Adrián Boullosa | Goal.com
FOTOS EXCLUSIVAS
El Atlético de Madrid
volvió a alzarse con el título de la Europa League en el "National
Stadium" de Bucarest ante el Athletic de Bilbao. Pocos minutos después
del pitido final y el alzamiento de la Copa por parte de Antonio López y
Gabi, la celebración que se vivía en el estadio rumano se trasladó como
por arte de magia a las calles de la capital.
Había ganas de ir a ver a Neptuno y la afición colchonera cumplió
con su cita. En un sinfín de cánticos y algarabía, las inmediaciones de
la mítica fuente madrileña fueron llenándose de forma paulatina de más y
más aficionados que muy pronto vieron con incredulidad que su
celebración se había trasladado de lugar.
El inmenso dispositivo policial desplegado entre los cuerpos de Policía
Nacional y Municipal vetó el acceso a la Plaza de Neptuno. "¿Pero no nos
vais a dejar entrar en toda la noche?", preguntaba enfadada una
aficionada que recordaba cómo hace dos años, y sin apenas incidentes, un
número todavía mayor de aficionados sí pudieron festejar el título del
Atlético a una distancia prudente del dios del mar.
Poco a poco,
la frustración por no llegar a la fuente y el alcohol fueron crispando
los ánimos de varios radicales que comenzaron a lanzar botellas a los
efectivos de la Policía: no eran demasiados, pero hacían mucho ruido.
"Parad joder, que esto es el Atleti", gritó uno de los hinchas que tenía
ganas de celebrar sin violencia... Sin embargo, era demasiado tarde.
La
Policía respondió, a través de los antidisturbios, y lo hizo de manera
desproporcionada y torpe con una carga que dejó prácticamente desierto
el eje norte del Paseo de Recoletos. Había comenzado una guerra en la
que fueron objetivos tanto los vándalos que lanzaron botellas como las
mujeres y jóvenes que se habían dado cita en las inmediaciones de
Neptuno.
Era el final de la fiesta, y el inicio de una batalla
campal que se resolvió con varios heridos. El SAMUR tuvo que atender a
varios aficionados que presentaban heridas y se detectaron algunos
incendios de contenedores, que provocaron la entrada en juego de los
bomberos.
Y
de nuevo, los cuerpos encargados de mantener el orden ejecutaron una
nueva carga, esta vez en la Carrera de San Jerónimo, a escasos metros
del Congreso de los Diputados. Otra vez los objetivos de los golpes
fueron gente asustada que no entendía por qué había que desalojar la
calle.
Precisamente en uno de los porrazos de los
antidisturbios, un chico que acababa de llegar procedente de una de las
calles cercanas (la que hace esquina con el conocido Hotel Palace) fue
alcanzado y cayó al suelo ante la mirada perpleja de sus amigos. Tardó
varios minutos en volver a incorporarse.
Cuando
el que escribe sacó esta foto, uno de los antidisturbios se percató de
mi "peligrosa acción" para la seguridad pública y sin mediar palabra, me
asestó dos golpes en las piernas para, posteriormente, decirme con
delicadeza extrema: "Fuera de aquí, joder". Curiosamente, justo antes el
Twitter oficial de la Policía había comentado "celebrar con alegría el
triunfo en el fútbol, pero con respeto a todos y las normas"... A pesar
de ello, los antidisturbios parecían estar al margen de semejante
recomendación.
La fotografía en las calles después de las cargas
era desoladora. Varios contenedores ardían mientras la carretera se
encontraba llena de cristales. La capital estaba tomada por el amplio
dispositivo de cuerpos de seguridad, que habían fracasado de forma
radical en la tarea de controlar la fiesta colchonera. Los que habían
desaparecido eran los cobardes que lanzaron botellas y precipitaron la
reacción en cadena...
A la una y media de la madrugada, Neptuno
ya no tenía compañía. La celebración había terminado de forma brusca y
el Atlético tendrá que esperar hasta esta tarde para celebrar en su
fuente el título logrado. Desde Goal.com pedimos responsabilidad y
cordura, tanto a los aficionados como a la Policía, para que crónicas
como esta no tengas que volver a ser escritas. ¡Y felicidades al
campeón!
Quiero pensar que esto es obra de grupos antisistema y no de los ultras del atletico de Madrid, pero es una verguenza.