El Real Madrid completó una magnífica racha
de partidos fuera de casa, y después de ganar clara y consecutivamente a
Athletic, Valencia y Sevilla, el Villarreal tampoco pudo doblegar a los
pupilos de Mourinho. El Real Madrid fue muy superior a los amarillos en una primera parte de la que se marchó con un claro 0-2,
y también ganó a los puntos a los locales en una segunda parte donde
los hombres de Garrido sacaron las uñas y plantaron bastante más
batalla. De esta manera, con el 1-3 el Villarreal se olvida del tercer
puesto en Liga en una temporada deliciosa, mientras que el Real Madrid
se queda a las puertas de los noventa puntos. Aunque a decir verdad, lo
que más se recordará del encuentro en El Madrigal no será la
clasificación ni el duelo en las pizarras, sino los goles. Y más concretamente, los dos que anotó Ronaldo de falta directa ambos para entrar así en la Historia de la Liga igualando
el récord histórico de goles en España con la friolera de 38 tantos.
Decía Mourinho hace semanas que la voluntad humana es la fuerza más
poderosa de la naturaleza, y Cristiano ha terminado por hacer bueno ese
lema con el terrorífico balance de nueve goles en los últimos tres
partidos. Y es que el hambre de la Bestia es infinita.
Empezó el
encuentro con un Madrid avasallador. Pese a que ya no había nada en
juego, el conjunto blanco no sabe lo que es jugar sin el mono de trabajo
puesto, no entiende de gracietas y pantomimas, y saltó al
césped de El Madrigal como si aún hubiera un título esperándole. Todo lo
contrario que el Villarreal, que en la primera parte no terminó de
encontrarse cómodo en el campo merced a la estrategia del
conjunto blanco. Primero, por una presión asfixiante durante todo el
campo. Y también, porque Mourinho dispuso de una alineación y un dibujo
que desarboló el juego combinativo de los amarillos.
Sólo
Granero y Xabi Alonso estaban perennes en el centro del campo. Pero en
la línea de vanguardia no había atacantes fijos, pues dependiendo de por
dónde se moviera un Ronaldo omnipresente en busca de goles, así se
colocaban Kaká y Benzema. Y tampoco había una defensa fija. Cinco fueron los zagueros que dispuso Mourinho sobre el campo, con Marcelo en el medio haciendo teóricamente de Di María, y
Sergio Ramos de lateral zurdo. Sin embargo, con Marcelo y Arbeloa
permanente incorporándose al ataque, Pepe, Carvalho y Ramos se colocaban
también en línea de tres en la zaga. Y cuando era necesario que
defendieran los cinco, o incluso que uno de los dos laterales se
incorporara a la medular para taponar el pase entre líneas, tanto
Marcelo como Ramos como Arbeloa lo hacían. De esta forma, a los
defensas castellonenses les costaba mucho fijar sus marcas, y a los
atacantes, una infinidad encontrar los huecos entre líneas para avanzar
metros hasta la portería de Casillas.
Y con esta
dinámica, el Real Madrid encarriló el partido en apenas veinte minutos.
Los que tardó en marcar sus dos primeros goles. Diego López ya había
salvado dos tantos en sendas ocasiones de Kaká y Ronaldo, pero el
portero local no pudo hacer nada al cuarto de hora cuando se midió mano a
mano con Marcelo. El cuadro blanco construyó un contraataque de esos de libro con el balón pasando por Benzema y Kaká hasta
llegar a los pies del ‘12’ merengue, y el brasileño resolvió ante Diego
López con una vaselina que haría dudar a cualquier aficionado de la
posición en el campo que realmente ocupa Marcelo.
Y con un Villarreal que apenas había
visto de cerca a Casillas en dos ocasiones aisladas por medio de Marco
Ruben, y Rossi, Ronaldo consiguió anotar el segundo para el Real Madrid apenas
cinco minutos después del primero. El luso anduvo buscando los goles
que le alzaban a la Historia por todo el campo como alma que lleva el
diablo, y fue sin embargo a balón parado como lo encontró. Más
concretamente, con una falta directa desde unos veinticinco metros cuyo
lanzamiento sorteó la barrera y fue imposible de atajar para un Diego
López al que se le dobló la mano de la potencia con la que el balón
rompía el aire.
