El Atlético ha vuelto esta temporada a acudir la mercado de invierno, algo que, a tenor de los ejemplos, no ha venido siendo demasiado exitoso. Salvo alguna excepción que rayó el aprobado, desde 1998 se han sucedido catorce fichajes y la nota predominante ha sido de desencanto. El primer episodio tuvo lugar en la temporada 97-98 cuando aterrizó un prometedor jugador israelí llamado Avi Nimni que duró seis meses. La campaña siguiente fueron dos los refuerzos en el mercado invernal: Venturín y Njegus, con el mismo resultado. Con Futre como director deportivo, el Atleti contrató en la 00-01 a Wicky, Fagiani y Dani. El portugués llegaba con etiqueta de niño prodigio y se marchó con la de estrella caída de vida disoluta.
Quizá escarmentados, se tardó un par de temporadas en volver a las andadas. Ficharon Sergio Aragoneses, por la baja del Mono Burgos, y el Pollo Olivera, éste de la mano de Paco Casal. Al año siguiente, el club estuvo más entonado firmando a Gronkjaer, pero de nuevo volvió a picar con Richard Núñez. El danés comenzó bien, pero no acabó de sintonizar con el Atlético y fue vendido. Núñez apenas tuvo minutos.
En la temporada 06-07, Aguirre le pidió a Pitarch un central zurdo y le trajo a Fabiano Eller que había secado a Ronaldinho en el Mundial de Clubes. Eller tuvo más errores que aciertos. La temporada pasada Pitarch trató de cambiar el rumbo invirtiendo ocho millones en Salvio, una rutilante promesa, y consiguió la cesión de Tiago. El primero busca su madurez cedido en el Benfica y el segundo comenzó con mucho ímpetu, pero ha iniciado la campaña como terminó la pasada, errático.
38 millones de inversión
Fue objetivo del club en varias ocasiones, pero se esperó a que la Juve lo descartara. El Atlético no podía soportar su traspaso unida a su alta ficha, por lo que cumple su segunda temporada de cesión. No está entonado.
El club colchonero ha acudido con asiduidad al mercado de invierno y generalmente no ha encontrado en él una satisfacción que buscaba.