Jose Mourinho - Real Madrid
“De Pito... Pito Vilanova, que no sé cómo se llama, no tengo nada
que comentar". El ninguneo de José Mourinho a Tito Vilanova se dio tras
la Supercopa de España 2011. Tuvo lugar en rueda de prensa, y minutos
después de haberle metido un dedo en el ojo a su ahora colega. Casi un
año más tarde, el técnico del Real Madrid, en un acto de retrasada y
dudosa caballerosidad, reconoció haberse equivocado.
Es difícil condenar cualquier agresión en el marco de un Clásico que,
además, definió un título nacional (ganado finalmente por los
catalanes). Sin embargo, sí es repudiable no haber ofrecido las
disculpas pertinentes. En tiempo y forma. Si hubieran existido, ¿habría
irrumpido alguna ingeniosa y polémica pancarta en su apoyo? Seguramente
no. El dedo del míster, en realidad, noseñalaba ningún camino. Pero alguien creyó que sí.
Bandera al margen, las disculpas del portugués habrían sido bien
recibidas y, también, habrían limpiado un poco su imagen. El gran
entrenador que tiene el equipo merengue fue muy criticado, incluso desde
el propio seno capitalino. Además, el enfrentamiento estiró la brecha
entre los colosales de España, y la Roja no lo sufrió de casualidad.
El preparador luso dejó pasar demasiado tiempo para admitir su error.
Recién 355 días después del episodio, sostuvo en Fox Sports que fue él
quien falló.
En
la publicación de la cadena televisiva no aparece la palabra “disculpa”
o “perdón”. "Como dijo Tito hace unas semanas, la imagen quedará para
siempre. Lo más importante es la imagen negativa. Entre él y yo no hay
problemas. En partidos posteriores a ese, nos encontramos y nos
saludamos. La historia se terminó y ahora lo que hay que intentar es que
no pase nada parecido”, soltaba este miércoles.
Al mismo tiempo, se justificó: “No soy un tonto que hace sin saber
una historia que hay por detrás que me ha hecho perder un poco el
control".
Mourinho no pidió disculpas porque no necesita el perdón de nadie. En
Real Madrid tiene poder para hacer y deshacer. El único indulto que
necesitaba, el de José María Villar, ya lo obtuvo hace semanas: ni él ni
Vilanova tendrán sanción por los incidentes.
En poco tiempo, The Special One verá de nuevo a su víctima.
Otra vez en la Supercopa de España. Ya no cruzará al segundo de
Guardiola; encontrará al primer entrenador del FC Barcelona. Pito o
Tito, es indistinto. Abogará por no volver a equivocarse. Y si lo hace,
se responderá con un acto de caballerosidad real y puntual. ¿O no?
Vale mas tarde que nunca