Con
el 0-2 en el marcador, el Real Madrid se dejó llevar y levantó el pie
del acelerador, lo que produjo que la llegada del descanso fuera lo más
reseñable en toda la primera mitad tras el tanto de Ronaldo. Y
fruto quizás de esa inercia negativa de los blancos, así como de que el
cuadro castellonense se animó a enseñar un poco los dientes
tras el paso por los vestuarios, los locales recortaron distancias en el
marcador al minuto cincuenta. Y fue Cani el autor del tanto amarillo
llegando al área desde atrás aprovechando una buena cesión de Mario
desde la línea de fondo.
El tanto sirvió para cambiar la dinámica
del encuentro. Al Villarreal le dio ánimos para lanzarse a por el
partido, y al Real Madrid también, pero para evitar que le sacaran los
tres puntos del bolsillo. Así, ambos orgullos se encontraron sobre el rectángulo y por momentos saltaron chispas como
si de un partido oficial se tratara, con hasta tres tarjetas amarillas
en dos minutos, Cani empujando al asistente, y Marchena simulando un
codazo en la cara de Ronaldo incluso.
Cuatro sustituciones casi
seguidas de hombres de ataque enfriaron un poco los ánimos a la vez que
dieron algo más de impulso a ambos equipos, que en la última hora
sumaron media docena de ocasiones animando varios enteros el encuentro
en su recta final. Sin embargo ni Capdevila de cabeza, ni Ozil desde la
línea de fondo, ni nuevamente Ozil en ‘injusto’ fuera de juego, ni Mario
desde la frontal del área, ni Ronaldo desde el pico del área
consiguieron mover el marcador de nuevo antes de entrar en el tiempo
añadido. Porque hasta la última jugada del encuentro se esperó Ronaldo para cerrar la victoria y su doblete particular. Y
fue nuevamente de falta directa desde unos 30 metros, con un
lanzamiento que casi rompió las redes de la meta de Diego López y que
echó abajo las puertas del Olimpo para entrar en la Historia del
campeonato con 38 goles, igualando así a Zarra y Hugo Sánchez. Así fue como terminó el encuentro, y de paso, como empezó la leyenda de Cristiano en España.
FUENTE GOAL. COM
de partidos fuera de casa, y después de ganar clara y consecutivamente a
Athletic, Valencia y Sevilla, el Villarreal tampoco pudo doblegar a los
pupilos de Mourinho. El Real Madrid fue muy superior a los amarillos en una primera parte de la que se marchó con un claro 0-2,
y también ganó a los puntos a los locales en una segunda parte donde
los hombres de Garrido sacaron las uñas y plantaron bastante más
batalla. De esta manera, con el 1-3 el Villarreal se olvida del tercer
puesto en Liga en una temporada deliciosa, mientras que el Real Madrid
se queda a las puertas de los noventa puntos. Aunque a decir verdad, lo
que más se recordará del encuentro en El Madrigal no será la
clasificación ni el duelo en las pizarras, sino los goles. Y más concretamente, los dos que anotó Ronaldo de falta directa ambos para entrar así en la Historia de la Liga igualando
el récord histórico de goles en España con la friolera de 38 tantos.
Decía Mourinho hace semanas que la voluntad humana es la fuerza más
poderosa de la naturaleza, y Cristiano ha terminado por hacer bueno ese
lema con el terrorífico balance de nueve goles en los últimos tres
partidos. Y es que el hambre de la Bestia es infinita.
Empezó el
encuentro con un Madrid avasallador. Pese a que ya no había nada en
juego, el conjunto blanco no sabe lo que es jugar sin el mono de trabajo
puesto, no entiende de gracietas y pantomimas, y saltó al
césped de El Madrigal como si aún hubiera un título esperándole. Todo lo
contrario que el Villarreal, que en la primera parte no terminó de
encontrarse cómodo en el campo merced a la estrategia del
conjunto blanco. Primero, por una presión asfixiante durante todo el
campo. Y también, porque Mourinho dispuso de una alineación y un dibujo
que desarboló el juego combinativo de los amarillos.
