Accidentado ha sido el encuentro entre Celta y Levante. Del diluvio inicial se pasó a fallos en el fluido eléctrico en la ciudad de Vigo, aplazando por más de media hora el comienzo del segundo acto. Los dos equipos estuvieron condicionados por el estado del campo, que empeoró a medida que avanzaba la noche, al igual que el juego exhibido para concluir con un acertado golpeo de Diop que ha enviado los tres puntos dirección a Valencia.
La lluvia y un terreno de juego muy húmedo daban la bienvenida a sendos equipos. El Celta se adaptaba mejor a esta circunstancia aunque eso no evitó que la primera advertencia viniera de las botas de Navarro por el enésimo error defensivo local a balón parado. Los minutos pasaban y el agua seguía jarreando, haciendo que el balón se aceleraba o frenaba dependiendo de la zona en la que se encontrara.
La casualidad y el talento hicieron que un servicio de Nolito acabara en la parte derecha donde Santi Mina se topaba con Keylor Navas. Los celestes retomaban el control del juego a través de la paciencia y el toque, aunque no fuera el escenario idóneo para ponerlo en práctica. El encuentro invitaba a otras opciones como el lanzamiento lejano, donde Krohn-Dehli y Xumetra parecían rivalizar con sus disparos.
Un apagón retrasaba el arranque del segundo tiempo con el césped todavía más pesado, a pesar del buen drenaje de Balaídos. El equipo olívico no aprovechaba las concesiones de los granotas, conformistas y atrincherados en su retaguardia, es más, desperdiciaba los escasos acercamientos de los que disponía fruto del dominio territorial. Las ideas se apagaban del mismo modo que la ausencia de electricidad había oscurecido el feudo vigués.
Cuando menos se podía aventurar, en el quinto chut de los granotas en el partido, tras una falta botada de manera desastrosa por Juanfran, el rechace caía en las inmediaciones de Diop, donde el senegalés golpeaba ajustado al palo, castigando al equipo de Luis Enrique en el último instante y dejando a los célticos en su séptimo partido consecutivo sin conocer la victoria. Todo un jarro de agua fría para el entrenador asturiano.
sufrida victoria del levante que hunde al celta
La lluvia y un terreno de juego muy húmedo daban la bienvenida a sendos equipos. El Celta se adaptaba mejor a esta circunstancia aunque eso no evitó que la primera advertencia viniera de las botas de Navarro por el enésimo error defensivo local a balón parado. Los minutos pasaban y el agua seguía jarreando, haciendo que el balón se aceleraba o frenaba dependiendo de la zona en la que se encontrara.
La casualidad y el talento hicieron que un servicio de Nolito acabara en la parte derecha donde Santi Mina se topaba con Keylor Navas. Los celestes retomaban el control del juego a través de la paciencia y el toque, aunque no fuera el escenario idóneo para ponerlo en práctica. El encuentro invitaba a otras opciones como el lanzamiento lejano, donde Krohn-Dehli y Xumetra parecían rivalizar con sus disparos.
Un apagón retrasaba el arranque del segundo tiempo con el césped todavía más pesado, a pesar del buen drenaje de Balaídos. El equipo olívico no aprovechaba las concesiones de los granotas, conformistas y atrincherados en su retaguardia, es más, desperdiciaba los escasos acercamientos de los que disponía fruto del dominio territorial. Las ideas se apagaban del mismo modo que la ausencia de electricidad había oscurecido el feudo vigués.
Cuando menos se podía aventurar, en el quinto chut de los granotas en el partido, tras una falta botada de manera desastrosa por Juanfran, el rechace caía en las inmediaciones de Diop, donde el senegalés golpeaba ajustado al palo, castigando al equipo de Luis Enrique en el último instante y dejando a los célticos en su séptimo partido consecutivo sin conocer la victoria. Todo un jarro de agua fría para el entrenador asturiano.
sufrida victoria del levante que hunde al celta