Bongarts
Abofeteado el año pasado tras quedarse a las puertas de todo, el
Bayern Munich parece resuelto a dominar la Bundesliga desde la primera
jornada del campeonato. Ante el Mainz 05, el conjunto de Jupp Heynckes
repitió la fórmula que le ha llevado a sacar adelante con solvencia
todos los partidos del curso y convertirse en el equipo que marca la
pauta, un papel que correspondió en los pasados cursos al Borussia de
Dortmund. Un inicio fulgurante, liderado por un omnipresente Muller y
ejecutado por Mandzukic y Schweinsteiger.
Llamado a competir de nuevo en las tres competiciones ha ensanchado
el gigante alemán el equipo. El fichaje del rematador croata o de Javi
Martínez son dos ejemplos de crecimiento a lo ancho del equipo. Con el
debut en la Champions League a la vuelta de la esquina, Heynckes decidió
reservar a Robben y Ribery. Tampoco contó con Mario Gómez, aun
convaleciente.
Poco importan las piezas utilizadas cuando un equipo está tan enchufado y dispone de jugadores de dulce. Una buena jugada
de Thomas Muller por la banda derecha regaló a Mandzukic el primer gol
antes de llegar a los setenta segundos de juego. Un pase de la muerte
que el delantero croata, sigiloso, envió a la red sin oposición en el
segundo palo. El croata, iluminado en la Euro de Polonia y Ucrania
pertenece a esa estirpe de hombres de área, cazagoles de toda la vida.
Ya acredita tres redes en tres partidos.
Apenas cambió el guión
el encuentro. El Bayern, comandado por Toni Kroos en la medular, hizo de
los últimos treinta metros del campo su hábitat natural. Organizado en
torno al balón, el subcampeón de Europa se desplegó por oleadas. La
incandescente movilidad de Muller, unida a los despliegues de los
laterales, confirieron imprevisibilidad y profundidad al equipo, que
apenas encontraba resistencia por parte de su oponente.
Con este
ecosistema, el segundo gol llegó casi por inercia. Badstuber llegó hasta
la línea de fondo, desde donde sirvió un centro preciso que cabeceó
Schweinsteiger, filtrado desde la segunda línea, a la red. La renta de
dos goles no amedrentó el ímpetu del Bayern, que quizás con un poco
menos de vuelo, pero siguió viviendo plácidamente.
Ni siquiera el
gol del Mainz de penalti a los catorce minutos de la segunda mitad
alteró la determinación local. Lejos de especular con el resultado, el
Bayern volvió a adueñarse del balón y a generar un torrente de
ocasiones. Mandzukic, más atorado que de costumbre en la definición pudo
cerrar el partido en dos ocasiones. También Muller, con un disparo que
se estrelló en la mano del defensor en un penalti que el árbitro obvió.
No
fue sin embargo hasta el descuento cuando el Bayern cerró el partido.
Un pase de Javi Martínez para Toni Kroos supuso la guinda a un partido
en el que el conjunto muniqués nunca se dejó sorprender. El Bayern es un
equipo en una misión. Con más profundidad de plantilla, más
concentración y el orgullo herido. El miércoles pondrán a prueba al
Valencia.
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