El Real Madrid pone un pie en los octavos de final al aplastar a un Olympique de Lyon que no fue ni la sombra de lo que un día se entendió como la bestia negra del cuadro blanco. Los pupilos de Mourinho cuajaron
un partido cuasi perfecto desnudando las carencias y la poca actitud de
un cuadro francés que quedó totalmente retratado. Benzema sumó
un gol y una asistencia comenzando como titular, y fue el que abrió la
lata a los quince minutos. Desde ese momento, el partido fue un asedio
constante del Madrid, que marcó cinco goles más (dos fueron anulados),
pero que bien pudieron ser una decena. Los de Khedira, Lloris (en propia puerta) y Ramos fue
los que validó el árbitro de un partido que sirvió para que los blancos
dieran un nuevo golpe en la mesa y lanzaran un mensaje de aviso al
continente ridiculizando a su mayor enemigo del grupo.
Y es que
mirando los antecedentes, las estadísticas, y los jugadores en liza, el
Real Madrid-Olympique de Lyon tenía pinta de partido de los grandes, de
clásico europeo casi. Sin embargo, desde que el colegiado pitara el
inicio, el pinchazo en hueso estaba asegurado. Y es que si bien los
nombres sí que estaban sobre el verde, del lado francés faltaban los
hombres.
Con nueve jugadores concentrados sobre la línea de su
propia área, el cuadro lionés salió desde el principio a esperar al Real
Madrid con Gomis totalmente aislado en punta, y con la
única premisa de lanzar los balones (en el sentido más amplio de la
palabra) bien hacia su ariete, bien hacia Bastos. Ya lo requiriera el
partido, o no. Y así, sin una defensa aguerrida y sin proponer más con
el balón en los pies, es difícil llevarte del Bernabéu poco más que una bolsa llena de souvenirs.
Y
así se lo hizo ver un Real Madrid perfecto, que tuvo el partido bajo
control en todo momento: defensa sólida en los pocos momentos que hubo
de intervenir, mediocentro dominante, y ataque eléctrico. Sólo el poco
nivel mostrado por el Lyon deslució de alguna manera lo que resultó toda una exhibición de los pupilos de Mourinho, que arrancaron las primeras ovaciones del respetable rondando el cuarto de hora.
Ronaldo
avisó primero tras una pared con Benzema, pero su disparo rozó en un
defensor y se marchó alto. Y fue al saque de ese mismo córner, que se
invirtieron los papeles y fructificó en gol. Ozil botó el saque de
esquina, Ronaldo prolongó de cabeza en el primer palo y fue el galo el
que remachó a gol completamente solo en el segundo palo alimentando un
poquito más si cabe el debate sobre el delantero titular en el Real
Madrid.
El gol desmontó por completo al Lyon tanto anímicamente
como tácticamente. Su idea de aguantar atrás había hecho aguas en veinte
minutos, y entonces inconscientemente tiraba hacia arriba, acostumbrado
quizás a llevar el peso de los partidos en su país, indecisión que
abría muchos huecos entre líneas con un Madrid que ya estaba lanzado.
Fue el principio del festín merengue y la pesadilla francesa. A Reveillere le cogerían la espalda esta noche aunque durmiera boca arriba, el póquer Briand-Gourcuff-Bastos-Gomis estaba siendo al fútbol lo que un póquer de reinas al mus, y en esas, todos los jugadores merengues empezaron a gustarse sucediéndose las ocasiones y los goles.
Un
inmenso Marcelo a punto estuvo de marcar el gol de su vida al minuto
veinticinco tras una doble pared con Ronaldo en la banda izquierda. A
Benzema le anularon un gol al saque rápido de una falta porque el
árbitro entendió que entre Xabi y Ozil, alguien le había pedido barrera.
El propio Xabi estuvo a punto de marcar en la
repetición de la falta si no hubiera sido porque Lloris sacó el traje de
felino para despejar el cuero poco antes del descanso. Y nada más
regresar de los vestuarios, el Madrid terminó de matar el partido con dos goles más.
El
segundo de la noche fue obra de Khedira, que se estrenaba así como
goleador en partido oficial con el Madrid. Benzema aprovechó el resbalón
de su marcador para plantarse frente a Lloris, pero en lugar de sumar
un nuevo tanto, apostó por sumar una asistencia para Khedira, que se
incorporaba solo en el segundo palo. Y siete minutos más tarde, fue Ozil
con la inestimable ayuda de Lloris el que marcó el tercero. Una jugada
combinativa por la izquierda entre Benzema, Marcelo y Ozil fue frenada
por un defensor visitante, que dejó el balón en los pies de Ozil. El
germano centró, y el guardameta francés en su intento por atraparla terminó por introducirla en su propia portería para gozo de los presentes y justicia para con lo visto sobre el césped.
Con media hora más sobre el campo, Mourinho dio minutos a Kaká, Coentrao e Higuaín.
Y hubo tiempo para marcar dos goles más. El primero fue obra de
Ronaldo, con un disparo seco desde la frontal del área, pero el
colegiado turco lo volvió a invalidar por supuesto fuera de juego
posicional. El luso se quedaba con la miel en los labios, con el papel de asistente, pero no de goleador una noche más. Y el último de la noche, que sí subió al marcador, fue obra de Ramos al fusilar desde el área pequeña a Lloris al
saque de un córner para poner el 4-0 final. Pudieron ser quince si el
Madrid hubiera querido. Aún así, paradójicamente sigue siendo un
resultado más abultado que el año pasado (3-0), señal de que este Madrid
ha crecido, pero quizás también de que este Lyon de bestia negra sólo ha demostrado tener el recuerdo.
