Chicago Bulls 108 - 114 Cleveland Cavaliers
Mojados y zarandeados por la lluvia, la nieve y la ventisca que enviaba el Lago Michigan, 22.879 estremecidos espectadores se guarecieron en el United Center de Chicago que agotó las localidades. Y esas 22.879 almas asistieron, en esta glacial noche de brujas de Illinois, a un partido colosal que se cerró con un espectáculo: el triunfo de la motivación del actual rey de la NBA, LeBron King James. En una descarnada batalla de 53 minutos que se abrió con seis all stars entre los diez titulares (aun había un séptimo, Shawn Marion, en el banquillo de los Cavs), los Cleveland Cavaliers se recuperaron brillantemente de su derrota de la noche anterior ante los Knicks en Cleveland y, tras prórroga y después de 53 minutos abatieron a los Chicago Bulls por 108-114. James se despachó con 36 puntos (14/30 en tiros) más ocho rebotes, escoltado en su equipo por Kyrie Irving (23 tantos), Kevin Love (16) y la inmensa aportación de Tristan Thompson: 13 puntos más 13 rebotes, doce ofensivos. Derrick Rose, el base estelar de los Bulls, anotó 20 puntos (como Kirk Hinrich) pero apenas jugó tras el descanso a causa de lo que pareció un esguince o espasmo en el tobillo izquierdo durante el segundo cuarto. En 36:31 de acción, Pau Gasol firmó 15 (6/18 en tiros) puntos, nueve rebotes… y seis tapones. El exmadridista Niko Mirotic no anotó durante sus cuatro minutos en pista. Rose aseguró después que el esguince de tobillo es "leve" y viajó con los Bulls a Minnesota.
“Perder partidos como el de los Knicks sólo sirven para hacerme fastidiar (upset myself)… uso ese tipo de partidos como motivación, de forma que, cuando ocurre algo así, sólo deseo jugar cuánto antes el siguiente partido”, había avisado minutos antes del juego el propio LeBron James, delgadísimo y estilizado como una estatua de bronce en el vestuario visitante del United Center: cuyos programas y credenciales de 2014-15 se adornan con la imagen de Pau Gasol.
Para llegar a casetas, LeBron había cruzado delante de otra estatua, la de Michael Jordan. Y pisó el muelle del United Center cubierto por un sombrero negro de fieltro y blindado con una robusta cazadora militar verde caqui sobre los blue jeans y los abdominales colosales. Después, en la pista, King James se transfiguró en Tank James, una especie de carro de combate que, con el balón como un ariete, sometió y humilló físicamente a los atribulados defensores que le enviaba el banquillo de Chicago. El torrente desatado por LeBron James se llevó por delante a Mike Dunleavy Jr. (impotente ante LeBron pese a un calentamiento especial de gimnasio), McDermott, Hinrich…y a los ajustes zonales que ordenaba Tom Thibodeau, entrenador de Chicago.
El plan de Thibodeau era confiar la protección de la zona a sus dos torres no tan gemelas, Joakim Noah y Pau Gasol, que debutaba oficialmente en la NBA en Chicago con los Bulls a los 13 años de estrenarse en la Liga con los Grizzlies, en un Memphis-Detroit. Pero a la hora de la verdad, el ritmo explosivo de galope que imprimieron los Cavaliers de David Blatt desquició y cazó a la no tan móvil defensa de unos Bulls con problemas para replegarse en transición. Cleveland arrancó con 1-6 de ventaja. Chicago remontó y cruzó al frente con 25-21 en los mejores minutos de Derrick Rose (que forzó al máximo y que sufrió en el segundo cuarto lo que pareció un espasmo en el tobillo izquierdo)… pero las estampidas de LeBron y el asalto de los Cavaliers a los tableros (Love, Thompson) instalaron a Cleveland en el puente de mando: 44-54 en el minuto 22, poco después del susto de Rose: y 52-58 en un descanso donde ya podía verificarse la lista de daños de unos Bulls a quienes Cleveland casi doblaba en rebotes: 15-27. Ahí, 18 puntos de Rose eran la mejor contestación a los 19 de LeBron, pero los Cavs también volaban con Irving (once puntos en el intermedio)… y todo junto era mucha velocidad para los Bulls de Thibodeau, que respondían como podían con seis tapones. Así que la sensación de dominio de los Cavs en el intermedio imponía bastante más que el 52-58 que ofrecía el electrònico del United Center.
En el tercer cuarto, LeBron James tiraba o aflojaba a voluntad de la goma del partido: 58-67, 68-71… y 69-78 en el minuto 36, al fin de ese tercer cuarto. De súbito, con Rose sentado, los Bulls cerraron el rebote, insistieron en el esfuerzo de presión y abrieron una ventana: de 77-82 a 84-82, 7-0 en sólo dos minutos, del 40 al 42. Pese al desgaste, Cleveland regresó a lomos de James y Varejao, recién renovado por tres años y 30 millones de dólares. Ahí vino un proyecto de héroe con el que pocos contaban: Kirk Hinrich, el escolta de Chicago que lanzó a los Bulls hasta 98-93 a falta de 47 segundos, con ocho puntos consecutivos (entre ellos, dos triples) a través de los dos minutos finales. Volvieron a aparecer las estrellas, los grandes jugadores: James e Irving, que a base de tiros libres forzaron la prórroga con los cinco últimos puntos del tiempo reglamentario: 98-98.
Y en esa prórroga, con los Bulls desfondados, LeBron manejó el ritmo y selló el rumbo definitivo de la noche, con los ocho primeros puntos de los Cavs. Luego remataron Thompson e Irving, pese a que siete jugadores de Chicago anotaron diez o más puntos. Pero los Cavs gobernaron los rebotes por 42-52. "Perder este partido ha sido una lastima ya que se trata de un rival directo", resumió Pau Gasol. Al fin y afuera rugía la noche glacial de Illinois... cuando sobre las cenizas de la batalla del United Center y junto a la estatua de Michael Jordan,se alzaba el rey de la NBA: LeBron King James…
AS.COM