Venía el Real Madrid de un partido loco contra el Sevilla (7-3), y abandonó Vallecas dejando tras de sí otro partido entretenidísimo sin control ninguno ante un Rayo Vallecano que nunca desfalleció, y que tuvo a los merengues contra las cuerdas en la segunda parte, pese a llegar a ir perdiendo 0-3. Cristiano Ronaldo (2) y Karim Benzema pusieron en franca ventaja a los visitantes, donde Gareth Bale regaló también dos goles, exhibiendo una pegada descomunal. Sin embargo, dos penalties casi consecutivos transformados ambos por Viera nada más regresar del descanso auparon a los franjirrojos. Son cuatro penalties los que le pitan al Real Madrid en apenas dos partidos, y aun así, todavía tuvo que agradecerle a Álvarez Izquierdo que no sancionara un penalti sobre Nacho y la expulsión de Carvajal, además de un gol anulado a los locales muy riguroso. Al final, pese al buen hacer de los de Paco Jémez, los tres puntos volaron hacia el Paseo de la Castellana. No se corresponde el fútbol de los franjirrojos con su posición en la tabla, pero el gol se paga, y ahí el Real Madrid tiene fueras de serie. Los que la tuvieron más grande fueron Ronaldo y Bale.
Cristiano Ronaldo no deja levantar cabeza al Rayo. Llegaban los franjirrojos con las dudas por la última derrota, y el Real Madrid lanzado tras meter siete en el Santiago Bernabéu. Y el crack luso apenas dejó pasar dos minutos de partido para dejarlo bien claro. “Vosotros sois los malos, nosotros los buenos, y vais a sufrir hoy”, vino a poner de manifiesto. Es cruel, sí, pero a su vez, tremendamente brillante. Robó Di María en su propio campo, cedió a Ronaldo, que hizo una pared con Modric de cerca de cuarenta metros. Con su marcador a un lustro de distancia, el ‘7’ blanco le hizo una porra a Galvez en carrera, y transformó el gol en el mano a mano con una suficiencia insultante. Rubén estaba allí, todos lo vimos, pero no para Cristiano. De nuevo Pichichi en Liga, y se ponía momentáneamente a catorce goles de distancia de Lionel Messi en este año 2013 (que serían quince). Extraordinario.
El Rayo Vallecano, desgraciado entre los desgraciados. Con el gol inicial, el partido entró en una fase de cierto desconcierto, valga la contradicción. Con los dos equipos presionando mucho y muy alto, la posesión cambiaba rápido de dueño, con mucho mediocampismo, pero poco control real. Fue Xabi Alonso el que más criterio puso en el centro del campo entonces. Debutaba como titular y al principio se percibió su inactividad, pero con el paso de los minutos, se fue instalando como mariscal que es. Se dejó notar. Y quizás antes no se había echado de menos, pero con él, este Madrid es otro. Eso sí, aun con la prestancia del tolosarra, sería el Rayo el que gozara de más oportunidades antes del descanso, poniendo así de manifiesto que, cuando no tienes estrella, todo es mucho más complicado. Nada le salió a los hombres de Paco Jémez pese a sus buenas intenciones y ejecuciones. Carvajal pudo cometer un penalti sobre Nacho que no se pitó. Iago Falqué marcó un gol en el minuto 27 que fue anulado porque antes de entrar la tocó Viera en fuera de juego. Hubiera entrado igual, pero el colegiado entendió que molestaba a Diego López. Y todavía, antes del descanso, se marcharía Adrián lesionado. Estaba claro que no estaba siendo el día del Rayo Vallecano.
Gareth Bale deja claro que lo del Sevilla no fue casualidad. Para más inri, Gareth Bale empezó a sacar la cabeza. Le acababan de anular el gol a Iago Falqué, cuando tres minutos después un robo de Xabi Alonso dio con el balón en los pies del galés. Se marchó bien en velocidad de su marcador, y puso un centro con la pierna derecha que ni el mismo Míchel para que Benzema cabeceara a gol desde el balcón del área pequeña. Era el minuto 30 de partido cuando llegaba el 0-2 al marcador, y nada más regresar del descanso, el ‘11’ del Real Madrid volvió a inventarse otro gol. Bale salvó un balón del fuera de banda, descolocando así a su marcador, se internó solo en el área y cedió atrás para la llegada de Cristiano Ronaldo, que marcó a puerta vacía. 0-3 en el marcador con apenas tres oportunidades para los blancos, y la sensación de que, más allá de la victoria momentánea en Vallecas, el madridismo estaba asistiendo al nacimiento de una dupla que puede ser legendaria: Gareth Bale y Cristiano Ronaldo, que en los últimos dos partidos lograron conectar en dos goles.
