Italia y Brasil. Brasil e Italia. Tanto monta, monta tanto. Dos de las selecciones con más historia del mundo se medirán este sábado (21:00, hora española) con el liderato de grupo como objetivo primordial. Así, se dará en Salvador de Bahía una congregación de títulos sin parangón: por parte de de los italianos, cuatro entorchados mundiales y uno europeo; los brasileños, por su lado, han conquistado cinco ediciones del Mundial, tres de la Confecup y ocho de la Copa América.
Los hombres de Cesare Prandelli llegan con la misma carta de presentación que en la pasada Euro 2012, que no es otra que la de la irregularidad. La intención no termina de tornarse en confirmación, pese a que el haber alcanzado la final en Polonia y Ucrania insufló aire suficiente para afrontar la Confecup bajo la adopción del fútbol ofensivo como propio. El intento del técnico de engalanar a los suyos con el traje del toque está topándose con la barrera de la sastrería tradicional: acostumbrados a ir vestidos de calle a cualquier cita, algo que rara vez les supuso un hándicap, los jugadores de la Selección italiana no terminan de sentirse cómodos con el traje que les ha diseñado a medida su míster. A medida, sí, porque la percha de sus pupilos da para llevar el Emidio Tucci futbolístico que pretende el de Orzinuovi. Sin embargo, el único que siempre parece dispuesto a jugar de esmoquin es Andrea Pirlo. Pasan los años, pasan los jugadores y permanecen las leyendas. Pirlo lo es e Italia lo sabe. El primer partido se apoyó en él para lograr una victoria cogida con pinzas. En el segundo, el del Juventus se vio sobrepasado por el ritmo del partido y la indumentaria italiana amagó con precipitarse tendedero abajo. Pero, al fin, Italia repitió victoria ante una selección japonesa que dejó una muy bella imagen.
De cara al tercer partido, con las bajas del propio Pirlo (lesionado; seria duda para las semifinales) y De Rossi (sancionado), Prandelli se asoma al abismo de plantear un partido sin los dos ejes principales del equipo y ante una selección en ascenso que, como anfitriona, recibirá el calor del público local. El partido, además, es más importante de lo que pudiera parecer a priori: el segundo de grupo, casi con total seguridad, tendrá que verse las caras ante la Selección española, lo que es sinónimo de problemas, toda vez que los de Vicente del Bosque no pierden en torneo oficial desde la fase de grupos del Mundial 2010. A Italia, además, únicamente le vale la victoria para campeonar en el grupo, ya que la diferencia de goles inclina la balanza a favor de la selección brasileña.
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