Hubo un momento en el que en el Real
Madrid había auténtico pavor a los octavos de final de la Champions. Y
no hace mucho además. Sin embargo, este Madrid es distinto. Lleva año y
medio demostrándolo casi partido tras partido, y en casi todas las
circunstancias. Esta vez debía enfrentarse al frío y el caucho del
terreno, pero ni eso frenó a un conjunto merengue muy serio y muy sólido
ante un impotente CSKA, que sólo se acercó a Casillas en la última
oportunidad del partido. Paradójicamente, la que le mantiene vivo en la eliminatoria
merced al gol de Wernbloom en el descuento. Antes, Ronaldo había
aprovechado una serie de errores encadenados del cuadro ruso para
encarrilar la eliminatoria, y aunque lo cierto es que bien pudieron caer
más goles del lado blanco, al final el CSKA dejó helados a los pupilos
de Mourinho con este inmerecido, aunque no malo, empate.
El encuentro comenzó como se esperaba. Con el necesario periodo de adaptación al césped artificial y el gélido ambiente en Moscú.
Al Real Madrid se le notaba incómodo, con muchas imprecisiones tanto en
movimientos, como pases y controles. Momento en el que los rusos
aprovecharon para lanzarse al cuello merengue. No en vano, pasaba por
ser el momento más delicado de la eliminatoria para los pupilos de
Mourinho, y por ende, el momento en el que las inmensas diferencias
entre ambos clubes más se reducían. De ahí la más clara oportunidad para
el equipo del Ejército Rojo, con un remate de Dzagoev desde el balcón del área pequeña que se marchó fuera.
Sin
embargo, lejos de lo que pudiera parecer a priori, el Real Madrid no
terminaba de acostumbrarse al frío ni al terreno, estirando así esa fase
inicial de descontrol e imprecisiones. Poco a poco fue tomándole el
pulso al partido, templando los nervios iniciales, haciéndose con la
posesión ante una zaga bien pertrechada atrás, pero sin llegar a someter
al rival ni dominar el encuentro. Cuajando un partido serio, áspero,
con oficio, pero sin la brillantez a la que acostumbra. De ahí que el
primer gol del partido llegase como llegó. Tras una espiral de errores
rusos inexplicable que resolvió el jugador con mejor técnica de cuantos
había en el campo: Ronaldo, que con este tanto se convierte ya el segundo máximo goleador blanco de la historia en Europa.
Khedira
ya había podido marcar al cuarto de hora si no hubiera rematado al
cuerpo de Chepchugov cuando estaba solo dentro del área en otro despiste
de la zaga local. Pero a la media hora, Cristiano no perdonaría los
tres errores consecutivos del CSKA. Primero, del central Berezoutski al
no despejar bien ante la presencia del jugador de la fe inquebrantable
–Higuaín-, luego de Shennikov al no marcar bien a Khedira en el centro
posterior de Coentrao, y también de Tosic al no acertar a cabecear el
cuero, lo que dejó el balón muerto para que Ronaldo hiciera buena la
recuperación del Pipita con un fuerte y preciso chut desde dentro del
área. Quizás éste no fuera el nivel real de un CSKA que llevaba dos meses sin partido oficial, pero desde luego sí que no era el nivel que exigen unos octavos de Champions.
Con
el 0-1 en el electrónico, el CSKA se quitó el corsé tras el paso por
los vestuarios. Su mejor baza en la eliminatoria pasaba por las
condiciones del Luzhniki. Y sabedor de que conformarse con ese resultado
para el Bernabéu era poco menos que hacerse el harakiri, el cuadro ruso
adelantó líneas, y aumentó la presión. El partido mantuvo las imprecisiones, e
incluso creció el juego subterráneo, pero sin duda se abrió también. Lo
que, paradójicamente, terminó por beneficiar a un Real Madrid que a la
contra generó más ocasiones que en la primera parte.
