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La visita al Siena por parte de la Juventus ha dejado claro que la
Toscana no es el lugar favorito para el actual campeón de la Serie A,
donde ya se dejó dos puntos en su paso por Florencia. Antonio Conte
volvía al que fue su equipo y con el que se vio implicado en las tramas
de las apuestas ilegales que le han obligado a ver este y todos los
partidos de su equipo desde el palco hasta el próximo mes de diciembre.
No obstante, sus recuerdos de la ciudad del Palio siguen siendo
buenos. Allí consiguió su primer éxito como técnico ascendiendo de la
Serie B, pero ello no ha impedido que celebrara por todo lo alto en el
palco del Artemio Franchi el gol de Claudio Marchisio que le ha dado
otros tres puntos a su equipo.
Serse Cosmi era consciente de que
su única posibilidad de sacar algo positivo era llevar a la perfecta
práctica el fútbol rocoso y efectivo que desempeñaron sus jugadores en
el Meazza para ganar al Inter. Y por poco lo consigue ya que le tanto de
la victoria juventina llegó en el minuto 85 de partido, cuando la
afición robur ya casi podía saborear el punto.
El Siena
se encerró atrás tras el empate de Calaiò, juntó sus dos líneas de
defensa y mediocampo para llenar todos los espacios de jugadores propios
y evitar las transiciones cómodas de la mediapunta de la Vecchia Signora.
Para competir contra ello, Massimo Carrera hizo lo propio: juntó
también a ocho de sus once jugadores cerca de los tres cuartos de cancha
adversaria, lo que permitía conservar de manera continua el balón en
zonas de peligro pero que a su vez convertía el campo sienés en un
cuello de botella por el que ni entraba ni salía el balón.
Antes,
la Juventus había dominado con comodidad, pero sin agobiar. El gol, el
señor gol del señor Andrea Pirlo había facilitado las cosas y quitado la
presión inicial. El ‘21’, como contra la Roma, volvió a lanzar un golpe
franco muy pegado al área rival y esta vez apostó por un toque más
sutil y bello: raso, por debajo de la barrera. Pegolo, espléndido
durante todo el encuentro, no pudo hacer nada por evitar la ventaja
juventina, a pesar de que llegó a tocar el esférico.
Cuando
más controlado estaba el encuentro para la Juve, el árbitro del
encuentro se convirtió el un protagonista más cuando expulsó al técnico
del Siena, Cosmi, poco antes del descanso. El desconcierto vivido en la
banda se trasladó al rectángulo de juego, y sus jugadores lo
aprovecharon para marcar el empate. Angelo superó con facilidad infantil
a De Ceglie y su centro fue directo a la cabeza de Calaiò, que no
perdonó.
El error en el marcaje de De Ceglie y su poca presencia
ofensiva provocó que Carrera lo dejara en la caseta para el comienzo del
segundo tiempo, apostando en su lugar por Asamoah. No encontró con el
ghanés la amplitud que quería. Sin embargo, en el segundo tiempo surgió
la figura de Sebastian Giovinco. El pequeño talento desbordó
continuamente a la defensa toscana y tras varios intentos infructuosos,
una internada y un centro suyo acabaron en el toque hacia atrás de
Chiellini para que Marchisio rematara violentamente el balón a la red.
La
Juventus volvió a sufrir para ganar, aunque esta vez su dominio fue
evidente, no como en ocasiones anteriores. Ahora por fin tendrán una
semana para reposar las piernas y volver a recuperar el tono físico y la
frescura necesaria para seguir mandando en la Serie A.
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