Zaragoza-Twitter
Una primera mitad igualada y viva se vio rota por la tarjeta roja
mostrada a Pizzi, por doble amonestación, que invitó al Real Zaragoza a
consumar una fulgurante remontada que ya se había iniciado en los
primeros 45 minutos con el penalti ejecutado por Apoño y que acabó
convirtiéndose en un festín por parte de los hombres de Manolo Jiménez,
quien arriesgó con su valiente planteamiento.
Ninguno de los equipos que se han enfrentado en la Romareda pueden
presumir de tener una buena salud empresarial. El anuncio realizado en
estos días por el máximo mandatario coruñés, Augusto César Lendoiro,
solicitando el preconcurso de acreedores para saldar la deuda del club
se juntaba con la crisis institucional del Zaragoza, que esta semana ha
añadido otra página más, al ser liquidada la inmobiliaria que utilizaba
el club. Es decir, dos entidades con graves problemas financieros que
suelen vivir en el filo de la navaja en el plano deportivo buscaban tres
puntos para resurgir.
El Deportivo está viviendo con dudas su
regreso a la máxima categoría, aunque están a pocos puntos de la parte
noble de la clasificación, su dinámica es preocupante como visitante,
todavía no ha ganado fuera de Riazor y los números de los blanquiazules
habían caído sedados hasta la balsámica victoria ante el Mallorca en
casa en la pasada jornada. Por ello, la plantilla recibió con
desbordante alegría la extraordinaria combinación de los jugadores de
ataque blanquiazules que a los 13' hilvanaban una jugada bajo la
dirección de Juan Carlos Valerón, y con la participación de Bergantiños y
Pizzi, que terminaba en los pies de Bruno Gama para definir
extraordinariamente ante la salida de Roberto. En la primera ocasión,
los de Oltra se adelantaban.
El gol templó los ánimos de los
herculinos que se encontraban cómodos en el campo, todo lo contrario que
el Zaragoza que no parecía encontrar la llave para entrar en la puerta
defendida por Aranzubía, sólo Montañés con su velocidad y esa revelación
llamada Víctor Rodríguez, acertaban con sus decisiones. Lo contrario
que la defensa, una indecisa cesión de Zuculini a Roberto suponía un
regalo para Riki, éste lo abría y lo dejaba entre las redes mañas. 0-2 y
apenas 20 minutos cumplidos.
Manolo Jiménez quiso cambiar el
rumbo del encuentro, la salida de Aranda por un desafortunado Zuculini
ofrecía varios mensajes: que el técnico andaluz buscaba la victoria y
que para remontar el vuelo tenía que desprenderse de un lastre. Acto
seguido, un penalti parecía premiar al entrenador zaragocista por su
valiente planteamiento. El tanto anotado por Apoño desde los 11 metros
rehacía a los blanquillos y los metía de nuevo en el choque a los 28
minutos.
El partido,
entonces, entró en una dinámica ofensiva y con constantes alternativas.
Álex Bergantiños probaba con un disparo lejano que golpeaba el larguero,
el veterano Movilla respondía con un tiro que se paseaba cerca del palo
izquierdo de la meta coruñesa y dos cabezazos, por obra de Valerón y
Helder Postiga precedían a un remate de Bruno Gama que cerraba una
intensísima primera parte que pudo haber terminado con un resultado más
abultado.
Teixeira Vitienes adquiría protagonismo cuando a los 3
minutos de la reanudación expulsaba al portugués Pizzi por simular una
falta en el área rival. Un excesivo castigo que condicionaba el
desarrollo del encuentro y que invitaba a los aragoneses a lanzarse a
por la remontada.
A falta de media hora, Paco Montañés se
estrenaba como goleador en el torneo liguero y marcaba el camino de la
victoria con una volea que aprovechaba un preciso servicio de Movilla.
El Depor sufría y más cuando en el 66' Álvaro, que anotaba también su
primera diana en el torneo, prolongaba con la cabeza un libre directo
botado por Víctor.
Manolo Jiménez veía cómo su arriesgada
propuesta, se ejecutaba a la perfección. La satisfacción del técnico era
máxima cuando la enésima asociación de Movilla con Víctor dibujaba una
preciosa curva sobre el área coruñesa que Helder Postiga guiaba a las
mallas con un testarazo.
El equipo del León veía sangre en su
rival y quería más. Movilla avisaba y Helder Postiga era el que hacía
daño anotando con otro remate en el que el luso se elevaba por encima de
la defensa deportivista para sumar su sexto tanto en la temporada. En
los instantes finales, Bodipo maquillaba la goleada con un buen gol que
no impedía la fiesta que se vivía en La Romareda, un público que se
desquitaba de las penas de la campaña anterior y los disgustos
ocasionados por la crisis institucional con esta borrachera de goles que
no se vivía en casa desde el 2005.
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