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Desde hace varias jornadas, la Juve está jugando sus partidos en
la Serie A después de la Lazio, lo cual fue un motivo de queja para
Antonio Conte después del encuentro que enfrentó a ambos clubes en semis
de Coppa Italia, el pasado martes. En otras ocasiones, jugar después de
la Lazio comportaba una presión muy grande por una victoria biancoceleste que apretaba la cabeza de la classifica.
Pero hoy la Juve jugaba sabiendo que uno de sus perseguidores más
serios había perdido en casa contra un rival menor, el Chievo. Esto
proporcionaba una seguridad a los bianconeri que tardó mucho en aparecer.
De hecho no fue hasta la segunda parte cuando la Juventus creó
suficientes ocasiones para ganar al Genoa, un club que está hundido en
la parte baja de la tabla y que estrenaba entrenador. Ballardini llegó
al Juventus Stadium con miedo a salir goleado. Para evitarlo, planteó un
autobús con todas las de la ley delante de la portería de Frey. Durante
muchos momentos, el jugador más adelantado del Genoa, Immobile, se
encontraba a apenas 20 metros de su área propia. El apelotonamiento
sirvió para retrasar el gol juventino, pero no para evitarlo.
La charla de Conte debió recordarles a los jugadores que eran
superiores al Genoa y que no tenían ningún tipo de desesperación por
ganar, pero tenían que imponer un ritmo más alto, más velocidad en el
juego. Más intensidad, en resumidas cuentas. Y en apenas cinco minutos
de la reanudación, la Juve encontró el gol gracias a una excelente
jugada de combinación que acabó con Lichtsteinter dando el pase de la
muerte para que Quagliarella se reconciliara con la Juventus con el
primero de la noche. Precisamente el napolitano estaba siendo uno de los
más flojos de su equipo. Además, le sirve para hacerle saber a Conte
que, aunque llegue Anelka, él sigue estando ahí.
Tras el gol en contra, Ballardini reaccionó y en poco tiempo hizo los
tres cambios. Uno de ellos era Marco Borriello. El delantero volvía a
la que fue su casa el año pasado y, como mandan los cánones, no celebró
el gol del empate. El remate de Borriello vino precedido por una
excelente arrancada de Kucka, que superó a De Ceglie y centró. El
principal inconventiente que tiene agotar tan pronto los cambios son las
posibles lesiones. Floro Flores dejó a su equipo durante veinte minutos
con diez cuando se retiró lesionado. Con ello, el cerrojo genovés se
intensificó y los últimos minutos fueron un acoso bianconero.
Pero la Juve estaba falta de ideas, sin claridad. Sin Pirlo, en
resumidas cuentas. Solo Giovinco con un libre directo que se estrelló en
el palo pudo crear problemas serios a Frey. Eso sí, al final unas manos
en el área genovesa que no vio el árbitro caldeó el final. Ahora la
Juve espera que el Nápoles pinche en Parma, porque de ganar se pondría a
tres puntos de nuevo.
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