Después de una semana de descanso y tranquilidad, el guerrero Real Madrid vuelve a retomar sensaciones con la Liga, aunque eso sí, mirando de reojo al Clásico de Copa del próximo martes. Visita al Deportivo en Riazor, una plaza otrora maldita para el madridismo cuando estuvo hasta 18 sin ganar allí, y que sin embargo ahora suscita más quebraderos de cabeza al propio cuadro blanquiazul que a los merengues.
Y es que el conjunto que hoy entrena Fernando Vázquez ocupa la última posición en Liga, después de haber pasado por el banquillo Oltra y Paciencia ya. Ha entrado en la ley concursal, con la plantilla habiendo cobrado esta semana su nómina por primera vez desde octubre. Y por encima de todo residen las malas sensaciones sobre el césped, con sólo 28 goles a favor y 54 en contra, la mitad y más del doble que el Real Madrid, respectivamente.
Es por ello que el clima que se respira en Riazor es pesimista a más no poder. La llegada de Fernando Vázquez ha aportado algo de aire fresco, pero la reacción en los resultados aún no ha llegado, con una última derrota en el Sánchez Pizjuán. La enésima fuera de casa, donde todavía no ha ganado siquiera en el presente campeonato. Desde el Deportivo sueñan con revertir la situación y transmitirle la crisis al Real Madrid este sábado, que vuelva a sentir las meigas que se cernían sobre ellos años atrás. Pero a priori, parece difícil.
El Real Madrid, que este curso se ha especializado en firmar machadas fuera de casa en Liga, se juega mucho en los próximos diez días, y no puede permitirse ni un resbalón más en su ya de por sí accidentada trayectoria ascendente en busca de un título. La fe del equipo, y del madridismo, es quebradiza, y sin el fútbol del año pasado por bandera no habría nada peor que una derrota ante el colista para afrontar la Copa en el Camp Nou.
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El Real Madrid, que este curso se ha especializado en firmar machadas fuera de casa en Liga, se juega mucho en los próximos diez días, y no puede permitirse ni un resbalón más en su ya de por sí accidentada trayectoria ascendente en busca de un título. La fe del equipo, y del madridismo, es quebradiza, y sin el fútbol del año pasado por bandera no habría nada peor que una derrota ante el colista para afrontar la Copa en el Camp Nou.
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