Sólo
Granero y Xabi Alonso estaban perennes en el centro del campo. Pero en
la línea de vanguardia no había atacantes fijos, pues dependiendo de por
dónde se moviera un Ronaldo omnipresente en busca de goles, así se
colocaban Kaká y Benzema. Y tampoco había una defensa fija. Cinco fueron los zagueros que dispuso Mourinho sobre el campo, con Marcelo en el medio haciendo teóricamente de Di María, y
Sergio Ramos de lateral zurdo. Sin embargo, con Marcelo y Arbeloa
permanente incorporándose al ataque, Pepe, Carvalho y Ramos se colocaban
también en línea de tres en la zaga. Y cuando era necesario que
defendieran los cinco, o incluso que uno de los dos laterales se
incorporara a la medular para taponar el pase entre líneas, tanto
Marcelo como Ramos como Arbeloa lo hacían. De esta forma, a los
defensas castellonenses les costaba mucho fijar sus marcas, y a los
atacantes, una infinidad encontrar los huecos entre líneas para avanzar
metros hasta la portería de Casillas.
Y con esta
dinámica, el Real Madrid encarriló el partido en apenas veinte minutos.
Los que tardó en marcar sus dos primeros goles. Diego López ya había
salvado dos tantos en sendas ocasiones de Kaká y Ronaldo, pero el
portero local no pudo hacer nada al cuarto de hora cuando se midió mano a
mano con Marcelo. El cuadro blanco construyó un contraataque de esos de libro con el balón pasando por Benzema y Kaká hasta
llegar a los pies del ‘12’ merengue, y el brasileño resolvió ante Diego
López con una vaselina que haría dudar a cualquier aficionado de la
posición en el campo que realmente ocupa Marcelo.
Y con un Villarreal que apenas había
visto de cerca a Casillas en dos ocasiones aisladas por medio de Marco
Ruben, y Rossi, Ronaldo consiguió anotar el segundo para el Real Madrid apenas
cinco minutos después del primero. El luso anduvo buscando los goles
que le alzaban a la Historia por todo el campo como alma que lleva el
diablo, y fue sin embargo a balón parado como lo encontró. Más
concretamente, con una falta directa desde unos veinticinco metros cuyo
lanzamiento sorteó la barrera y fue imposible de atajar para un Diego
López al que se le dobló la mano de la potencia con la que el balón
rompía el aire.
Con
el 0-2 en el marcador, el Real Madrid se dejó llevar y levantó el pie
del acelerador, lo que produjo que la llegada del descanso fuera lo más
reseñable en toda la primera mitad tras el tanto de Ronaldo. Y
fruto quizás de esa inercia negativa de los blancos, así como de que el
cuadro castellonense se animó a enseñar un poco los dientes
tras el paso por los vestuarios, los locales recortaron distancias en el
marcador al minuto cincuenta. Y fue Cani el autor del tanto amarillo
llegando al área desde atrás aprovechando una buena cesión de Mario
desde la línea de fondo.
El tanto sirvió para cambiar la dinámica
del encuentro. Al Villarreal le dio ánimos para lanzarse a por el
partido, y al Real Madrid también, pero para evitar que le sacaran los
tres puntos del bolsillo. Así, ambos orgullos se encontraron sobre el rectángulo y por momentos saltaron chispas como
si de un partido oficial se tratara, con hasta tres tarjetas amarillas
en dos minutos, Cani empujando al asistente, y Marchena simulando un
codazo en la cara de Ronaldo incluso.
Cuatro sustituciones casi
seguidas de hombres de ataque enfriaron un poco los ánimos a la vez que
dieron algo más de impulso a ambos equipos, que en la última hora
sumaron media docena de ocasiones animando varios enteros el encuentro
en su recta final. Sin embargo ni Capdevila de cabeza, ni Ozil desde la
línea de fondo, ni nuevamente Ozil en ‘injusto’ fuera de juego, ni Mario
desde la frontal del área, ni Ronaldo desde el pico del área
consiguieron mover el marcador de nuevo antes de entrar en el tiempo
añadido. Porque hasta la última jugada del encuentro se esperó Ronaldo para cerrar la victoria y su doblete particular. Y
fue nuevamente de falta directa desde unos 30 metros, con un
lanzamiento que casi rompió las redes de la meta de Diego López y que
echó abajo las puertas del Olimpo para entrar en la Historia del
campeonato con 38 goles, igualando así a Zarra y Hugo Sánchez. Así fue como terminó el encuentro, y de paso, como empezó la leyenda de Cristiano en España.
FUENTE GOAL. COM