Tras las dudas generadas en la fase de clasificación, España consiguió lavar su imagen con una trabajada victoria ante Francia (59-66), que asegura la presencia de la ÑBA en la lucha por las medallas. Marc Gasol y Navarro se erigieron en protagonistas en un buen último cuarto de los de Scariolo.
España está en sus cuartas semifinales de unos Juegos después de superar a Francia en un final agónico. Una venganza dedicada a sus homólogos del balonmano. La selección sólo fue ella misma en los últimos minutos, pero le valió para ganar. Los galos se enredaron en la defensa en zona española y anotaron tres puntos en siete minutos. España tampoco estuvo genial, pero su intensidad atrás le coló en la lucha por las medallas. Un tapón de Rudy a Parker y otro posterior de Pau a Turiaf fueron decisivos. El pasaporte a semis se ganó atrás.
El partido empezó como un ojo por ojo. A un triple de Navarro, taponado ilegalmente por Turiaf, respondió Diaw; a una entrada de Parker contestó España con otra de La Bomba; y a unos tiros libres de Batum daba réplica Pau. La igualdad (7-7) la rompió Diaw evidenciando los problemas de la defensa española con los cuatros que se abren. El ala-pívot galo lideró la primera escapada de los vecinos (22-15). Su capacidad para generar juego volvió loca a una defensa española que, un día más dejaba mucho que desear. La zona no funcionaba y Parker se movía a su antojo.
Sólo la salida de Sergio Rodríguez dio un poco de chispa al ataque español. La selección parecía jugar con una mochila de piedras a la espalda. Abusó del triple y para seguir la tradición del torneo olímpico le fue fatal (2/11 al descanso). Tampoco desde la línea del tiro libres estuvo fina (8/13). Con Pau tomándose un respiro, Rudy evitó que la brecha se hiciera más grande. Llegó a ser de ocho puntos (27-19), pero al descanso se quedó sólo en tres (37-34).
Era un excelente marcador para lo que se había visto sobre la cancha. España había sido muy inferior, pero seguía con vida. Francia se la había perdonado. Además, había noticias esperanzadoras en el juego interior. Turiaf sumaba tres faltas y Seraphin y Traore otras dos. Lo malo es que a Pau le habían señalado dos y ninguna por defender. Una en un bloqueo y otra en la lucha por un rebote. Era el problema, pero el más pequeño de todos los que se llevó la selección al vestuario.
Se esperaba una reacción en el arranque del tercer cuarto. Y llegó. Entre el final del segundo cuarto y el arranque del tercero, España hizo un parcial de 0-9 con Marc como referente ofensivo. Se puso por delante (37-41).
Por un instante hubo hasta buenas vibraciones. Incluso el banquillo en pleno se levantó para celebrar un triple. Las sensaciones llegaron a Navarro, del que nacía el juego español. Sin embargo, un triple de Diaw y otro de Parker volvieron a adelantar a los galos, que llegaron al acto definitivo dos puntos por delante (53-51).
Todo cambió en los 10 últimos minutos del partido. España apretó los dientes en defensa y esto espoleó a los de Scariolo. Especial mención en este apartado merece Llull que maniató a Parker, quien no pudo jugar a su antojo en el último periodo. España cerraba filas en torno a su canasta y, aunque no estaba fina en ataque, ahí cimentó su reacción. La mejor prueba de los nervios y las apretadas defensas fueron los casi cuatro minutos que España estuvo sin anotar.
Dos tiros libres de Rudy ponían a España tres arriba a falta de 1:31. Una ventaja que se convertiría en definitiva gracias a una canasta de Marc que cerraba el partido de baloncesto.
Los últimos minutos del partido entre Francia y España se vivieron con excesiva dureza por parte de los franceses. Primero fue Turiaf el que arrolló a Rudy Fernández propinándole un golpe en el bajo vientre y, además, con la consecuencia de un fuerte dolor en la espalda del español tras la caída.
Posteriormente fue Batum el que propinó un puñetazo alevoso a Juan Carlos Navarro en una clara demostración de impotencia rayando con la violencia y agarró a Calderón para poner punto final a un partido en el que España, una vez más, volvió a ser la bestia negra del equipo galo para seguir soñando con otro metal olímpico.
