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Hay pocos equipos en la Serie A que dependan más de un jugador que
éste Udinese de Totò di Natale. El capitán friuliano es el objetivo de
prácticamente todos los movimientos ofensivos de un equipo que sorprende
que haya cambiado tanto su rendimiento del año pasado, cuando fue
tercero con méritos, a este curso en el que no está encontrando en
ningún caso un juego que le permita no ya estar en los puestos altos,
sino salir de los de abajo. Si a esta evidente dependencia de Di Natale
se le une la negativa general a tratar de controlar los partidos y la
desidia en defensa, nos encontramos con los resultados que muestran la classifica.
El Udinese tenía la opción de conseguir hacer daño hoy a la Roma
saliendo enchufada y con fuerza en los primeros minutos, ya que a los
capitalinos les ha costado en los partidos anteriores empezarlos con la
suficiente intensidad y lo había pagado recibiendo muchos tantos los
momentos iniciales. Pero hoy la Roma ha escuchado las duras críticas de
su entrenador, Zeman, y ha empezado con un ánimo y un ritmo inusitado.
La
superioridad romana se ha visto reflejada en las cinco ocasiones de las
que ha disfrutado Erik Lamela en los primeros 24 minutos. Las tres
primeras no consiguió meterlas en la portería de Brkic, pero a la cuarta
convirtió una obra de arte al rescatar una pelota en la línea de fondo y
sobre la misma raya regatear a Armero y superar al portero del Udinese
para marcar. Y tan sólo dos minutos después, Francesco Totti dejó sólo
con un sutil toque a Osvaldo que, de primeras, le puso el balón en la
cabeza a Lamela.
Pero como tiene la capacidad de hacer que sus
hombres creativos hagan fútbol espectáculo, la Roma también tiene una
doble cara. La otra, la negativa y la que está impidiendo que el
conjunto de Zeman esté más arriba, es la falta de personalidad y
autoconfianza que demuestra en cuanto recibe un pequeño revés. Aunque
hoy ese revés fue un gol de Domizzi, no había motivos para asustarse y
echarse atrás y, lo peor, caer en el nerviosismo y estar cerca de dejar
escapar una renta de dos goles en apenas cinco minutos, tiempo del que
precisó el Udinese para crear otras dos ocasiones claras ante
Stekelenburg.
Tras el varapalo del gol de Domizzi y la relajación
romana hasta el final del primer tiempo, se podía esperar una reacción
de los locales para volver a dominar el partido y poner de nuevo tierra
de por medio con el Udinese. Pero nada de ello ocurrió. La Roma siguió
dormida tras el paso por los vestuarios y lo aprovecharon los zebrette para empatar por medio de Di Natale en una jugada embarullada en el área romana en la que ningún jugador giallorosso fue capaz de sacar el balón.
Con
el empate, la Roma volvió a coger el balón, pero sin la seguridad que
había demostrado en los primeros instantes del partido. La acumulación
de hombres del Udinese en torno a Brkic evitó que las triangulaciones
entre Osvaldo, Totti y Lamela, y más tarde Florenzi cuando entró,
fructificaran. Las ocasiones más claras las tuvo Dani Osvaldo, pero,
precipitado, las falló cuando estaba ante el portero del Udinese.
El
Udinese lo intentaba a la contra, pero con poca intención. Con tan poca
convicción que en un roce entre Pereyra y Castan el jugador del Udinese
se fue al suelo, pero cuando todo el estadio esperaba que el árbitro le
mostrara amarilla por simular, éste señaló el punto de penalti. Di
Natale demostró que es el hombre más importante de este Udinese y que
tiene motivos para ello. El lanzamiento a lo 'Panenka' sólo es una
pequeña muestra más de su confianza y su calidad, y además sirve para
volver a sumir a una buena Roma inicial en las dudas infinitas.
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