Se llama como un guerrero. Su nombre proviene de un rey galés del siglo XIV. A pesar del origen, a Cadel Evans no le gusta armar mucho jaleo en la carretera. Prefiere ser silencioso. Aunque viaje en el grupo de los mejores. No es un hombre de gestos forzados ni expresiones exageradas pero, a falta de menos de una semana para que termine el Tour, el australiano se ha convertido en el hombre a batir. En el principal aspirante a llegar de amarillo a los Campos Elíseos. Todo ello pedaleando sin hacer ruido.
La oportunidad le llega con 34 años. Después de varios disparos al poste. Quizá el origen guerrillero de su denominación le venga por cualidades como la constancia. En 2007 y 2008 fue segundo. Sabe lo que es llevar el maillot amarillo (lo vistió en 2008 y 2010), pero nunca ha estado realmente cerca de ganar un Tour. Hasta este año. Además, fue tercero en la Vuelta a España de 2009, el mismo año que ganó el Mundial.
Sus principales rivales comienzan a ver en él al corredor más peligroso de cara al triunfo final. La contrarreloj de Grenoble le favorece. Se le ha visto fino en los Pirineos. Un territorio complicado por sus características poco explosivas. Los Alpes es otra historia. Allí se supone que podrá aguantar el ritmo de los mejores antes de llegar a su terreno fetiche: la contrarreloj. Frente al reloj no falla. Lleva cerca de una década demostrándolo.
Un ciclista peculiar
Evans no es un corredor al uso. De carácter frío, el australiano adquirió sus dotes viviendo en el monte. Comenzó su andadura sobre una bici de montaña. En esa especialidad logró convertirse en una referencia antes de pasar a la modalidad de carretera. Gracias a su clase, el 'todopoderoso' Mapei se fijó en él. Pero, ya sea por su actitud o por su falta de madurez, Cadel no llegó a triunfar allí.
Carece del brillo de otros ciclistas australianos como McEwen. Australia es un país que vibra con los sprinters, la antítesis a lo que es él. No tiene grandes amistades dentro del pelotón. Muchos desconfían de su estilo. Piensan que es poco arriesgado y comodón. El clásico 'chupa ruedas'. Aunque no le importa lo que piensen los demás. Sabe que este es su año. El momento en el que puede cumplir el sueño de toda una vida. El objetivo que se le resiste y para el que todos opinan que está capacitado: ganar el Tour de Francia.
esta haciendo un tour muy inteligente estando con los otros favoritos en los peurtos y hoy en su terreno y con agua se ha ido con contador y samu en la subida y les ha acabado dejando en la bajada no le ha sacado mucho pero contador en estos tres dias que quedan va a tener que seguir atacando y dinamitando la carrera si quiere desbancarle
La oportunidad le llega con 34 años. Después de varios disparos al poste. Quizá el origen guerrillero de su denominación le venga por cualidades como la constancia. En 2007 y 2008 fue segundo. Sabe lo que es llevar el maillot amarillo (lo vistió en 2008 y 2010), pero nunca ha estado realmente cerca de ganar un Tour. Hasta este año. Además, fue tercero en la Vuelta a España de 2009, el mismo año que ganó el Mundial.
Sus principales rivales comienzan a ver en él al corredor más peligroso de cara al triunfo final. La contrarreloj de Grenoble le favorece. Se le ha visto fino en los Pirineos. Un territorio complicado por sus características poco explosivas. Los Alpes es otra historia. Allí se supone que podrá aguantar el ritmo de los mejores antes de llegar a su terreno fetiche: la contrarreloj. Frente al reloj no falla. Lleva cerca de una década demostrándolo.
Un ciclista peculiar
Evans no es un corredor al uso. De carácter frío, el australiano adquirió sus dotes viviendo en el monte. Comenzó su andadura sobre una bici de montaña. En esa especialidad logró convertirse en una referencia antes de pasar a la modalidad de carretera. Gracias a su clase, el 'todopoderoso' Mapei se fijó en él. Pero, ya sea por su actitud o por su falta de madurez, Cadel no llegó a triunfar allí.
Carece del brillo de otros ciclistas australianos como McEwen. Australia es un país que vibra con los sprinters, la antítesis a lo que es él. No tiene grandes amistades dentro del pelotón. Muchos desconfían de su estilo. Piensan que es poco arriesgado y comodón. El clásico 'chupa ruedas'. Aunque no le importa lo que piensen los demás. Sabe que este es su año. El momento en el que puede cumplir el sueño de toda una vida. El objetivo que se le resiste y para el que todos opinan que está capacitado: ganar el Tour de Francia.
esta haciendo un tour muy inteligente estando con los otros favoritos en los peurtos y hoy en su terreno y con agua se ha ido con contador y samu en la subida y les ha acabado dejando en la bajada no le ha sacado mucho pero contador en estos tres dias que quedan va a tener que seguir atacando y dinamitando la carrera si quiere desbancarle