El mítico estadio de Wembley ha acogido una nueva edición de la rivalidad más ancestral del fútbol. Un Inglaterra-Escocia que llevaba 14 años sin disputarse, desde noviembre de 1999, y que ha regresado con el propósito de celebrar el 150 aniversario de la Football Association. Una hermosa excusa para revivir el partido más antiguo entre selecciones, que data de 1872, y que no ha decepcionado con un encuentro alegre, con cinco goles y que ha decidido un inesperado protagonista: Rickie Lambert.
Empezó el partido vivo, sin especulaciones, con ritmo y desparpajo. Los hombres de Gordon Strachan se adelantaron a los 10' con un disparo lejano de James Morrison, jugador inglés del West Bromwich Albion, quien llegó a jugar con cuatro divisiones inferiores de los 'pross' para decantarse por Escocia en categoría absoluta. Un aliciente más para añadir otra ración de morbo al duelo fratricida.
Una incómoda Inglaterra, espesa y con poco criterio, se le empezaba a atragantar la fiesta de la F. A., sin apenas pólvora para alcanzar el arco rival. A la media hora, encontraban la fórmula a través de un servicio en profundidad a Theo Walcott con espacio para correr. El jugador recortaba con habilidad en el área pequeña y su remate al palo corto alcanzaba las mallas. El empate despertaba a los 'tres leones' del sueño de una noche de verano.
En el segundo tiempo, la 'Tartan Army' explotaba en la Catedral londinense cuando una maniobra del veterano Kenny Miller concluía con un zurdazo que se alojaba en la portería de Joe Hart. Muy poco duraba la alegría en casa del vecino. Los pupilos de Roy Hodgson respondían pronto con una falta botada por Steven Gerrard y cabeceada por Danny Welbeck. Los suspiros del seleccionador inglés resonaban en el estadio.
Con media hora por delante y bastante incertidumbre en el electrónico, Inglaterra se mostraba más ambiciosa frente al conjunto escocés. Fruto de ello llegaba el tercero de los 'pross', a raíz de un saque de esquina ejecutado por Frank Lampard y finiquitado con un potente testarazo de Rickie Lambert, quien a sus 31 años y en su primera internacionalidad sumaba una diana en Wembley. Todo un regalo para el delantero del Southampton que pudo repetir en el descuento con un chut que era repelido por el palo.
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