El Bayern se ha adjudicado en su estadio otro derbi bávaro ante el Nürnberg. Una sufrida victoria que ha necesitado 70 minutos para desnivelarse por mediación de Ribéry y posteriormente de Robben. Una rivalidad desigual que alarga a 21 años -desde 1992- el tiempo en el que los visitantes no consiguen la victoria en sus citas en casa del equipo muniqués.
Pep Guardiola dibujaba un equipo técnico, menos físico, con la misión de dominar la medular. Thiago y Goetze -en su estreno liguero- salían de partida con la intención de controlar el juego a través de una constante circulación de balón. Un cuero que hipnóticamente se movía alrededor del área del equipo de Franconia sin hacer daño. Todo lo contrario que Daniel Ginczek, el nuremburgués terminaba una acción personal con un zapatazo que rozaba Neuer y se estrellaba en el larguero. Primer aviso.
El asedio del rodillo rojo no encontraba sus frutos. La zaga pegajosa del Nürnberg incomodaba el ataque local. La posesión del campeón era insultante pero las ocasiones eran contadas e incluso desperdiciadas, como el penalti parado por Schafer -ante disparo de Alaba- por una dudosa pena máxima sobre Robben. Con todo lo visto, no era de extrañar que el público del Allianz despidiera el primer tiempo con abundantes dudas y tímidos silbidos.
El descanso no mostraba cambios en el guión. Si acaso, un Bayern todavía más volcado y menos paciente. Las acciones se empezaban a acumular en el haber de los hombres de Guardiola, llamando a las puertas del gol con insistencia. Müller y Kroos relevaban a Thiago y Goetze, respectivamente, para refrescar la construcción del juego. Un cambio que se vislumbraba a los 70' en un centro preciso de Lahm cabeceado por Ribéry.
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Pep Guardiola dibujaba un equipo técnico, menos físico, con la misión de dominar la medular. Thiago y Goetze -en su estreno liguero- salían de partida con la intención de controlar el juego a través de una constante circulación de balón. Un cuero que hipnóticamente se movía alrededor del área del equipo de Franconia sin hacer daño. Todo lo contrario que Daniel Ginczek, el nuremburgués terminaba una acción personal con un zapatazo que rozaba Neuer y se estrellaba en el larguero. Primer aviso.
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El descanso no mostraba cambios en el guión. Si acaso, un Bayern todavía más volcado y menos paciente. Las acciones se empezaban a acumular en el haber de los hombres de Guardiola, llamando a las puertas del gol con insistencia. Müller y Kroos relevaban a Thiago y Goetze, respectivamente, para refrescar la construcción del juego. Un cambio que se vislumbraba a los 70' en un centro preciso de Lahm cabeceado por Ribéry.
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