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El Manchester City visitaba el Stadium of Light con la idea de
llevarse los tres puntos. Cuestión innegociable si los de Mancini
querían seguir peleando por la Premier League. El día conocido como
“Boxing Day” es una tradición inglesa que permite disfrutar de sus
equipos preferidos a familias enteras siempre justo después del día de
navidad dónde los británicos suelen apurar sus vacaciones invernales.
Los hombres de Martin O’Neill están siendo este año anfitriones
generosos, ganando únicamente dos partidos en lo que va de competición.
Sin embargo los de Roberto Mancini sufrieron derrochando sangre, sudor y
lágrimas. Y más allá de ser una licencia literaria el propio Zabaleta
tuvo que ser atendido con una herida muy fea que no dejaba de emanar
sangre. Una acción fortuita que acabó con los tacos del rival en la
frente del argentino. Pasados unos minutos pudo volver al campo con un
aparatoso vendaje en la cabeza propio de tiempos pretéritos.
Como curiosidad decir que los millones que se gasta el Jeque en
sueldos y jugadores parece no ser suficientes para comprar camisetas de
reserva, ya que Zabaleta cuyo número es el 5, al manchar la zamarra de
sangre se la tuvo que cambiar… luciendo el número 68 durante el resto de
la primera parte. Para rematar al pobre Zabaleta, un balón rebotado en
una acción insustancial, le golpeó en la cabeza haciendo saltar la venda
por los aires. El argentino, como resignado a su suerte, la miró
sopesando cogerla y decidió que para llevarse un pelotazo minutos
después, mejor la dejaba en el césped.
Y así fue todo el partido de los Citizens, un sufrimiento continuo
sin dominar el partido. Tenían la sensación de que tarde o temprano
llegaría su gol, pero también eran conscientes de que el Sunderland les
podía aplicar un serio correctivo en cualquier momento. Carlos Tévez y
Sergio Agüero combinaban bien pero no acababan de dar con la tecla.
Dejaban una sensación de “deja vu” en unos aficionados que no se
explican cómo con tanta cantidad y calidad en su delantera, no consiguen
transformar un porcentaje digno de ocasiones de gol.
A vueltas con Zabaleta, protagonista todo el partido, sufrió una
nueva acción dolorosa que acabó con sus huesos besando el césped. Lejos
de dar pena, propició que los locales pudieran disparar desde lejos a
Joe Hart, el cual sorprendido, se comió el balón disparado por su ex
compañero Adam Johnson. Entre que Johnson creía imposible que el balón
pasara entre el torso y el brazo de Hart, y que no se veía bien si el
balón había entrado o golpeado la red por fuer, los aficionados y los
propios jugadores tardaron unos segundos en celebrar la gesta. Se
adelantaban ante el poderoso (en liga) Manchester City.
A partir de ahí el partido fue de ida y vuelta donde los locales
supieron mantener la ventaja conseguida. El Manchester City se volcó con
todo lo que pudo y a pesar de que jugó por minutos un gran fútbol, se
les vio inconsistentes y precipitados, agobiándose porque se le echaba
la hora encima. Así acabó y ya son siete puntos los que les separan de
los red devils de Sir Alex Ferguson.
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