No fue el mejor bolo de preparación para España el partido de este sábado ante Haití, un rival semi-profesional, que se subió a las barbas de la campeona del mundo, perezosa, relajada, falta de actitud. Con un ritmo pausado, monótono, rozando la desidia, cerró con sobresalto la selección el primero de los dos tests camino de la Copa Confederaciones, que comenzará el próximo sábado día 15.
Consciente del excelso momento de forma de Javi Martínez, dispuso Vicente del Bosque al jugador del Bayern Múnich como único centrocampista defensivo. Al recién proclamado campeón de Europa, imperial, autoritario, sobrado frente a un rival prácticamente amateur, le acompañaron como volantes Santi Cazorla y Cesc Fábregas. Lanzados en tres cuartos de campo, tanto el asturiano del Arsenal como el nacido en Arenys de Mar, tuvieron espacio para correr, tocar, sentirse cómodos. Precisamente ellos abrieron el marcador con dos incorporaciones sin oposición en las próximidades del área haitiana. De disparo certero y ajustado a la cepa del palo, inauguró Cazorla el marcador. Cesc cabeceó por encima de Montrevil para hacer el segundo, tras servicio preciso de Juan Mata.
Regularmente, el propio 'Juanín' y Jesús Navas, abrieron el campo buscando alternativas al embudado juego de asociación por el carril central. El de Los Palacios corrió hasta hartarse por su banda derecha. Mareó a su marca y centró con asiduidad, aunque con escaso acierto a la hora de encontrar a un Fernando Torres activo, que ha recuperado en los últimos meses de competición la chispa que siempre le caracterizó. Sin embargo, el de Fuenlabrada no pudo celebrar con gol las 102 internacionalidades que le equiparan a una leyenda como Raúl González.
El paso de los minutos acomodó en exceso a la selección española, contagiada por la mediocridad haitiana. Los caribeños, tácticamente anárquicos, parecían divertirse a ratos en un patio de colegio. Una maraña de jugadores cercaba el área en los ataques españoles y, como en el más infantil de los correcalles escolares, trataban de salir a trompicones, buscando pisar el campo rival y crear un mínimo atisbo de peligro cuando rondaban la portería defendida por Iker Casillas.
Movió Del Bosque el banquillo en el descanso, dando entrada a Pepe Reina, David Silva y Gerard Piqué. También a Iniesta y Soldado, quizá intentando aportar algo de mordiente a un partido que ya aburría desde el minuto 30. El delantero del Valencia, en apenas media hora sobre el verde, pudo marcar hasta en tres ocasiones, pero topó con el palo y la mala fortuna y acabó yéndose del Sun Life Stadium de vacío, desesperado ante su incapacidad realizadora.
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