Guardiola ha pedido a sus jugadores que no bajen la guardia para que la mentalidad ganadora del equipo se mantenga intacta hasta el final
No van a perdonar ni una. La euforia se ha desbordado entre la afición después de la histórica paliza al Madrid del pasado lunes, sin embargo, el vestuario del Barça quiere blindarse ante el más mínimo resquicio de complacencia, conscientes de que queda muchísimo trabajo por hacer.
Pep Guardiola reunió a sus jugadores el pasado martes, antes del primer entrenamiento post clásico para transmitirles un mensaje claro: después de la lógica euforia y las correspondientes celebraciones toca volver a concentrarse y mantener la intensidad que vienen mostrando y que les permitió clavar cinco goles al Madrid ofreciendo un auténtico festival de fútbol.
La idea es conseguir que el equipo no se relaje porque el partido de mañana en Pamplona será todavía más difícil que el del Camp Nou. En el fondo, el miedo de Pep es que la avalancha de elogios hacia el juego del equipo por parte de todo el mundo acabe descentrando a los jugadores y eso es lo que quiere evitar a toda costa. Bajo la premisa de que todavía está todo por ganar, Guardiola ha aleccionado al equipo para que no mude la mentalidad ganadora del equipo que mantuvieron durante los días previos al clásico.
Por eso, el míster quiere que los azulgrana afronten el partido en el Reyno de Navarra con la misma intensidad como saltaron el lunes al Camp Nou. Sólo de este modo estarán asegurados tres puntos básicos para mantener las distancias con el Real Madrid y consolidarse en el liderato del campeonato.
Pep avisó después de perder en la Copa Catalunya, “nos esperan unos partidos muy duros antes de llegar a Navidad” y ayer, antes de empezar el entrenamiento, volvió a transmitir la idea a sus jugadores. Los integrantes del primer equipo estuvieron reunidos sobre el césped del campo de entrenamiento número 1 de la Ciutat Esportiva durante casi diez minutos, haciendo piña e insistiendo en que el clásico ya había pasado. El míster elaboró un discurso con el que convenció a sus jugadores de que era fundamental dejar de pensar ya en el clásico para seguir en la buena línea que ha marcado el equipo durante los últimos partidos.
Precisamente después de la Copa Catalunya, todos los jugadores repetían el mismo discurso en la zona mixta, después de haber sido aleccionados 24 horas antes por el entrenador. “El partido frente al Osasuna va a ser mucho más difícil que el del Madrid, hay que olvidarse ya del 5-0 y centrarse en lo que queda de Liga”, decía Seydou Keita en Sabadell, mientras que su compañero Bojan repetía el mismo concepto, “seguro que será un partido más difícil, hay que pasar página página, lo que toca es centrarse en el siguiente encuentro”.
APRENDER DE LOS ERRORES
El equipo ha grabado el mensaje, saben que tienen que pasar página y seguir centrados en el próximo rival siguiendo el clásico precepto de dice que el partido más importante siempre es el que no se ha jugado. Además, la plantilla debe aprender de los errores del pasado.
Sin ir más lejos, la temporada anterior el equipo ya se fue de Pamplona con dos puntos menos después de que los navarros empataran el partido en el último minuto con autogol de Gerard Piqué. También en el regreso a la competición después de Navidad, los azulgranas perdieron dos puntos más frente al Villarreal. Y es esto precisamente lo que debe evitar el equipo, teniendo en cuenta que la Liga actual será todavía más ajustada que la anterior, en la que el Barça batió el récord de puntos, sumando un total de 99.
Los empates frente a Osasuna y Villarreal fueron consecuencia de la falta de concentración, una materia en la que Guardiola ha querido incidir esta semana para evitar un susto en Pamplona.
El Barça ya ha demostrado que está entre los mejores equipos de la historia del fútbol. Incluso los más críticos han dedicado elogios infinitos a los jugadores azulgranas. Lo que el míster ha tratado de evitar es que sea precisamente esa aureola de admiración que desprenden lo que acabe con el equipo.