El pelotari navarro Rubén Beloki (Burlada, 1974), una de las grandes figuras de este deporte, se despedirá de las canchas el próximo 3 de diciembre, con un partido en el frontón Labrit de Pamplona, donde pondrá fin a 19 años de carrera profesional.
Deja la pelota tras acumular un gran palmarés, cuatro veces campeón manomanista (1995, 1998, 1999, 2001), el primero de los cuales con sólo veinte años, un récord que permanece todavía, dos veces campeón en parejas (1996, 2003), además de otros trofeos y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Su despedida en el Labrit lo hará junto a Olaizola II y se enfrentará a Bengoetxea VI y Begino, quienes le acompañaban hoy en la conferencia de prensa en la que ha anunciado su retirada, en el Palacio de Congresos Baluarte.
"Mi vida ha sido la competición, tratar de ser el mejor, y tenía claro que el año que no jugase en ninguna de las tres competiciones me iría. He tenido la suerte de estar diecinueve años y medio, que no me han quemado en absoluto, así que ha llegado el momento; ya no le puedo pedir más a la pelota", ha subrayado.
El que fuera apodado como "látigo de Burlada" ha declarado que el mejor momento de su carrera fue los Juegos Olímpicos de Barcelona y alguna txapela, pero que, aunque los triunfos profesionales son importantes, una vez que se tienen, cobran importancia otras cosas, como haber jugado "desde el primer al último día con los mejores".
un historico de este deporte que ya llevaba años sin rendir a su nivel
Deja la pelota tras acumular un gran palmarés, cuatro veces campeón manomanista (1995, 1998, 1999, 2001), el primero de los cuales con sólo veinte años, un récord que permanece todavía, dos veces campeón en parejas (1996, 2003), además de otros trofeos y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Su despedida en el Labrit lo hará junto a Olaizola II y se enfrentará a Bengoetxea VI y Begino, quienes le acompañaban hoy en la conferencia de prensa en la que ha anunciado su retirada, en el Palacio de Congresos Baluarte.
"Mi vida ha sido la competición, tratar de ser el mejor, y tenía claro que el año que no jugase en ninguna de las tres competiciones me iría. He tenido la suerte de estar diecinueve años y medio, que no me han quemado en absoluto, así que ha llegado el momento; ya no le puedo pedir más a la pelota", ha subrayado.
El que fuera apodado como "látigo de Burlada" ha declarado que el mejor momento de su carrera fue los Juegos Olímpicos de Barcelona y alguna txapela, pero que, aunque los triunfos profesionales son importantes, una vez que se tienen, cobran importancia otras cosas, como haber jugado "desde el primer al último día con los mejores".
un historico de este deporte que ya llevaba años sin rendir a su nivel