La incertidumbre sobre la figura del entrenador puede tener las fechas contadas. El de Santpedor no se mueve.
La goleada al Real Madrid ha liberado las últimas tensiones del vestuario azulgrana. Tras asegurarse el billete de octavos en Champions League y humillar al eterno rival en la Liga, un inmenso remanso de paz y felicidad ha invadido el Camp Nou. El clima es el perfecto, el idóneo para abordar algunas cuestiones delicadas que siguen pendientes de solución y que condicionan el futuro del proyecto deportivo. Este es el caso de Pep Guardiola. El técnico, su agente, y la plana mayor del club no quieren enquistar el tema de la renovación del entrenador y, de entrada, han diseñado el calendario de trabajo para resolver el gran dilema.
Hasta la fecha, y de forma puntual, SPORT ha adelantado las dos grandes cumbres que Sandro Rosell y Pep Guardiola, acompañados de sus colaboradores más estrechos, han celebrado desde el relevo en la directiva. No serán las últimas. Contactos telefónicos y encuentros puntuales al margen, presidente y entrenador han planificado dos nuevas cumbres en lo que resta de año. La primera está programada justo después del puente y la segunda poco antes de iniciar el parón navideño. En ambos casos, la agenda estará marcada por los balances de temporada, el análisis sobre la situación deportiva y el rutinario repaso a la evolución del mercado. Cuestiones importantes, pero de menor calado si tenemos en cuenta que a día de hoy el de Santpedor finaliza contrato el 30 de junio.
Si la junta y el técnico son fieles a la hoja de ruta marcada, el 2011 arrancará con una reunión muy especial. Ese sí será el momento escogido para abordar el futuro profesional de Guardiola. Ambas partes han expresado su voluntad de llegar a un acuerdo rápido. La postura de la directiva es bien sencilla y no presenta duda alguna. Rosell quiere cerrar cuanto antes la renovación de Guardiola. Y, además, su voluntad es vincular el futuro del entrenador al mandato de la actual junta. Es decir, de entrada, la oferta de renovación abarcará cinco temporadas.
El ofrecimiento es estéril. Sandro tiene más que asumido que Pep no aceptará un contrato tan largo, aunque lo verdaderamente importante es que el técnico está por la labor de ampliar su compromiso con el club. Eso es lo fundamental. En los últimos días se habría insinuado la posibilidad de contemplar una fórmula intermedia en la que el técnico estudiaría un compromiso por tres temporadas.
Guardiola está cómodo en el banquillo azulgrana. El técnico se siente plenamente respaldado por un vestuario que le adora dentro y fuera de los terrenos de juego. Por si fuera poco, existe el convencimiento absoluto que el bloque de este conjunto tiene cuerda para rato. El proyecto tiene recorrido, su promedio de edad y su inagotable hambre de títulos le convierten en una apuesta ganadora que el cuerpo técnico quiere liderar.
Desde la llegada de Sandro Rosell a la presidencia, la directiva y Pep Guardiola han estrechado lazos poco a poco. Tras superar algunas reticencias, y pese a la rumorología popular, junta y técnico han labrado un modo de trabajo en el que todas las partes se sienten muy cómodas. Desde el vestuario azulgrana se agradece el amplio margen de maniobra concedido en los despachos y en todo momento se valora la protección y el blindaje que la directiva ha brindado a la plantilla.
Guardiola poco menos que tiene guante blanco para elegir su futuro. El reducido entorno del técnico asegura que la cuestión económica no es primordial y bajo ningún concepto hará peligrar las negociaciones de la renovación. En estos momentos no se contemplan otras ofertas. El Barça es la única prioridad, ésta se abordará a primeros del 2011 y el reto es zanjar el acuerdo cuanto antes mejor.
Nadie pretende que las especulaciones sobre el futuro del entrenador puedan enturbiar la buena harmonía del equipo. Jugadores y técnicos recuerdan que a mediados de febrero llegan los cruces de la Champions League y la fase importante en la Liga. En ese momento todo debe estar más que bendecido y la fotografía conmemorativa de la renovación de Guardiola debe ser una realidad pública. El escenario ya está diseñado y sólo falta que las etapas se completen con absoluta normalidad. Lo primordial, la situación del equipo, ya no preocupa.