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El último partido de 2012 elevó el nivel de crispación dentro del
Real Madrid a niveles insanos para la institución y el equipo. La
controvertida decisión de degradar al capitán Iker Casillas, fue el
pináculo del pulso que José Mourinho mantiene con parte de la plantilla y
la directiva.
Descabalgado en la Liga tras la derrota en Málaga, la restitución de
la normalidad y la oxigenación de una atmósfera respirable son los
objetivos principales de un club que se la juega a la carta única de la
Champions League, en el horizonte de febrero. El partido ante la Real
Sociedad se enmarca como el primero de una serie de compromisos que
indefectiblemente desembocarán en la eliminatoria frente al Manchester
United.
Todo en el partido ante la Real Sociedad gravita en torno
a quién ocupará la portería blanca. Si Mourinho decide dar continuidad a
la suplencia de Casillas y vuelve a promocionar a Adán, se expondrá a
un plebiscito de suerte incierta para el mánager. Más con el equipo
descarrilado ante la pulcritud del Barcelona y dada la zozobra que asola
al plantel desde el inicio de la temporada.
La
compleja decisión de la portería, con prismas sociales y deportivos,
viene aparejada de los problemas defensivos. En los últimos tres
partidos de liga, el Madrid ha encajado siete goles. Con Sergio Ramos
sancionado y Pepe de baja aproximadamente un mes por lesión en el
tobillo, Mourinho se verá obligado a conformar una pareja de choque.
Además, la indisciplina de Coentrao, que llegó con retraso al
entrenamiento, multiplica los problemas atrás. Con Varane
presumiblemente seguro, el mánager tendrá que optar entre Albiol o
Carvalho, dos meritorios venidos a menos. La selección del segundo
central también presenta la dicotomía entre el clan español y el
portugués. Dada la gestión de Mourinho, resulta complicado separar estas
cosas.
En la parcela ofensiva, el Madrid celebra el regreso de
Higuaín, en el dique seco desde el seis de noviembre. Durante la
ausencia, Benzema sólo ha marcado cuatro goles y fue señalado de manera
implícita por Mourinho, siempre receloso de la actitud asceta del
francés, tras su lesión en Vigo.
De todo esto se quiere alejar el
Real Madrid. Ante los intempestivos acontecimientos que se precipitaron
al final del año, el Madrid ha ofrecido una respuesta institucional.
Casillas, Ronaldo, Ramos y Arbeloa han desfilado por la sala de prensa
durante esta semana en un deliberado intento de naturalizar y normalizar
la relación del equipo con la prensa. En una decisión consensuada
piramidalmente, el mánager finalmente accedió a levantar la mordaza al
vestuario. El primer propósito de año nuevo es rebajar la escalada de
tensión que ha llevado a innumerables situaciones desagradables y a un
clima caótico y autodestructivo. El Madrid quiere que mande el fútbol.
Sigue teniendo argumentos de sobra para que sólo se hable de eso.
Continua siendo un equipo fenomenal.
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