La Supercopa de Catalunya 2012 no se disputará jamás. No bastó una suspensión -el pasado viernes, cuando el Barça avisó de que acudiría con su filial a la final prevista inicialmente para anoche contra el Espanyol-, sino que ha vuelto a quedar anulada: los pericos se niegan a jugar en la nueva fecha propuesta por la Federació Catalana, el 26 de septiembre. "No vamos a tapar los problemas de otros clubes, porque aquí está claro quiénes son los culpables. No podemos dar la imagen de que aquí no ha pasado nada ni bajarnos los pantalones", sentenció enérgico el consejero delegado del Espanyol, Joan Collet, ayer, en Cornellà-El Prat.
El club blanquiazul aduce razones técnicas e institucionales. Por un lado, no garantiza que Pochettino pueda disponer de una alineación de relumbrón, ya que el 26 de septiembre es un miércoles entre dos jornadas de Liga (la quinta y la sexta), a diferencia de si se hubiera disputado ahora, en pretemporada. Por otra, considera el Espanyol que con la primera suspensión "ya se faltó al respeto al fútbol catalán y a los equipos modestos" (para quienes iba la recaudación del partido) y pidió mayor contundencia hacia los responsables del agravio, tanto a la Catalana (su presidente, Andreu Subíes, afirmó el lunes que "no podía" enfadarse con el Barça) como incluso a la Generalitat. "Si entendieron otras razones, supongo que también entenderán las nuestras para no jugar el 26 de septiembre", rubricó Collet.
También quedan como damnificados Nàstic y Manlleu, que ese mismo día debían disputar la final de Copa Catalunya. El Espanyol les sigue ofreciendo Cornellà-El Prat como sede para su partido.