El silencio más profundo es la respuesta a la pregunta más recurrente en relación a la continuidad de Pep Guardiola al frente de la dirección técnica del Barcelona. Las sensaciones son más bien positivas, pero nadie se atreve a anticipar nada hasta que esté realmente finiquitado y listo para ser rubricado. Si fuese por los habitantes de la zona noble, el trato ya estaría firmado, pero visto desde el césped, Guardiola quiere aguardar acontecimientos, pese a que muchos de sus ayudantes y colaboradores abogan por la prolongación de la relación, al menos, un curso más.
No hay día que Josep María Orobitg, agente del entrenador, reciba alguna propuesta, teniendo preferencia la del Camp Nou. Guardiola pudo y supo moldear la situación del vestuario hasta conseguir que sea un plácido mar, sin estridencias y con unos resultados parciales que hacen que el optimismo vaya cogiendo fuerza. Las vacas sagradas del colectivo no entenderían otro proyecto sin Guardiola al mando.
Ayudantes.
Están todos renovados desde la pasada campaña y fue la mano derecha de Pep, Tito Vilanova el que anunció (en Ona FM) que "los proyectos ganadores duran entre cuatro y cinco años". Guardiola y los suyos van por el tercero con el 80 por ciento de los títulos conseguidos (ocho de diez) y la tranquilidad de saber que la tecla que toquen siempre será bien recibida por el entorno más exigente.
No se trata de dinero, sino de motivación. Rosell lo sabe, pero no quiere precipitarse. La decisión la debe tomar el entrenador, cada vez más convencido de que un año más en el Barça sería muy bueno para todos. Pero habrá que esperar. A partir del mes que viene, la decisión será definitiva.
Lo colocaron en todos lados
La sensacional y exitosa filosofía de Guardiola hizo que muchos clubes soñasen con poder contratarlo. Sonó en Inglaterra e Italia, pasando por Rusia hasta aparecer en las quinielas como seleccionador nacional de algún país. Pero Pep esquivó cualquier tipo de comentario sobre este asunto. Con las cartas en la mano, Guardiola siempre tendrá un as en la manga para romper la partida. El año pasado se le vio forzado al lado de Laporta, que le invitó a comprometerse (en plena acción preelectoral) a seguir en el banquillo siempre y cuando con presidente nuevo ambas partes estuviesen de acuerdo.
Mas vale que renueve.