Benfica y Chelsea se dieron cita en el histórico Amsterdam Arena para disputarse la cuarta edición de la Europa League. Una final entre dos históricos del fútbol europeo a los que la consecución de un título europeo supondría salvar la temporada para los ingleses y tener la posibilidad de hacer un triplete para los portugueses, que siguen en la lucha de la Liga Zon Sagres y están en la final de la Copa del Portugal.
Y la primera parte nos mostró a un Benfica que dominó a los de Rafa Benítez en todas las facetas del juego: superior en defensa, negando a Ramires, Mata, Oscar o Torres cualquier posibilidad en ataque, superior en ataque, lanzando contras velocísimas con Salvio y Gaitán por las bandas y un Cardozo que fue muy superior a la pareja de centrales titular de los “blues” -Cahill e Ivanovic- y siendo amo y señor del medio campo. Todas las ocasiones de gol eran del Benfica, que defendía y atacaba como si todo el equipo fuese un solo ente perfectamente sincronizado que convertía al Chelsea en una muñeco de trapo en manos de los de Jorge Jesús. Si bien el Benfica no materializaba sus ocasiones y el Chelsea, ya en las postrimerías de la primera mitad se vino arriba y tuvo una buena ocasión en un disparo lejano de Lampard, pero poco más de los londinenses en este primer periodo.
El segundo tiempo se preveía otro paseo del Benfica y así fue, gozando los portugueses de ocasiones e incluso les anularon un gol -bien anulado- por fuera de juego de Cardozo. Pero en el 59', un paso con la mano de Cech cruzaba el campo por el centro y Torres de ganaba la partida a Luisão por potencia y velocidad y recortaba a Artur hacia fuera dejando al portero batido y haciendo el 0-1 para el Chelsea. Sin haber sido mejor, el Chelsea se veía por delante en el marcador. Pero el Benfica no se echo atrás y siguió atacando. Y obtuvo su fruto: mano de Azpilicueta dentro del área y Cardozo convirtió el penalty empatando el partido y dándole emoción a un partido que en la primera mitad no tuvo mucha. Se acercaba el final del encuentro y ambos conjuntos tuvieron sus oportunidades de romper el empate: el Benfica con una potente volea desde fuera del área de Cardozo que despeja Cech a corner y un potente y ajustado disparo desde lejos de Lampard que escupe la cruceta. Pero el partido reservaba una última sorpresa pues Ivanovic, en el 93', cabeceaba a gol un corner lanzado por Mata y desataba la locura en el Amsterdam Arena. Aún tuvo una última ocasión Cardozo, pero Cahill, arrebatándole el balón de las botas, salvó a su equipo, segundos antes de que Bjorn Kuipers pitará el final del partido.
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