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El Real Madrid campeón de Liga y candidato a todo suma su tercer
partido oficial sin victoria en este inicio de temporada. Los dos
anteriores pinchazos con las firmas de Valencia y Barcelona podrían ser
entendibles, pero este último ante el Getafe tiene difícil explicación. Y
es que el Madrid tuvo el control del partido en todo momento ante un
equipo local que se limitaba a defenderse como podía, se adelantó en el
marcador incluso mediante Higuaín. Y sin embargo Valera empató nada más
volver del descanso, cómo no en otra jugada a balón parado, y
revolucionó a los blancos. José Mourinho empezó a sacar delanteros, y el
Madrid a perder los nervios. Máxime cuando a quince minutos del final,
Abdel apuntillaba a los blancos en un contraataque, dejándole a cinco
puntos del Barcelona y con el peor inicio liguero de los últimos once
años.
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Decía José Mourinho en rueda de prensa que esperaba un partido
apretado, como todos los que había vivido en Getafe. Y quién sabe si
había dibujado un inicio así en su cabeza, pero lo cierto es que la
primera parte fue bastante oscura, sucia, mucho más táctica que técnica.
Al Real Madrid le costó unos diez minutos hacerse con el balón y la
posesión, y desde ese momento, el juego fue en una única dirección:
hacia la portería de Moyá. Aunque eso sí, con un ritmo lento, torpe,
excesivamente dependiente de destellos individuales ante la poca
profundidad colectiva.
El Getafe se apretó muy bien atrás, a
costa de ser totalmente nulo en ataque eso sí, y aunque el Real Madrid
atacaba prácticamente con un 3-3-3-1, le costaba encontrar los espacios y
su tradicional ritmo vertiginoso mientras no fuera en contados
contraataques. Así, apenas se pudieron contar cuatro ocasiones blancas
antes del descanso. La primera, al cuarto de hora, cuando conectaron
Ozil y Ronaldo con una doble pared que terminó con el germano en el área
pequeña a puerta vacía. Pero tan mal está de forma Ozil, que hasta eso
falló, estrellando su disparo en el larguero.
Fue Higuaín el que
deshizo el empate a nada en el marcador mediada la primera parte. El
Pipita recibió un buen pase interior de Di María, marchándose de su
marcador sólo con el control, Alexis se tiró al suelo para taparle el
lanzamiento a puerta con tan mala suerte que el madridista se llevó el
propio rebote, quedando Moyá vencido. Así, Higuaín sólo tuvo que rematar
a gol a puerta vacía para poner el 0-1 en el electrónico.
El
tanto repartió justicia en el marcador para el que más buscó el gol. Y
de hecho, ni con el marcador en contra el Getafe varió su disposición,
con posesiones muy cortas y muy poca proyección en ataque. Aunque eso
sí, nada más volver del descanso, pudo gozar de una jugada a balón
parado. Y ya se sabe lo que pasa cuando es el Real Madrid el que
defiende jugadas a balón parado: que suele fallar. Ya en la primera
parte, Abraham logró cabecear un córner que a punto estuvo de colarse, y
esta vez fue Valera el que se adelantó a Ronaldo para rematar
majestuosamente picado y cruzado a donde no llegaba Iker Casillas, para
poner así el empate en el marcador. No se entiende cómo, con tantos
entrenamientos a puerta cerrada, los jugadores blancos siguen
despistándose de esa manera en jugadas a balón parado.
Y el caso
es que el gol revolucionó totalmente el partido. De inmediato, José
Mourinho sacó a Lass del campo para meter a Benzema en un movimiento
clara e inusualmente ofensivo. Y que además tuvo sus frutos inmediatos,
pues el delantero francés agitó el ataque blanco nada más salir, y de
hecho si no hubiera sido por Valera seguramente hubiera embocado a gol
tras una buena triangulación colectiva. No contento con ello, y viendo
cómo el Barcelona quedaba en ese momento a cuatro puntos de distancia en
la tabla, José Mourinho dio entrada a Callejón por Marcelo. Otro
movimiento ofensivo. Y paradójicamente, lo que consiguió fue quedarse a
cinco puntos del cuadro blaugrana. Pues Abdel Barrada marcó en la jugada
de después.
En un contraataque, Colunga se marchó muy bien de
Albiol, ayudado involuntariamente de la mano, y encontró muy bien a
Abdel, que marcó solo en el mano a mano con Casillas a falta de sólo
quince minutos. El plan se le había venido abajo a un Real Madrid obtuso
pero correcto, ante un Getafe normalito, pero extraordinariamente
efectivo. Y fue entonces cuando Mourinho decidió subirse aún más las
botas por si había de morir con ellas puestas: sacó a Morata al campo en
una insólita acumulación de delanteros sobre el césped.
Sin
embargo ni con ésas consiguió darle la vuelta al marcador en un alocado e
infructuoso asedio final. Era el día del Getafe, no se puede explicar
de otra manera que el Real Madrid terminara así su tercer partido
seguido sin ganar, que fuera remontado por un equipo al que quién sabe
cuántas veces supera en presupuesto, que con la posesión a favor le
venciesen con su propia medicina de la pegada, que el Getafe rompiera la
racha de siete derbis seguidos perdiendo, que en las dos primeras
jornadas de Liga sumara apenas un punto... Pero así fue, y el Getafe
logró una histórica machada dejando al Real Madrid en una posición ya
comprometida.
Los azulones remontaron el 0-1 inicial tirando de pegada. El Madrid
firma su peor arranque en 11 años. Mourinho apostó por Lass y acabó con
todos sus delanteros sobre el campo