Una sinuosa fase de clasificación para Brasil 2014 se clarificará en París o se terminará de enrocar tras el partido que enfrentará a España y Francia. La selección está obligada a ganar para evitar el trance de la repesca para garantizar su oportunidad de defender el título conseguido en Sudáfrica. Llega el conjunto después de uno de los derrapes más sonados de los últimos tiempos, un empate ante Finlandia en el que se vio a un equipo complaciente que ahora se ve contra las cuerdas ante un conjunto que ya le empató en el Vicente Calderón en octubre.
No hay espacio ya para el ralentí y así tendrá que afrontar la cita España. Xavi y Xabi Alonso, en palmitas durante toda la concentración y en barbecho frente a Finlandia, a buen seguro volverán al centro del campo del equipo. Le faltó un punto de velocidad y profundidad al juego de España, y en esa suerte el centrocampista del Barcelona es un hombre referencial, insustituible. Se verá obligado Vicente del Bosque a tocar la defensa debido a la lesión de Jordi Alba. La presumible inclusión de Monreal no debería representar un complejo traumático para el equipo.
Tampoco la baja de David Silva, sancionado, es un drama. De hecho, quizás allane la entrada de Pedro, algo que restará retórica, pero sin duda concederá filo en los metros finales. Algo de lo que España adoleció ante Finlandia.
Como viene siendo habitual desde hace tiempo, el debate girará en torno a jugar con un nueve clásico o prescindir de él. En los dos precedentes más inmediatos ante Francia, en la Euro 2012 y en el partido de ida, Del Bosque se decantó por Cesc Fábregas como delantero mentiroso. Volvió a planear la duda sobre la eficacia de este sistema tras el embolique general frente a Finlandia, pero el seleccionar parece resuelto a darle vuelo a una fórmula que ciertamente funcionó bien en Polonia y Ucrania y ha priorizado ante Francia.
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