La candidatura hispano-lusa para el Mundial del 2018 afronta con “optimismo fundado” la recta final del proceso
España sabrá el próximo 2 de diciembre si organizará, junto a Portugal, el Mundial de fútbol de 2018. Iniciado ya el esprint final hacia la designación de la FIFA, la candidatura ibérica parte con una cierta ventaja con respecto a sus tres rivales: Inglaterra, Rusia y el proyecto conjunto entre Bélgica y Holanda. Así lo atestiguan los informes de los inspectores de la FIFA y las quinielas previas de los expertos, que apuntan a la batalla entre el fútbol anglosajón y latino como uno de los factores decisivos para decantar la balanza de las votaciones. Serán 22 los miembros del comité ejecutivo de la FIFA encargados de tomar la decisión.
Varios argumentos juegan a favor de la candidatura ibérica. Sus estadios cumplen los requisitos de la FIFA, normalmente partidaria de recintos de gran aforo (Camp Nou, Santiago Bernabéu, Da Luz y el Nuevo Mestalla superan los 50.000 espectadores) para aumentar los ingresos en taquillaje. España y Portugal aseguran cuatro estadios distintos para los cuatro grandes partidos del campeonato (partido inaugural, semifinales y final), lo que aumentaría la expansión territorial del torneo, y también una eficaz red de transportes entre las ciudades que se convertirían en sede, con el tren de alta velocidad ampliamente desarrollado en la península en el año 2018.
Aunque el proyecto inicial contempla 21 estadios en 18 ciudades, sólo doce estadios (tres portugueses y nueve españoles) acogerían partidos del Mundial. La previsión de la venta de entradas también es un factor a favor del proyecto ibérico, ya que tanto España como Portugal unirían su potencial turístico innato a la celebración del campeonato del mundo.
Inglaterra y Rusia serán las grandes rivales de España y Portugal, ya que el proyecto Bélgica-Holanda está casi descartado en las apuestas, ya que cuenta con el presupuesto más bajo de las aspirantes a 2018, no asegura las plazas de hotel requeridas por la FIFA y no cuenta con un respaldo explícito de sus gobiernos.
Inglaterra, en cambio, ya trabaja para captar todo el voto anglosajón. Quiere asegurarse el apoyo de la CONCACAF, encabezada por Jack Warner, de Trinidad y Tobago, y ha enviado a varios emisarios a países de la zona asiática para intentar asegurarse nuevos votos. Su proyecto cuenta con varios puntos a favor: es el país que inventó el fútbol y los contratos de patrocinio futbolístico y derechos de imagen alcanzan en Inglaterra su máxima expresión.
En cambio, no dispone de las plazas de hotel exigidas por la FIFA y debería reformar la mayoría de sus estadios para adaptarlos a las necesidades del Mundial.
Rusia dispone de un presupuesto muy elevado y de un gran respaldo gubernamental. Además, podría contar con el apoyo del presidente de la UEFA, Michel Platini, aunque hay dudas sobre sus estadios y la enorme distancia entre sus sedes.