El Madrid cumplio y esta clasificado para la proxima ronda,enorabuena.
un partido cuasi perfecto desnudando las carencias y la poca actitud de
un cuadro francés que quedó totalmente retratado. Benzema sumó
un gol y una asistencia comenzando como titular, y fue el que abrió la
lata a los quince minutos. Desde ese momento, el partido fue un asedio
constante del Madrid, que marcó cinco goles más (dos fueron anulados),
pero que bien pudieron ser una decena. Los de Khedira, Lloris (en propia puerta) y Ramos fue
los que validó el árbitro de un partido que sirvió para que los blancos
dieran un nuevo golpe en la mesa y lanzaran un mensaje de aviso al
continente ridiculizando a su mayor enemigo del grupo.
Y es que
mirando los antecedentes, las estadísticas, y los jugadores en liza, el
Real Madrid-Olympique de Lyon tenía pinta de partido de los grandes, de
clásico europeo casi. Sin embargo, desde que el colegiado pitara el
inicio, el pinchazo en hueso estaba asegurado. Y es que si bien los
nombres sí que estaban sobre el verde, del lado francés faltaban los
hombres.
Con nueve jugadores concentrados sobre la línea de su
propia área, el cuadro lionés salió desde el principio a esperar al Real
Madrid con Gomis totalmente aislado en punta, y con la
única premisa de lanzar los balones (en el sentido más amplio de la
palabra) bien hacia su ariete, bien hacia Bastos. Ya lo requiriera el
partido, o no. Y así, sin una defensa aguerrida y sin proponer más con
el balón en los pies, es difícil llevarte del Bernabéu poco más que una bolsa llena de souvenirs.
Y
así se lo hizo ver un Real Madrid perfecto, que tuvo el partido bajo
control en todo momento: defensa sólida en los pocos momentos que hubo
de intervenir, mediocentro dominante, y ataque eléctrico. Sólo el poco
nivel mostrado por el Lyon deslució de alguna manera lo que resultó toda una exhibición de los pupilos de Mourinho, que arrancaron las primeras ovaciones del respetable rondando el cuarto de hora.
Ronaldo
avisó primero tras una pared con Benzema, pero su disparo rozó en un
defensor y se marchó alto. Y fue al saque de ese mismo córner, que se
invirtieron los papeles y fructificó en gol. Ozil botó el saque de
esquina, Ronaldo prolongó de cabeza en el primer palo y fue el galo el
que remachó a gol completamente solo en el segundo palo alimentando un
poquito más si cabe el debate sobre el delantero titular en el Real
Madrid.
El gol desmontó por completo al Lyon tanto anímicamente
como tácticamente. Su idea de aguantar atrás había hecho aguas en veinte
minutos, y entonces inconscientemente tiraba hacia arriba, acostumbrado
quizás a llevar el peso de los partidos en su país, indecisión que
abría muchos huecos entre líneas con un Madrid que ya estaba lanzado.
Fue el principio del festín merengue y la pesadilla francesa. A Reveillere le cogerían la espalda esta noche aunque durmiera boca arriba, el póquer Briand-Gourcuff-Bastos-Gomis estaba siendo al fútbol lo que un póquer de reinas al mus, y en esas, todos los jugadores merengues empezaron a gustarse sucediéndose las ocasiones y los goles.
Un
inmenso Marcelo a punto estuvo de marcar el gol de su vida al minuto
veinticinco tras una doble pared con Ronaldo en la banda izquierda. A
Benzema le anularon un gol al saque rápido de una falta porque el
árbitro entendió que entre Xabi y Ozil, alguien le había pedido barrera.
El propio Xabi estuvo a punto de marcar en la
repetición de la falta si no hubiera sido porque Lloris sacó el traje de
felino para despejar el cuero poco antes del descanso. Y nada más
regresar de los vestuarios, el Madrid terminó de matar el partido con dos goles más.
El
segundo de la noche fue obra de Khedira, que se estrenaba así como
goleador en partido oficial con el Madrid. Benzema aprovechó el resbalón
de su marcador para plantarse frente a Lloris, pero en lugar de sumar
un nuevo tanto, apostó por sumar una asistencia para Khedira, que se
incorporaba solo en el segundo palo. Y siete minutos más tarde, fue Ozil
con la inestimable ayuda de Lloris el que marcó el tercero. Una jugada
combinativa por la izquierda entre Benzema, Marcelo y Ozil fue frenada
por un defensor visitante, que dejó el balón en los pies de Ozil. El
germano centró, y el guardameta francés en su intento por atraparla terminó por introducirla en su propia portería para gozo de los presentes y justicia para con lo visto sobre el césped.
Con media hora más sobre el campo, Mourinho dio minutos a Kaká, Coentrao e Higuaín.
Y hubo tiempo para marcar dos goles más. El primero fue obra de
Ronaldo, con un disparo seco desde la frontal del área, pero el
colegiado turco lo volvió a invalidar por supuesto fuera de juego
posicional. El luso se quedaba con la miel en los labios, con el papel de asistente, pero no de goleador una noche más. Y el último de la noche, que sí subió al marcador, fue obra de Ramos al fusilar desde el área pequeña a Lloris al
saque de un córner para poner el 4-0 final. Pudieron ser quince si el
Madrid hubiera querido. Aún así, paradójicamente sigue siendo un
resultado más abultado que el año pasado (3-0), señal de que este Madrid
ha crecido, pero quizás también de que este Lyon de bestia negra sólo ha demostrado tener el recuerdo.
El Madrid cumplio y esta clasificado para la proxima ronda,enorabuena.