeros minutos. Tratándose de la final de
un mundial, los jugadores holandeses no tuvieron respeto por mostrar la belleza
del fútbol, no tuvieron el menor respeto hacia una audiencia televisiva
planetaria, y no tuvieron respeto a un espectador que había gastado tiempo,
incomodidades y más de 3.000€ por ver 90 minutos de fútbol in situ. Es posible
que la luz que reflejó el espejo del partido llegue un día a iluminar las
instancias de la FIFA.
La liguilla inicial del mundial bien merecería un estudio más
exhaustivo por parte de periodistas, dirigentes, profesionales en general del
fútbol. No se plantea, no se juega, el mismo partido de fútbol si quieres o
cuentas obtener, o te vale con ello, conseguir un único punto con la selección
favorita para clasificarte segundo en la liguilla, se trata, se juega, de pasar
a octavos como sea. Por todas estas connotaciones, la violencia de liguilla
sería un aspecto que tendría que estudiar bien la FIFA buscando soluciones
acordes a este tipo de juego de la primera fase, por ejemplo, una tarjeta
amarilla no jugar el siguiente partido, elección diferente de los árbitros,
etc.
Antes del inicio de la liguilla, yo comenté de España que le
iría mejor en octavos. España juega mejor sin de ese tipo de guerra de los
puntos, se trata de partidos donde ya no se lucha por sacar el punto, o los
tres (punto, o puntos, que un determinado equipo no echa cuenta de ello para
clasificarse segundo) sino que son partidos que hay que salir a ganarlo porque
de lo contrario te vas para casa.
Como ejemplo, podría ser positivo para ver mejor fútbol que
después de los 120 minutos jugados con empate no se tiren penaltis, sino que es
ganador el equipo mejor situado en el ranking mundial, algo así como en el
boxeo. Si se analizase los pros y las contras, yo creo que saldría ganando el
fútbol de ataque.
Los espectadores del mundo no vieron la verdadera España, lo
que el fútbol de toque es capaz de hacer por el futuro del fútbol. Suiza cambió
todo el mundial y España tuvo que jugar el mismo partido repetido seis veces.
España ama la pelota, la acaricia. Pero España, como a Casillas, únicamente se
le vio un beso: contra Alemania. Simplemente suprimiendo los penaltis, y con
otras leyes como la elección del arbitraje, hubiera ganado el fútbol, la
belleza del fútbol de la que es capaz una selección como la de España.
Jesús Soriano
Quiero desarrollar que la selección de Suiza, hoy totalmente
silenciosa en cualquier medio deportivo, con su victoria contra España, y sin
proponérselo, ha sido el encuentro más importante del pasado mundial, encuentro
que puede influir en el devenir del fútbol, arbitraje incluido.
Veamos lo que sucedió en el mundial. Suiza no sólo ganó a
España, sino que indicó la forma de ganarle a España. Entonces, a raíz del
partido España-Suiza todos los demás equipos intentaron copiar a Suiza.
En la primera fase del campeonato, los equipos estaban
dispuestos a clasificarse “tratando de empatar con el cabeza de serie”, “jugar
a sacar un punto en la liguilla”, “o tres, gracias a un contraataque”, “no a
jugar para ganar, sino a no perder”. Suiza ganó a la favorita y marcó un rumbo
a seguir.
En resultado final del campeonato, entendiendo que lo
siguiente que apunto no es cierto al ciento por cien, España tuvo que jugar “el
mismo partido repetido seis veces”.
Convencido de sus fuerzas, el único equipo que salió a jugar
al fútbol contra España fue Alemania. Lo hizo porque le fue bien con Brasil, al
que le jugó de “tú a tú”, jugó para ganar. Así, en el encuentro
Alemania-España, Alemania no perdió el partido, porque salió a jugar, fue
España quien ganó. Y fue así como ganó el fútbol, ganó la belleza del buen
fútbol, del espíritu del fútbol.
También Suiza, que escribió la guía práctica “Cómo jugarle a
España”, tiene la culpa de gran parte de la violencia que el equipo español
tuvo que soportar en la totalidad de los encuentros disputados (excepto con
Alemania). En el último partido con Holanda, el espectador salió indignado de la
intimidación que afloró desde los primeros minutos. Tratándose de la final de
un mundial, los jugadores holandeses no tuvieron respeto por mostrar la belleza
del fútbol, no tuvieron el menor respeto hacia una audiencia televisiva
planetaria, y no tuvieron respeto a un espectador que había gastado tiempo,
incomodidades y más de 3.000€ por ver 90 minutos de fútbol in situ. Es posible
que la luz que reflejó el espejo del partido llegue un día a iluminar las
instancias de la FIFA.
La liguilla inicial del mundial bien merecería un estudio más
exhaustivo por parte de periodistas, dirigentes, profesionales en general del
fútbol. No se plantea, no se juega, el mismo partido de fútbol si quieres o
cuentas obtener, o te vale con ello, conseguir un único punto con la selección
favorita para clasificarte segundo en la liguilla, se trata, se juega, de pasar
a octavos como sea. Por todas estas connotaciones, la violencia de liguilla
sería un aspecto que tendría que estudiar bien la FIFA buscando soluciones
acordes a este tipo de juego de la primera fase, por ejemplo, una tarjeta
amarilla no jugar el siguiente partido, elección diferente de los árbitros,
etc.
Antes del inicio de la liguilla, yo comenté de España que le
iría mejor en octavos. España juega mejor sin de ese tipo de guerra de los
puntos, se trata de partidos donde ya no se lucha por sacar el punto, o los
tres (punto, o puntos, que un determinado equipo no echa cuenta de ello para
clasificarse segundo) sino que son partidos que hay que salir a ganarlo porque
de lo contrario te vas para casa.
Como ejemplo, podría ser positivo para ver mejor fútbol que
después de los 120 minutos jugados con empate no se tiren penaltis, sino que es
ganador el equipo mejor situado en el ranking mundial, algo así como en el
boxeo. Si se analizase los pros y las contras, yo creo que saldría ganando el
fútbol de ataque.
Los espectadores del mundo no vieron la verdadera España, lo
que el fútbol de toque es capaz de hacer por el futuro del fútbol. Suiza cambió
todo el mundial y España tuvo que jugar el mismo partido repetido seis veces.
España ama la pelota, la acaricia. Pero España, como a Casillas, únicamente se
le vio un beso: contra Alemania. Simplemente suprimiendo los penaltis, y con
otras leyes como la elección del arbitraje, hubiera ganado el fútbol, la
belleza del fútbol de la que es capaz una selección como la de España.
Jesús Soriano