Un detalle puede marcar un partido. Eso es lo que ha determinado que el Betis haya conseguido ganar a un Celta ramplón, sin sangre y que trataba de llegar a la meta de Adrián a base de fogonazos y sin ningún sentido. El equipo vigués fue el conjunto del “quiero y no puedo” de las últimas jornadas y sólo le quedan dos balas en la recamara para tratar de salvar la categoría “in extremis”.
El conjunto bético salió al terreno de juego a morder desde el primer momento. El colegiado, Teixeira Vitienes, anuló dos goles en los primeros diez minutos de partido. Uno por fuera de juego de Rubén Castro y otro por fuera de juego de Nosa. El primero de ellos nunca debió ser pitado porque el delantero canario marcó en posición reglamentaria. A partir de ese momento el equipo de Mel cogió el mando del partido, maestralmente llevado por la batuta del incombustible Beñat y el Celta sólo conseguía acercarse a la meta de Adrián a base de contraataques. Iago Aspas dispuso de una ocasión clarísima mediada la primera mitad pero su disparo cruzado fue perfectamente blocado por el meta verdiblanco.
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