Llevaba un año aletargado, pensando en sus cosas, en las musarañas, que se decía antes. Muchas musarañas. Para despertar eligió Amsterdam, una ciudad que algunos disfrutan adormecidos, bajo un ligero duermevela, pero que estimula la imaginación de otros. Es el caso de Karim Benzema, que completó una notabilísima puesta en escena en el estadio en el que el Real Madrid comenzó a recuperar su historia, doce años atrás. Allí donde ganó su séptima Copa de Europa, el Madrid se encontró con un futbolista al que había ido a fichar a Lyon y cerró con una victoria tan contundente como brillante su clasificación como primero de grupo para octavos de final. Impecable la trayectoria del Madrid en esta Liga de Campeones. Sólo una objeción, las instrucciones de Mourinho para que Xabi Alonso y Sergio Ramos forzaran la expulsión por doble amarilla y así lleguen a octavos con sólo una tarjeta del ciclo de tres. Para algunos será una excelente maniobra de un brillante estratega. Personalmente me parece una forma indigna de ensuciar la imagen del Real Madrid. Una vergüenza que mancha su historia. El señorío también se ve en este tipo de comportamiento. El Ajax estará en su derecho de pensar que al Madrid no le interesa el compromiso con el Auxerre, con el que los holandeses se juegan la clasificación para la Europa League.
Volvamos al juego, a lo deportivo. Talento tiene Benzema, pero lo ha conservado tan escondido desde que llegó a Madrid que hasta los más fieles comenzaban a dudar. Los banquillos del Bernabéu son cómodos, pero estar obligado a ver los partidos sentado junto a Mourinho debe ser estímulo suficiente como para luchar por ser titular. Benzema se ofreció como pocas veces lo ha hecho y sus compañeros le buscaron, como otras tardes, pero esta vez le encontraron. Cristiano y el talentoso Özil fueron sus mejores socios y el Madrid disfrutó de un delantero que rompe por el centro y por las bandas, con variantes que cualquier equipo agradece.
Puso la firma al primer gol después de una genialidad de Özil y participó en la mayor parte de acciones de ataque, compensando la ansiedad con la que volvió a comportarse Cristiano, que entendió el choque como un duelo personal frente a la defensa rival y no dejó atrás su egoísmo hasta que celebró su tanto. Luego vendría otro. Nuevo doblete.
El partido se abrió desde el principio, como le gusta al Madrid, que salió con la ambición y voracidad que le ha contagiado Mourinho. La intensidad con la que se mueve y gestiona los encuentros este equipo no se vio afectada por los cinco cambios que introdujo el portugués, que sólo acostumbra a rotar para elegir el destinatario de sus dardos en las conferencias de prensa. Con el trabajo casi hecho en esta fase de grupos y con la cercanía del Clásico, se decidió a variar el once y la jugada le volvió a salir bien. Arbeloa y Albiol estuvieron al nivel que exige esta defensa, Lass fue un buen compañero para Xabi y Benzema fue el mejor. Sólo Pedro León desaprovechó la oportunidad.
El Madrid quiso mandar y mandó desde la posesión del balón y desde la buena disposición táctica de todo el conjunto. Son argumentos suficientes para intimidar a muchos rivales, pero no al Ajax, un conjunto al que le falta la clase de generaciones pasadas, pero al que le sobra descaro y quizá inconsciencia. Porque de inconscientes es plantearle al Madrid un duelo abierto, un intercambio de golpes. Ahí, la pegada de los blancos tumba a cualquiera y al Ajax lo noqueó sin problemas.
El ritmo altísimo que imprimió el Madrid al choque alegró la noche a gente como Marcelo, que disfruta cuando todos van y vienen, y se cobró algunas víctimas durante la primera media hora, como Pedro León y Özil, que en ese tiempo nunca encontró el momento para meter pausa al encuentro. Una pausa que se hacía necesaria entre tanto alboroto. El fútbol les pasaba por encima de sus cabezas, porque Xabi Alonso y Lass optaron por el juego directo, sin transiciones. El centro del campo fue terreno en barbecho, reservado para mejor ocasión.
Cuando apareció el alemán, el Madrid creció, multiplicó sus variantes ofensivas, ganó en imaginación y dio más sensación de peligro. En definitiva, fue mejor equipo y ya no abandonó esa pose hasta el final. El Ajax lo sufrió en la mejor acción de toda la noche. Fue a diez minutos del descanso. Xabi Alonso regaló un pase largo excepcional a Özil, quien, mientras se acercaba al portero y veía venir el balón, se puso el traje de Guti para dejarle la pelota de tacón a Benzema, que con un toque preciso la puso en la escuadra de Stekelenburg. Golazo.
Antes había reclamado Cristiano Ronaldo un claro penalti por derribo de Van der Wiel. Espectador privilegiado fue uno de los jueces de gol, que siguió la acción más cerca que nadie, pero de la que se enteró menos que nadie. ¿Hacia dónde mira esta gente mientras está el balón en juego?
La primera parte la cerró el Madrid con un gran gol de Arbeloa, que sorprendió a Stekelenburg con un tiro lejanísimo que rozó en Luis Suárez para que la pelota dibujara un efecto que la convirtió en imparable.
El paso por los vestuarios no calmó la ambición del Madrid, que nada más salir rozó el tercero. Fue en una preciosa combinación entre Benzema y Cristiano, que no definió ante Stekelenburg, quien acertó a desviar lo suficiente el balón para que rebotara en el larguero.
El Madrid controló sin problemas las inocentes acometidas del Ajax, que se vio con un mundo por recorrer y ningún argumento con el que hacer daño al rival. Y cuando se creyó cerca del gol se topó con Casillas. Como en ese tiro de falta de Vertonghen que atrapó Iker en una demostración de agilidad. En la siguiente acción, Di María, sustituto de Pedro León, recuperó un balón que cedió a Cristiano para que calmara su hambre y elevara el tercer gol al marcador. El cuarto del Madrid y segundo de Cristiano llegaría a diez minutos del cierre, en un penalti cometido por Emanuelson sobre Özil y que el portugués transformó como si en vez de disparar diera un pase a la red.
Tuvieron sus minutos Canales y Mateos, que pasaron inadvertidos entre las maniobras dirigidas por Mourinho para que Xabi Alonso y Ramos forzaran la expulsión.
No me explico porque tomó esa decisión mourinho,a mi no me parece bien forzar dos expulsiones.