El Real Madrid deja de lado esa Liga en la que parece haber retomado el paso firme para centrarse en la Copa de Europa.
Es el objetivo más deseado por el madridismo en la última década, pero
sobre todo en los últimos años, en los que ha visto cómo el FC.Barcelona
se alzaba como rey del Viejo Continente hasta en tres ocasiones. Y el
regreso de la competición continental es ante nada más y nada menos que
el Olympique de Lyon.
Hasta entonces, los partidos ante Ajax (3-0) y Dinamo de Zagreb
(0-1) de las dos primeras jornadas han sido poco menos que aperitivos.
El doble enfrentamiento ante el Olympique de Lyon será el que mida de
verdad las fuerzas de este Real Madrid en Europa. Atrás
queda ya el notable camino trazado el año pasado llegando hasta las
semifinales y siendo derrotado únicamente por el campeón y con la
polémica de los árbitros de por medio. Como dijera Casillas en rueda de
prensa, “hay que enterrar los viejos fantasmas ya”, las
maldiciones del Lyon y de los octavos de final, y centrarse en esta
edición para poder ganarla. Y eso empieza por hacer un buen encuentro
este martes ante el cuadro francés.
Para Mourinho no sería una tragedia no ganar en el Santiago Bernabéu, pero lo cierto es que no hay mejor momento para
dar un nuevo golpe en la mesa y mandar así un mensaje de autoridad al
resto de los equipos. Primero, por seguir con el pleno de victorias,
también por ser ante el otro gran favorito del grupo, pero sobre todo,
porque el Lyon ha sido la particular bestia negra de los blancos en la última década, habiendo ganado tan sólo un partido de los ocho disputados en esa franja de tiempo.
Justo
el último. Pues la temporada pasada el Real Madrid terminó de romper
esa mala racha ante el Lyon eliminándole en los octavos de final de la
Champions, en lo que supuso el renacer del equipo blanco, la destrucción de una losa que llevaban en la espalda durante los seis años anteriores, y el alzamiento definitivo de Mourinho al olimpo de los ídolos del madridismo por
haber sido el técnico que devolviera al equipo merengue a estar entre
los ocho mejores del continente más de un lustro después.
Un Mourinho que precisamente regresa a los banquillos en Europa después
de cumplir con la sanción de tres partidos impuesta por la UEFA por
aquel arrebato contra el organismo europeo, el FC.Barcelona y el
colectivo arbitral tras el partido de ida de las semifinales. Será el
mejor acicate para un Madrid que cuenta con todo su arsenal, el mismo
que hace tres días con la única excepción del tocado Lass. Y un Mourinho que desprende renovación por los cuatro costados. A su lado, el aire ya sí es respirable otra vez.
Hasta el punto de que al mentarle la UEFA, habla de “historias viejas”
en lugar de conspiraciones, de cosas del pasado que no deben despistarle
en su objetivo del futuro más cercano, conquistar la Champions League. El Madrid definitivamente ha vuelto a sus inicios.
Por su parte el Olympique de Lyon, el que fuera indirectamente el alfa merengue y tratará de ser el omega este martes, llega a la capital española con la esperanza intacta de dar la campanada en el Bernabéu. No en vano, la dupla Bastos-Gomis está siendo una de las sensaciones en Francia este curso, y además la reciente recuperación de Cris, Ederson y Gourcuff seguro
suponen una inyección de moral añadida a un equipo ya de por sí
suficientemente atrevido y talentoso que seguro hará saltar las chispas
en el Bernabéu este próximo martes.
En principio parece que la logica dice que el Madrid ganara a ver que pasa.
Es el objetivo más deseado por el madridismo en la última década, pero
sobre todo en los últimos años, en los que ha visto cómo el FC.Barcelona
se alzaba como rey del Viejo Continente hasta en tres ocasiones. Y el
regreso de la competición continental es ante nada más y nada menos que
el Olympique de Lyon.
Hasta entonces, los partidos ante Ajax (3-0) y Dinamo de Zagreb
(0-1) de las dos primeras jornadas han sido poco menos que aperitivos.
El doble enfrentamiento ante el Olympique de Lyon será el que mida de
verdad las fuerzas de este Real Madrid en Europa. Atrás
queda ya el notable camino trazado el año pasado llegando hasta las
semifinales y siendo derrotado únicamente por el campeón y con la
polémica de los árbitros de por medio. Como dijera Casillas en rueda de
prensa, “hay que enterrar los viejos fantasmas ya”, las
maldiciones del Lyon y de los octavos de final, y centrarse en esta
edición para poder ganarla. Y eso empieza por hacer un buen encuentro
este martes ante el cuadro francés.
Para Mourinho no sería una tragedia no ganar en el Santiago Bernabéu, pero lo cierto es que no hay mejor momento para
dar un nuevo golpe en la mesa y mandar así un mensaje de autoridad al
resto de los equipos. Primero, por seguir con el pleno de victorias,
también por ser ante el otro gran favorito del grupo, pero sobre todo,
porque el Lyon ha sido la particular bestia negra de los blancos en la última década, habiendo ganado tan sólo un partido de los ocho disputados en esa franja de tiempo.
Justo
el último. Pues la temporada pasada el Real Madrid terminó de romper
esa mala racha ante el Lyon eliminándole en los octavos de final de la
Champions, en lo que supuso el renacer del equipo blanco, la destrucción de una losa que llevaban en la espalda durante los seis años anteriores, y el alzamiento definitivo de Mourinho al olimpo de los ídolos del madridismo por
haber sido el técnico que devolviera al equipo merengue a estar entre
los ocho mejores del continente más de un lustro después.
Un Mourinho que precisamente regresa a los banquillos en Europa después
de cumplir con la sanción de tres partidos impuesta por la UEFA por
aquel arrebato contra el organismo europeo, el FC.Barcelona y el
colectivo arbitral tras el partido de ida de las semifinales. Será el
mejor acicate para un Madrid que cuenta con todo su arsenal, el mismo
que hace tres días con la única excepción del tocado Lass. Y un Mourinho que desprende renovación por los cuatro costados. A su lado, el aire ya sí es respirable otra vez.
Hasta el punto de que al mentarle la UEFA, habla de “historias viejas”
en lugar de conspiraciones, de cosas del pasado que no deben despistarle
en su objetivo del futuro más cercano, conquistar la Champions League. El Madrid definitivamente ha vuelto a sus inicios.
Por su parte el Olympique de Lyon, el que fuera indirectamente el alfa merengue y tratará de ser el omega este martes, llega a la capital española con la esperanza intacta de dar la campanada en el Bernabéu. No en vano, la dupla Bastos-Gomis está siendo una de las sensaciones en Francia este curso, y además la reciente recuperación de Cris, Ederson y Gourcuff seguro
suponen una inyección de moral añadida a un equipo ya de por sí
suficientemente atrevido y talentoso que seguro hará saltar las chispas
en el Bernabéu este próximo martes.
En principio parece que la logica dice que el Madrid ganara a ver que pasa.