De ahí que
Callejón en dos ocasiones, Ronaldo en un mano a mano y en un tiro desde
la frontal del área, y hasta Ramos al cabecear un córner pudieran haber
finiquitado la eliminatoria. No llegó finalmente para los blancos ese
gol que hubiera dejado pie y medio en los cuartos de final. Y sin
embargo fue el CSKA el que aprovechó uno de sus escasos acercamientos a
la portería de Casillas para equilibrar la eliminatoria en la última
jugada del partido. Una falta lateral bombeada al área acabó en la
cabeza de Berezoutski después de ser peinada por otro jugador local, que
cambió la trayectoria del balón hasta los pies de un Wernbloom que fusiló a Iker desde el área pequeña sin marca.
Un gol que adquiere un valor superlativo para un CSKA que estaba
desahuciado y que sin embargo mantiene un hilo de oxígeno hasta el
partido de vuelta.
Aunque quizás lo peor del partido no fuera el
empate final, sino la lesión de Benzema cuando apenas se llevaban doce
minutos transcurridos. El galo disparó desde lejos, y quién sabe si
porque con el frío aún no habían entrado en calor sus músculos, pero el
caso es que en seguida notó el dolor en su ingle derecha. Lo que convierte este resultado en poco menos que una hazaña de ésas pírricas, aunque pueda sonar un poco despótico.
Las
guerras pírricas en el año 280 antes de Cristo enfrentaron a griegos,
romanos y cartaginenses. En ellas participó también Pirro, el rey de
Epiro, que al finalizar el conflicto armado dijo “Otra victoria como
ésta y volveré solo a casa” en relación con el número de bajas en sus
filas. Y algo así le ha pasado al Real Madrid esta noche, pues pese al
buen resultado que se traen de Moscú, la lesión de Benzema es una de las
peores noticias que podrían haber recibido. Y es que más allá de la posible eliminación de un rival que parecía asequible,
ahora podrían perder a uno de sus mejores hombres también para sus
partidos de Liga, y quién sabe si en unos presumibles cuartos de final
europeos.
Creo que el Madrid despues del 0-1 expeculo con el resultado y al final vino la recompensa para los rusos.
Madrid había auténtico pavor a los octavos de final de la Champions. Y
no hace mucho además. Sin embargo, este Madrid es distinto. Lleva año y
medio demostrándolo casi partido tras partido, y en casi todas las
circunstancias. Esta vez debía enfrentarse al frío y el caucho del
terreno, pero ni eso frenó a un conjunto merengue muy serio y muy sólido
ante un impotente CSKA, que sólo se acercó a Casillas en la última
oportunidad del partido. Paradójicamente, la que le mantiene vivo en la eliminatoria
merced al gol de Wernbloom en el descuento. Antes, Ronaldo había
aprovechado una serie de errores encadenados del cuadro ruso para
encarrilar la eliminatoria, y aunque lo cierto es que bien pudieron caer
más goles del lado blanco, al final el CSKA dejó helados a los pupilos
de Mourinho con este inmerecido, aunque no malo, empate.
El encuentro comenzó como se esperaba. Con el necesario periodo de adaptación al césped artificial y el gélido ambiente en Moscú.
Al Real Madrid se le notaba incómodo, con muchas imprecisiones tanto en
movimientos, como pases y controles. Momento en el que los rusos
aprovecharon para lanzarse al cuello merengue. No en vano, pasaba por
ser el momento más delicado de la eliminatoria para los pupilos de
Mourinho, y por ende, el momento en el que las inmensas diferencias
entre ambos clubes más se reducían. De ahí la más clara oportunidad para
el equipo del Ejército Rojo, con un remate de Dzagoev desde el balcón del área pequeña que se marchó fuera.
Sin
embargo, lejos de lo que pudiera parecer a priori, el Real Madrid no
terminaba de acostumbrarse al frío ni al terreno, estirando así esa fase
inicial de descontrol e imprecisiones. Poco a poco fue tomándole el
pulso al partido, templando los nervios iniciales, haciéndose con la
posesión ante una zaga bien pertrechada atrás, pero sin llegar a someter
al rival ni dominar el encuentro. Cuajando un partido serio, áspero,
con oficio, pero sin la brillantez a la que acostumbra. De ahí que el
primer gol del partido llegase como llegó. Tras una espiral de errores
rusos inexplicable que resolvió el jugador con mejor técnica de cuantos
había en el campo: Ronaldo, que con este tanto se convierte ya el segundo máximo goleador blanco de la historia en Europa.
