Denis Doyle
El Real Madrid sigue dando pasos adelante en su progresión de este
2013, sobreviviendo incluso a la lesión de Iker Casillas. Con un equipo
sin muchos de los habituales, el ímpetu y la calidad de los blancos se
impuso a la seriedad y el rigor de un Getafe que aguantó bien la primera
parte de la mano de su portero Moyá, pero que se fue del partido según
encajó el primer gol, nada más comenzar la segunda parte. Tras el tanto
inicial de Ramos, pasaron apenas diez minutos hasta que Ronaldo cerró su
hat-trick particular en una nueva actuación deslumbrante, para
finiquitar así el encuentro, que pasará a la historia por ser el primero
sin Iker –y sin apenas haberle echado de menos-, pero también el último
antes del Clásico de Copa de este miércoles, que ha cobrado más
relevancia aún visto el poderío de los pupilos de Jose Mourinho.
No
fue sin embargo una primera parte lustrosa. Ni mucho menos. El Getafe
se plantó bien en defensa en su propio campo, esperando los pocos huecos
que pudiera dejar un Real Madrid que fue incapaz de romper la red que
habían tejido los azulones. No se les puede achacar falta de intención
ni mucho menos, pero sí sequía de acierto. Y el mejor reflejo a esta
paradoja fue Ozil. El germano se movió por todo el campo, buscando los
huecos, intentando tirar del carro merengue, pero luego en los momentos
clave, al pisar el área, se le apagaba la luz. E igual le sucedió a un
Madrid que constantemente amagaba sin llegar a pegar.
Así, Moyá
tuvo dos muy buenas intervenciones a sendos tiros de Ronaldo. Uno de
falta directa, y otro tras una buena pared con Ozil y dos recortes a su
marcador. Raro en un depredador como Cristiano. El propio Ozil no acertó
a embocar ni un contraataque colectivo ni una jugada maradoniana, y
hasta un abnegado Modric lanzó arriba una volea franca desde dentro del
área. La mejor noticia para los merengues ante tanta desazón en el área
azulona es que, al menos en la propia portería, Adán destilaba seguridad
a raudales.
Sin
embargo, tanto fue el cántaro a la fuente que acabó por romperse nada
más reanudarse el encuentro. Quizás en la ocasión menos clara. Moyá
acababa de salvar milagrosamente un disparo a Coentrao, y en ese mismo
córner no fue capaz de amarrar el balón. Pidieron falta de Carvalho los
azulones, pero no lo concedió el árbitro, validando el gol de Sergio
Ramos al rebañar el rechace del guardameta. Un gol que terminó descoser
al Getafe y lanzar a los blancos.
Y es que, para cuando llegó la
mitad de la segunda parte, ya ganaba 4-0 merced a un nuevo recital de
Ronaldo. Había perdonado dos en la primera mitad, y no volvería a
hacerlo ya, inmerso en el clásico torbellino madridista. En diez
minutos, el ‘7’ marcó en un contraataque lanzado por Ozil, de cabeza a
un centro de Di María, y en un penalti cometido por Lopo sobre Modric.
De todos los colores, la exhibición del luso hizo disfrutar a un
Bernabéu que hoy tiene alguna esperanza más que ayer de poder batir al
Barcelona en la Copa.
REGISTRATE en Mundo-deportes, pide nick y contraseña y correo por ello no recibirás publicidad y es gratis.