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Se enfrentaban Osasuna y Valencia por segunda vez en cuatro días en
El Sadar. Esta vez, con motivo de los octavos de final de la Copa del
Rey. Mismos equipos, distintas alineaciones y un partido muy parecido.
Metía
Valverde con cuatro cambios en su once inicial, mientras que
Mendilibar, como viene siendo habitual en la Copa del Rey, revolucionaba
completamente su equipo, con diez hombres diferentes. Tan sólo repetía
Echaide.
Muchos cambios en los equipos, pero el partido resultó muy parecido,
como ver una repetición de lo visto hace tres días, sobre todo en la
primera parte. Una partido con muy poco fútbol el que nos ofrecieron
ambos equipos. Muy bien plantados en el campo, se dejaban muy pocos
espacios para poder combinar y se creaban muy pocas ocasiones de gol.
De
esta manera, asistimos a una primera parte muy pobre de fútbol y en la
que sólo hubo dos jugadas destacadas, una para cada equipo.
La
primera, sobre el minuto 30, un posible penalty por mano de Ricardo
Costa ante un buen giro de Roberto Torres dentro del área, que se
quedaba en clara posición de remate, si no llega a ser por el corte del
central portugués.
La segunda, siete minutos después, la más
clara. Un gran pase de Banega desde el centro del campo, dejaba a Jonás
sólo para enfilar la portería. El disparo cruzado, buscando la base del
palo, lo sacó Riesgo con una gran estirada.
Sin ocasiones y sin
fútbol, se llegó al descanso. El trabajo, la presión y el
posicionamiento de Osasuna, estaba consiguiendo igualar las fuerzas con
la calidad del Valencia.
Pero fue precisamente esta calidad
superior del Valencia la que marcaría la diferencia a la vuelta de
vestuarios. Y es que en el segundo minuto de la segunda parte, una falta
desde la frontal del área la convertiría de manera magistral Dani
Parejo en el gol 0-1.
Tras el gol, un periodo de claro dominio
valencianista. El propio Parejo, junto con un buen Banega también, se
hacían con el control del centro del campo y conseguían imponer su
calidad. Pero estando abajo en el marcador y jugando en casa, no podía
permitir esto durante mucho tiempo Osasuna, y la reacción no se hizo
esperar demasiado.
Pero el ímpetu y las ganas, sin fútbol y sin
pegada, no suelen servir de nada. Y esto es lo que le paso a Osasuna. Lo
intentó, por momentos apretó y metió al Valencia en su campo, pero no
consiguió acertar en ninguna de sus ocasiones.
Quién si lo hizo,
fue Soldado, al que 13 minutos en el campo le bastaron para no fallar a
su cita con el gol. Con el Osasuna ya volcado en el ataque, buscando el
gol del empate, pilló una contra el Valencia y un disparo de Bernat, que
rechazaba bien Riesgo, terminaba en gol gracias a la pillería de
Soldado, que estaba donde había que estar una vez más, para poner el
definitivo 0-2 y sentenciar la eliminatoria.
Finalmente, se
repitió la misma historia de hace tres días y esta vez en dos jugadas
puntuales, gracias a la calidad, el Valencia se volvió a llevar el
partido. En este caso no son tres puntos, si no una ventaja que será muy
difícil voltear para Osasuna, que se ve obligado ahora a ganar en
Mestalla para estar en los cuartos de final.
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