Tras la victoria de récord ante Nigeria, Estados Unidos mostró su
reverso. Una soberbia Lituania hizo que lo enseñase. Durante más de 35
minutos, el conjunto báltico estuvo cerca o por delante en el marcador,
con un encomiable descaro y un increíble control de su talento y
emociones para presentar la mayor oposición que ha encontrado hasta el
momento el Team USA.
Finalmente, con cuatro minutos finales en los que explotaron sus virtudes, Estados Unidos se llevó la victoria, con un decisivo LeBron James, que anotó 20 puntos y se echó el equipo a la espalda en los instantes decisivos. Así, los chicos de Mike Krzyzewski siguen imbatidos.
Lituania aguantaba durante el primer cuarto gracias a un gran Linas Kleiza
(terminó con 25 puntos), pese a que Estados Unidos empezaba mostrando
su buen porcentaje en el tiro exterior. Con dos triples de Kevin Durant, dos más de Carmelo Anthony y otro de Deron Williams (total: 5/9 en el primer cuarto), terminaron anotando 33 puntos, por los 25 lituanos.
Con ese nivel de acierto en el tiro exterior –unido a sus inherentes
virtudes–, el Team USA es un equipo difícilmente alcanzable. Y, si
Lituania empieza a cometer durante el segundo periodo los tradicionales
problemas por la presión americana en la primera línea y por su
intimidación física, el resultado es que Estados Unidos se marcha por
doce puntos en el marcador(27-39). Pero los lituanos se mantuvieron en
el partido. Aprovechando bien su juego interior (Jankunas, Songaila
y, especialmente, Kleiza), se colocó a cinco (42-47), justo cuando los
triples estadounidenses no entraban y sí lo hacían los europeos (4/7 y
7/16 final).
El buen criterio de Sarunas Jasikevicius (8 puntos y 6
asistencias) resultaba imprescindible (especialmente ante las
dificultades de Kalnietis) para no sucumbir ante el desbordante
combinado norteamericano, que se volvía a escapar (42-51). Pero, con muy
buen criterio en ataque (y un muy buen Martynas Pocius, creando
ofensivamente), Lituania se puso a cuatro (51-55), justo antes del
descanso. En las caras del Team USA de camino al vestuario se reflejaba
la incomodidad de un equipo que no estaba acostumbrado a porcentajes tan
bajos en tiros de campo (47,6%) e incluso en tiros libres (56%), lo
cual estaba generando cierta ansiedad.
El descaro no exento de orden y lógica que aplicaban los lituanos les
tenía reservados jugosos frutos. Como el triple de Saras que ponía a
Lituania por delante en el tercer periodo (56-55). Aunque Kevin Durant y
LeBron James se lo tomaron a afrenta y en un abrir y cerrar de ojos
lograron un parcial de 0-7 que terminó en tiempo muerto de Kemzura,
que consiguió alargar varios minutos más la capacidad de Lituania para
competir contra el Team USA. Nadie hasta el momento había presentado
tanta oposición al rival más temible. Y ese es un mérito que nadie puede
arrebatarle a Lituania. Estados Unidos, condenada a arrasar en cada
partido, parecía no comprenderse a sí misma y a lo que estaba sucediendo
en el encuentro.
Y menos entendía todavía cuando su floja defensa permitía un tiro fácil a Seibutis y un mate a Jankunas, acciones que empataban el partido (67-67).
Lituania seguía perdiendo balones (20 en 29 minutos; 23 al final del
partido), pero, a pesar de ello, seguían en el marcador, y es que ni
Estados Unidos era especialmente dura en defensa más allá de la primera
línea ni estaba gozando, en ataque, del extraordinario acierto de
partidos anteriores. Con un 7/26 en triples en los primeros tres
cuartos, el Team USA empezó a servir balones interiores, con Carmelo
como principal receptor, pero sin encontrar soluciones globales a un
problema que Pocius (14 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias) y Kleiza
acrecentaban (79-80). El lanzamiento exterior hacía palidecer al equipo
de Krzyzewski y a Lituania nadie debe enseñarle a jugar contra un equipo
como el americano. Bien cerca estuvo de derrotarlo en Sydney 2000. Ya
lo hizo en Atenas 2004. Su capacidad anímica desbordaba, y solo tenía
anverso: triple de Kleiza par aponerse por delante (82-80).
Hasta que se encendieron los orgullos americanos. La intensidad
defensiva cambió radicalmente, la pareja Paul-Williams mejoró el
criterio ofensivo, la presión sirvió para robar balones, LeBron empezó a
implementar su liderazgo y dos triples (James y Deron). Con esa receta,
en dos minutos se fueron en el marcador: 88-97. La bestia había vuelto.
Para acabar llevándose el partido (94-99).
