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Schalke y PAOK han firmado las tablas en la ida de la fase previa de la Champions. Se adelantaron los locales con un preciso golpeo de Farfán en el primer tiempo. Con todo a favor, la escuadra del águila creció en confianza hasta recoger los frutos merced a una diana a cargo del esloveno Miroslav Stoch. El próximo miércoles se disputará la vuelta en 'La Tumba' de Salónica.
La ejemplar decisión de la UEFA, hace una semana, de expulsar de la competición europea al Metalist de Ucrania por amaños de partidos en su torneo nacional en 2008 ha permitido al PAOK reengancharse en un torneo en el que había sido eliminado precisamente por el club ucraniano. Una inesperada segunda oportunidad que el organismo continental pocas veces concede a cualquier club y que el PAOK quiso amortizar en su encuentro en el Veltins Arena con unos primeros minutos más agresivos que su rival y un desenlace prometedor.
El Schalke caminaba despistado por su feudo, sin balón y con lentitud. La presencia en el banquillo contrario del técnico Huub Stevens -ex técnico de la escuadra alemana durante dos fases en un total de 7 temporadas- y la extraña equipación verde, en lugar del habitual azul, no ayudaban a meterse en el papel. Veinte minutos tardaron los germanos en interpretar su rol de anfitriones para tomar la batuta del juego y media hora en abrir la lata con un disparo intencionado de Farfán que ajustaba el balón a la cepa del poste con su zurda.
La segunda mitad era más viva. Los blanquinegros dependían de las jugadas a balón parado para acosar la portería contraria. Suficiente argumento heleno, dada la habilidad del gallego Lucas Pérez y la debilidad histórica, al menos en los últimos cursos, de la zaga del club de Gelsenkirchen. Además, en ataque los teutones no cerraban el choque con un segundo tanto que sentenciara la eliminatoria. Todo lo contrario que su contrincante.
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La segunda mitad era más viva. Los blanquinegros dependían de las jugadas a balón parado para acosar la portería contraria. Suficiente argumento heleno, dada la habilidad del gallego Lucas Pérez y la debilidad histórica, al menos en los últimos cursos, de la zaga del club de Gelsenkirchen. Además, en ataque los teutones no cerraban el choque con un segundo tanto que sentenciara la eliminatoria. Todo lo contrario que su contrincante.
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