España está en sus cuartas semifinales de unos Juegos después de superar a Francia en un final agónico. Una venganza dedicada a sus homólogos del balonmano. La selección sólo fue ella misma en los últimos minutos, pero le valió para ganar. Los galos se enredaron en la defensa en zona española y anotaron tres puntos en siete minutos. España tampoco estuvo genial, pero su intensidad atrás le coló en la lucha por las medallas. Un tapón de Rudy a Parker y otro posterior de Pau a Turiaf fueron decisivos. El pasaporte a semis se ganó atrás.
El partido empezó como un ojo por ojo. A un triple de Navarro, taponado ilegalmente por Turiaf, respondió Diaw; a una entrada de Parker contestó España con otra de La Bomba; y a unos tiros libres de Batum daba réplica Pau. La igualdad (7-7) la rompió Diaw evidenciando los problemas de la defensa española con los cuatros que se abren. El ala-pívot galo lideró la primera escapada de los vecinos (22-15). Su capacidad para generar juego volvió loca a una defensa española que, un día más dejaba mucho que desear. La zona no funcionaba y Parker se movía a su antojo.
Sólo la salida de Sergio Rodríguez dio un poco de chispa al ataque español. La selección parecía jugar con una mochila de piedras a la espalda. Abusó del triple y para seguir la tradición del torneo olímpico le fue fatal (2/11 al descanso). Tampoco desde la línea del tiro libres estuvo fina (8/13). Con Pau tomándose un respiro, Rudy evitó que la brecha se hiciera más grande. Llegó a ser de ocho puntos (27-19), pero al descanso se quedó sólo en tres (37-34).
Era un excelente marcador para lo que se había visto sobre la cancha. España había sido muy inferior, pero seguía con vida. Francia se la había perdonado. Además, había noticias esperanzadoras en el juego interior. Turiaf sumaba tres faltas y Seraphin y Traore otras dos. Lo malo es que a Pau le habían señalado dos y ninguna por defender. Una en un bloqueo y otra en la lucha por un rebote. Era el problema, pero el más pequeño de todos los que se llevó la selección al vestuario.
Se esperaba una reacción en el arranque del tercer cuarto. Y llegó. Entre el final del segundo cuarto y el arranque del tercero, España hizo un parcial de 0-9 con Marc como referente ofensivo. Se puso por delante (37-41).
Por un instante hubo hasta buenas vibraciones. Incluso el banquillo en pleno se levantó para celebrar un triple. Las sensaciones llegaron a Navarro, del que nacía el juego español. Sin embargo, un triple de Diaw y otro de Parker volvieron a adelantar a los galos, que llegaron al acto definitivo dos puntos por delante (53-51).
Todo cambió en los 10 últimos minutos del partido. España apretó los dientes en defensa y esto espoleó a los de Scariolo. Especial mención en este apartado merece Llull que maniató a Parker, quien no pudo jugar a su antojo en el último periodo. España cerraba filas en torno a su canasta y, aunque no estaba fina en ataque, ahí cimentó su reacción. La mejor prueba de los nervios y las apretadas defensas fueron los casi cuatro minutos que España estuvo sin anotar.
Dos tiros libres de Rudy ponían a España tres arriba a falta de 1:31. Una ventaja que se convertiría en definitiva gracias a una canasta de Marc que cerraba el partido de baloncesto.
Los últimos minutos del partido entre Francia y España se vivieron con excesiva dureza por parte de los franceses. Primero fue Turiaf el que arrolló a Rudy Fernández propinándole un golpe en el bajo vientre y, además, con la consecuencia de un fuerte dolor en la espalda del español tras la caída.
Posteriormente fue Batum el que propinó un puñetazo alevoso a Juan Carlos Navarro en una clara demostración de impotencia rayando con la violencia y agarró a Calderón para poner punto final a un partido en el que España, una vez más, volvió a ser la bestia negra del equipo galo para seguir soñando con otro metal olímpico.