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El Real Madrid se asegura llegar al Camp Nou a ocho puntos del
Barcelona después de responder a la victoria blaugrana en el Sánchez
Pizjuán con un triunfo ante el Deportivo de La Coruña logrado desde la
calidad, que no el sufrimiento. Y es que a pesar de que Riki adelantó a
los blanquiazules en la primera mitad, los pupilos de José Mourinho se
marcharon al descanso con un 3-1 a favor merced al doblete de Ronaldo y
un gol más de Di María sin necesidad de meter la quinta marcha. El
Deportivo no se lo exigió, ni mucho menos. Fue un rival sumiso a las
intenciones de un Real Madrid al que le bastó con su pegada en ataque.
Pepe marcó a balón parado, y Ronaldo redondeó la manita y un hat-trick
esperanzador para el madridismo a las puertas del Clásico en la Ciudad
Condal.
El partido, eso sí, comenzó con doble sorpresa para el aficionado
blanco. Por un lado, con la alineación de José Mourinho, que dejó en el
banquillo a Arbeloa y Xabi Alonso para jugar con Sergio Ramos de lateral
y Luka Modric de mediocentro. Y después, porque al cuarto de hora el
Deportivo había conseguido ponerse por delante en el electrónico merced a
una buena triangulación en línea de tres cuartos que resolvió el ex
madridista Riki marchándose primero de Varane, y luego sorteando la
salida de Iker Casillas.
Sin embargo, el tempranero gol visitante
no alteró lo más mínimo el guión del partido. El Deportivo lo fió todo a
su calidad, guardándose las uñas y los colmillos a la hora de defender,
incluso con el marcador a favor, quizás respetando demasiado al rival, o
quizás porque nunca terminó de creerse su propia machada. Y mientras
tanto, el Real Madrid era el dominador claro del encuentro. Con Ozil más
Modric de mediocentro, que cuajó un partido sobresaliente, el equipo
blanco mostró una versión mucho más vertical. Lo que en ocasiones
conllevó muchas imprecisiones en el último pase, pero que a la postre
fue suficiente para desarbolar al Deportivo.
Tanto va el cántaro a
la fuente que a los pupilos blancos no les hizo falta ni meter la
quinta marcha para darle la vuelta al marcador ante una defensa
deportivista que fue una verbena. Empezando por un Manuel Pablo al que
dejaron retratado una y otra vez entre Cristiano Ronaldo y Ángel Di
María, ambos superlativos. De hecho, después de fallar un mano a mano
con Aranzubia, el Fideo forzó el penalti de Manuel Pablo que conllevó el
primer gol merengue, obra de Cristiano Ronaldo. El lateral deportivista
derribó a Di María sobre la misma línea, en una acción que los
visitantes le discutieron a Ayza Gámez sin ningún éxito.
Y
diez minutos antes del descanso, el Real Madrid terminó de darle la
vuelta al encuentro. Primero fue Di María al resolver un mano a mano con
Aranzubia, aprovechando un pase magistral en profundidad de Modric. Al
Fideo no le costó deshacerse de la marca de Manuel Pablo una vez más, y
aunque su disparo se estrelló en el palo, embocó él mismo a gol el
rechace ante la pasividad de la zaga visitante. Condiciones parecidas a
las que se dieron en el tercer gol merengue, en los albores del
descanso. Cuando Ronaldo aprovechó el rechace a una parada de Aranzubia
para cabecear a gol desde dentro del área pequeña sin marca alguna. El
guardameta del Deportivo se quejaba amargamente, y con toda la razón del
mundo, pues un sólo jugador es incapaz de detener todo el arsenal
merengue.
Con el claro 3-1 se llegó al descanso, pero bien podía
haber pitado Ayza Gámez el final del partido a los cuarenta y cinco
minutos, que no hubiera pasado nada tampoco. Y es que el Deportivo no
terminó de sacar sus uñas, y por su parte el Real Madrid, empezó a
guardarlas, sabedor de que esta semana tiene que visitar Amsterdam y
Barcelona. El partido estaba muerto al paso por los vestuarios. Y quién
sabe si precisamente por eso, José Mourinho hizo debutar a Ricardo Kaká
tras el descanso, un mes y medio después de que empezara la competición
oficial. Estuvo voluntarioso el brasileño después de haber deslumbrado
ante el Millonarios, aunque en ocasiones se dejó notar que el Deportivo a
medio gas era mucho más para Kaká que un Millonarios al cien por cien.
Llegó a tener un mano a mano con Aranzubia tras asistencia de Ronaldo,
pero no anduvo fino el ‘8’ blanco, por no decir desentrenado quizás.
Quien
sí acertó con la portería contraria fue Pepe, que puso el 4-1 en el
marcador mediada la segunda parte al cabecear a gol una falta lateral.
El luso, defensa rudo donde los haya, sacó su lado más tierno en la
celebración, dedicándoselo primero a su bebé recién nacido llevándose el
dedo a la boca, y luego corriendo para abrazarse con Mourinho. La
imagen más representativa de lo que fue el partido: una victoria
sencilla para los blancos que terminó de redondear Ronaldo de penalti,
ante un rival muy dócil, casi entregado.
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