Khedira
ya había podido marcar al cuarto de hora si no hubiera rematado al
cuerpo de Chepchugov cuando estaba solo dentro del área en otro despiste
de la zaga local. Pero a la media hora, Cristiano no perdonaría los
tres errores consecutivos del CSKA. Primero, del central Berezoutski al
no despejar bien ante la presencia del jugador de la fe inquebrantable
–Higuaín-, luego de Shennikov al no marcar bien a Khedira en el centro
posterior de Coentrao, y también de Tosic al no acertar a cabecear el
cuero, lo que dejó el balón muerto para que Ronaldo hiciera buena la
recuperación del Pipita con un fuerte y preciso chut desde dentro del
área. Quizás éste no fuera el nivel real de un CSKA que llevaba dos meses sin partido oficial, pero desde luego sí que no era el nivel que exigen unos octavos de Champions.
Con
el 0-1 en el electrónico, el CSKA se quitó el corsé tras el paso por
los vestuarios. Su mejor baza en la eliminatoria pasaba por las
condiciones del Luzhniki. Y sabedor de que conformarse con ese resultado
para el Bernabéu era poco menos que hacerse el harakiri, el cuadro ruso
adelantó líneas, y aumentó la presión. El partido mantuvo las imprecisiones, e
incluso creció el juego subterráneo, pero sin duda se abrió también. Lo
que, paradójicamente, terminó por beneficiar a un Real Madrid que a la
contra generó más ocasiones que en la primera parte.
De ahí que
Callejón en dos ocasiones, Ronaldo en un mano a mano y en un tiro desde
la frontal del área, y hasta Ramos al cabecear un córner pudieran haber
finiquitado la eliminatoria. No llegó finalmente para los blancos ese
gol que hubiera dejado pie y medio en los cuartos de final. Y sin
embargo fue el CSKA el que aprovechó uno de sus escasos acercamientos a
la portería de Casillas para equilibrar la eliminatoria en la última
jugada del partido. Una falta lateral bombeada al área acabó en la
cabeza de Berezoutski después de ser peinada por otro jugador local, que
cambió la trayectoria del balón hasta los pies de un Wernbloom que fusiló a Iker desde el área pequeña sin marca.
Un gol que adquiere un valor superlativo para un CSKA que estaba
desahuciado y que sin embargo mantiene un hilo de oxígeno hasta el
partido de vuelta.
Aunque quizás lo peor del partido no fuera el
empate final, sino la lesión de Benzema cuando apenas se llevaban doce
minutos transcurridos. El galo disparó desde lejos, y quién sabe si
porque con el frío aún no habían entrado en calor sus músculos, pero el
caso es que en seguida notó el dolor en su ingle derecha. Lo que convierte este resultado en poco menos que una hazaña de ésas pírricas, aunque pueda sonar un poco despótico.
Las
guerras pírricas en el año 280 antes de Cristo enfrentaron a griegos,
romanos y cartaginenses. En ellas participó también Pirro, el rey de
Epiro, que al finalizar el conflicto armado dijo “Otra victoria como
ésta y volveré solo a casa” en relación con el número de bajas en sus
filas. Y algo así le ha pasado al Real Madrid esta noche, pues pese al
buen resultado que se traen de Moscú, la lesión de Benzema es una de las
peores noticias que podrían haber recibido. Y es que más allá de la posible eliminación de un rival que parecía asequible,
ahora podrían perder a uno de sus mejores hombres también para sus
partidos de Liga, y quién sabe si en unos presumibles cuartos de final
europeos.
Creo que el Madrid despues del 0-1 expeculo con el resultado y al final vino la recompensa para los rusos.