ACB.com
Pues la prepotencia algunas veces dan sustos.
reverso. Una soberbia Lituania hizo que lo enseñase. Durante más de 35
minutos, el conjunto báltico estuvo cerca o por delante en el marcador,
con un encomiable descaro y un increíble control de su talento y
emociones para presentar la mayor oposición que ha encontrado hasta el
momento el Team USA.
Finalmente, con cuatro minutos finales en los que explotaron sus virtudes, Estados Unidos se llevó la victoria, con un decisivo LeBron James, que anotó 20 puntos y se echó el equipo a la espalda en los instantes decisivos. Así, los chicos de Mike Krzyzewski siguen imbatidos.
Lituania aguantaba durante el primer cuarto gracias a un gran Linas Kleiza
(terminó con 25 puntos), pese a que Estados Unidos empezaba mostrando
su buen porcentaje en el tiro exterior. Con dos triples de Kevin Durant, dos más de Carmelo Anthony y otro de Deron Williams (total: 5/9 en el primer cuarto), terminaron anotando 33 puntos, por los 25 lituanos.
Con ese nivel de acierto en el tiro exterior –unido a sus inherentes
virtudes–, el Team USA es un equipo difícilmente alcanzable. Y, si
Lituania empieza a cometer durante el segundo periodo los tradicionales
problemas por la presión americana en la primera línea y por su
intimidación física, el resultado es que Estados Unidos se marcha por
doce puntos en el marcador(27-39). Pero los lituanos se mantuvieron en
el partido. Aprovechando bien su juego interior (Jankunas, Songaila
y, especialmente, Kleiza), se colocó a cinco (42-47), justo cuando los
triples estadounidenses no entraban y sí lo hacían los europeos (4/7 y
7/16 final).
El buen criterio de Sarunas Jasikevicius (8 puntos y 6
asistencias) resultaba imprescindible (especialmente ante las
dificultades de Kalnietis) para no sucumbir ante el desbordante
combinado norteamericano, que se volvía a escapar (42-51). Pero, con muy
buen criterio en ataque (y un muy buen Martynas Pocius, creando
ofensivamente), Lituania se puso a cuatro (51-55), justo antes del
descanso. En las caras del Team USA de camino al vestuario se reflejaba
la incomodidad de un equipo que no estaba acostumbrado a porcentajes tan
bajos en tiros de campo (47,6%) e incluso en tiros libres (56%), lo
cual estaba generando cierta ansiedad.
El descaro no exento de orden y lógica que aplicaban los lituanos les
tenía reservados jugosos frutos. Como el triple de Saras que ponía a
Lituania por delante en el tercer periodo (56-55). Aunque Kevin Durant y
LeBron James se lo tomaron a afrenta y en un abrir y cerrar de ojos
lograron un parcial de 0-7 que terminó en tiempo muerto de Kemzura,
que consiguió alargar varios minutos más la capacidad de Lituania para
competir contra el Team USA. Nadie hasta el momento había presentado
tanta oposición al rival más temible. Y ese es un mérito que nadie puede
arrebatarle a Lituania. Estados Unidos, condenada a arrasar en cada
partido, parecía no comprenderse a sí misma y a lo que estaba sucediendo
en el encuentro.
Y menos entendía todavía cuando su floja defensa permitía un tiro fácil a Seibutis y un mate a Jankunas, acciones que empataban el partido (67-67).
Lituania seguía perdiendo balones (20 en 29 minutos; 23 al final del
partido), pero, a pesar de ello, seguían en el marcador, y es que ni
Estados Unidos era especialmente dura en defensa más allá de la primera
línea ni estaba gozando, en ataque, del extraordinario acierto de
partidos anteriores. Con un 7/26 en triples en los primeros tres
cuartos, el Team USA empezó a servir balones interiores, con Carmelo
como principal receptor, pero sin encontrar soluciones globales a un
problema que Pocius (14 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias) y Kleiza
acrecentaban (79-80). El lanzamiento exterior hacía palidecer al equipo
de Krzyzewski y a Lituania nadie debe enseñarle a jugar contra un equipo
como el americano. Bien cerca estuvo de derrotarlo en Sydney 2000. Ya
lo hizo en Atenas 2004. Su capacidad anímica desbordaba, y solo tenía
anverso: triple de Kleiza par aponerse por delante (82-80).
Hasta que se encendieron los orgullos americanos. La intensidad
defensiva cambió radicalmente, la pareja Paul-Williams mejoró el
criterio ofensivo, la presión sirvió para robar balones, LeBron empezó a
implementar su liderazgo y dos triples (James y Deron). Con esa receta,
en dos minutos se fueron en el marcador: 88-97. La bestia había vuelto.
Para acabar llevándose el partido (94-99).
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Pues la prepotencia algunas veces dan sustos.