El Bayern ha cerrado hoy su preparación invernal con una inesperada y justa derrota en manos del Red Bull Salzburgo por 3-0. Los bávaros han cumplido con su tercer compromiso amistoso, tras la conquista del campeonato mundial conseguido en Marruecos, poniendo fin a la mini-gira iniciada en Doha, continuada en Kuwait y concluida en la vecina Austria.
La contundente victoria del conjunto local arrancaba con agresividad, haciendo honor a su patrocinador, como un toro enfurecido que perseguía capotes rojos, dando la sensación de tomarse en serio el encuentro frente a la relajación ofrecida por los germanos. Un balón en profundidad hacia el senegalés Sadio Mané reventaba la zaga por la parte central para que el africano batiera con un disparo cruzado a Neuer. La primera bofetada del heptacampeón austriaco era sonora.
La sorpresa se agigantaba, Mané avanzaba hacia la meta muniquesa siendo objeto de un claro penalti ejecutado por Jonathan Soriano, barcelonés criado en la cantera del Espanyol y de reciente paso por el filial culé. Veinte minutos de juego y el Bayern llevaba dos goles un contra. Una sensación a la que no están nada acostumbrados los pupilos de Pep Guardiola, a quien se le estaba atragantando la tarta de su 43º cumpleaños.
El desastroso primer tiempo de los alemanes recibía un último castigo antes del pitido final. Un robo en la medular se transformaba en un contraataque letal donde Mané, una pesadilla para Boateng y Dante, se marchaba con autoridad por el flanco izquierdo asistiendo al área donde Robert Žulj remachaba a las mallas el sexto disparo austriaco en lo que se llevaba de partido.
El descanso rescataba las ansias teutonas por competir sin restar la presencia del Red Bull en las inmediaciones del arco bávaro. Los austriacos se dejaban dominar para asestar el golpe definitivo que pudo llegar con la segunda pena máxima de la tarde, lanzada en esta ocasion por el esloveno Kampl y parada por el cancerbero Neuer, o con una acción personal del peruano Reyna salvada por Alaba bajo palos.
El entrenador Pep Guardiola ha tenido una amarga fiesta de cumpleaños. Un descalabro que ha podido ser mayor y que pone en sobreaviso al campeón ante el inminente regreso de la Bundesliga, este próximo viernes frente al Borussia Mönchengladbach y la vuelta de la Champions, el gran objetivo de esta temporada para el gigante bávaro, hoy empequeñecido y corneado en Salzburgo. Fuente goal.com
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El desastroso primer tiempo de los alemanes recibía un último castigo antes del pitido final. Un robo en la medular se transformaba en un contraataque letal donde Mané, una pesadilla para Boateng y Dante, se marchaba con autoridad por el flanco izquierdo asistiendo al área donde Robert Žulj remachaba a las mallas el sexto disparo austriaco en lo que se llevaba de partido.
El descanso rescataba las ansias teutonas por competir sin restar la presencia del Red Bull en las inmediaciones del arco bávaro. Los austriacos se dejaban dominar para asestar el golpe definitivo que pudo llegar con la segunda pena máxima de la tarde, lanzada en esta ocasion por el esloveno Kampl y parada por el cancerbero Neuer, o con una acción personal del peruano Reyna salvada por Alaba bajo palos.
El entrenador Pep Guardiola ha tenido una amarga fiesta de cumpleaños. Un descalabro que ha podido ser mayor y que pone en sobreaviso al campeón ante el inminente regreso de la Bundesliga, este próximo viernes frente al Borussia Mönchengladbach y la vuelta de la Champions, el gran objetivo de esta temporada para el gigante bávaro, hoy empequeñecido y corneado en Salzburgo. Fuente goal.com
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