La Columna de Ivar Matusevich
Lo que al Real Madrid representan Vicente Del Bosque y Raúl González Blanco; Pep Guardiola, Xavi, Puyol, Iniesta y Messi, lo hacen al Barcelona. Nos gusta el fútbol bien jugado, la valentía para seguir siendo el paradigma
futbolístico mundial y la humildad para nunca o casi nunca, subir el
tono clamando verdades como puños. El Madrid histórico, la selección y
el Barça, unidos por la misma referencia.
En cuanto al campeón de liga, no hace falta redundar en detalles ni enumerar todas y cada una de las virtudes que siguen componiendo y reformulando el equipo de Josep Guardiola i Sala. Lo que la temporada pasada era referencia en el área y la anterior un depredador del gol, ahora se ha convertido en la definitiva dramatización de los espacios.
¿Qué queremos decir con dramatización? Simple: los movimientos fingidos, actuados y el engaño para abrir el campo y profundizar por adentro, han sido algunas de las esencias de la liturgia escénica del FC Barcelona 2010-2011, vencedor nacional por tercer año consecutivo, los mismos que lleva Pep como entrenador de Primera División.
Y en este inquebrantable devenir de movimientos, Leo Messi se erigió como la máxima figura del fútbol planetario. En posición de extremo, un Oscar, como enganche, otro, y como Jugador Total, la trilogía de máximos galardones conseguidos por el rosarino, genio silencioso que ha ganado a todos y en cada batalla. Ver sus números es, simplemente, escalofriante.
Sin embargo y obviamente, parece injusto personificar el éxito, pero no es lo que estamos haciendo aquí, sino pura y exclusivamente, presentando una necesidad metafórica para, irreductiblemente, exponer nuestros valores de siempre, valores que provienen del raciocinio y alimento permanente del espíritu.
Porque el Barcelona de Pep es arte, si entendemos como tal, aquellas manifestaciones humanas que, partiendo de las ideas, las convicciones y la transformación paulatina
pero constante, nutre nuestras existencias con verdades -en este caso
futbolísticas- como pocas veces se han dado y que, en silencio, trascienden los tiempos.
Números, fe, inteligencia en superar obstáculos, integridad para no
caer en el desfallecimiento y mil pequeñas historias que sólo saben los
que han armado un vestuario producto de la Escuela de la Vida -sintetizó Xavi para referirse al Barça-, han hecho, precisamente, que lo que encabeza este artículo, cobre algo de sentido: cuando lo irrepetible se basa en la rutina. El Barça.
FUENTE.GOAL.COM
COMENTARIO: Enorabuena a todos los del Barça por la liga.
Lo que al Real Madrid representan Vicente Del Bosque y Raúl González Blanco; Pep Guardiola, Xavi, Puyol, Iniesta y Messi, lo hacen al Barcelona. Nos gusta el fútbol bien jugado, la valentía para seguir siendo el paradigma
futbolístico mundial y la humildad para nunca o casi nunca, subir el
tono clamando verdades como puños. El Madrid histórico, la selección y
el Barça, unidos por la misma referencia.
En cuanto al campeón de liga, no hace falta redundar en detalles ni enumerar todas y cada una de las virtudes que siguen componiendo y reformulando el equipo de Josep Guardiola i Sala. Lo que la temporada pasada era referencia en el área y la anterior un depredador del gol, ahora se ha convertido en la definitiva dramatización de los espacios.
¿Qué queremos decir con dramatización? Simple: los movimientos fingidos, actuados y el engaño para abrir el campo y profundizar por adentro, han sido algunas de las esencias de la liturgia escénica del FC Barcelona 2010-2011, vencedor nacional por tercer año consecutivo, los mismos que lleva Pep como entrenador de Primera División.
Y en este inquebrantable devenir de movimientos, Leo Messi se erigió como la máxima figura del fútbol planetario. En posición de extremo, un Oscar, como enganche, otro, y como Jugador Total, la trilogía de máximos galardones conseguidos por el rosarino, genio silencioso que ha ganado a todos y en cada batalla. Ver sus números es, simplemente, escalofriante.
Sin embargo y obviamente, parece injusto personificar el éxito, pero no es lo que estamos haciendo aquí, sino pura y exclusivamente, presentando una necesidad metafórica para, irreductiblemente, exponer nuestros valores de siempre, valores que provienen del raciocinio y alimento permanente del espíritu.
Porque el Barcelona de Pep es arte, si entendemos como tal, aquellas manifestaciones humanas que, partiendo de las ideas, las convicciones y la transformación paulatina
pero constante, nutre nuestras existencias con verdades -en este caso
futbolísticas- como pocas veces se han dado y que, en silencio, trascienden los tiempos.
Números, fe, inteligencia en superar obstáculos, integridad para no
caer en el desfallecimiento y mil pequeñas historias que sólo saben los
que han armado un vestuario producto de la Escuela de la Vida -sintetizó Xavi para referirse al Barça-, han hecho, precisamente, que lo que encabeza este artículo, cobre algo de sentido: cuando lo irrepetible se basa en la rutina. El Barça.
FUENTE.GOAL.COM
COMENTARIO: Enorabuena a todos los del Barça por la liga.