Viera se resiste a hincar la rodilla. Parecía que el partido estaba muerto con el tercer gol blanco. La imagen de Arbilla, sustituido, en el banquillo llorando era más que significativa de lo que estaba sucediendo sobre el verde. Pero el dios del fútbol quiso premiar la actitud y la aptitud del Rayo Vallecano que, con un dibujo de sólo tres defensas, marcó dos goles en dos minutos para ponerle mucha pimienta al choque a falta de más de media hora para el final. Los dos tantos, de penalti, y los dos transformados por Viera. Uno lo forzó Pepe, y el otro Marcelo. Fallos garrafales ambos que no desperdiciaron los franjirrojos, que todavía pudieron dar dos golpes más en la mesa poco después. El primero, con una falta de Carvajal que bien hubiera merecido la segunda tarjeta amarilla (Ancelotti le cambió por Arbeloa un minuto después, viendo la consideración de Álvarez Izquierdo). El segundo, con un tirazo de Alberto Bueno que Diego López despejó al palo de forma milagrosa.
Embarba tuvo el empate en sus botas. Los dos goles consecutivos y el cambio de dibujo lanzaron definitivamente al Rayo Vallecano en la segunda parte hasta el final del partido. A su buena praxis sobre el campo le añadió el corazón y la fe que siempre le ha caracterizado, poniendo contra las cuerdas a un Real Madrid desdibujado e impotente. Asier Illarramendi sustituyó a Xabi Alonso en el descanso, y ya fuera por eso, o simplemente porque el deporte es cuestión de estados de ánimo, si el Rayo se marchó sin puntuar fue únicamente porque su presupuesto no da para más. Si Ronaldo y Bale hubieran vestido de blanco y rojo, la goleada hubiera sido del lado local. En su lugar, Paco Jémez tiene al canterano Embarba, que tuvo dos ocasiones inmejorables para marcar, pero sus dos disparos se marcharon lamiendo el poste por fuera, que no por dentro. Merecieron mucho más los locales, que no juegan para ser los colistas de la Liga, pero los puntos se los embolsó el Real Madrid, que sigue sin perder comba con los líderes. Fuente goal.com
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Cristiano Ronaldo no deja levantar cabeza al Rayo. Llegaban los franjirrojos con las dudas por la última derrota, y el Real Madrid lanzado tras meter siete en el Santiago Bernabéu. Y el crack luso apenas dejó pasar dos minutos de partido para dejarlo bien claro. “Vosotros sois los malos, nosotros los buenos, y vais a sufrir hoy”, vino a poner de manifiesto. Es cruel, sí, pero a su vez, tremendamente brillante. Robó Di María en su propio campo, cedió a Ronaldo, que hizo una pared con Modric de cerca de cuarenta metros. Con su marcador a un lustro de distancia, el ‘7’ blanco le hizo una porra a Galvez en carrera, y transformó el gol en el mano a mano con una suficiencia insultante. Rubén estaba allí, todos lo vimos, pero no para Cristiano. De nuevo Pichichi en Liga, y se ponía momentáneamente a catorce goles de distancia de Lionel Messi en este año 2013 (que serían quince). Extraordinario.
El Rayo Vallecano, desgraciado entre los desgraciados. Con el gol inicial, el partido entró en una fase de cierto desconcierto, valga la contradicción. Con los dos equipos presionando mucho y muy alto, la posesión cambiaba rápido de dueño, con mucho mediocampismo, pero poco control real. Fue Xabi Alonso el que más criterio puso en el centro del campo entonces. Debutaba como titular y al principio se percibió su inactividad, pero con el paso de los minutos, se fue instalando como mariscal que es. Se dejó notar. Y quizás antes no se había echado de menos, pero con él, este Madrid es otro. Eso sí, aun con la prestancia del tolosarra, sería el Rayo el que gozara de más oportunidades antes del descanso, poniendo así de manifiesto que, cuando no tienes estrella, todo es mucho más complicado. Nada le salió a los hombres de Paco Jémez pese a sus buenas intenciones y ejecuciones. Carvajal pudo cometer un penalti sobre Nacho que no se pitó. Iago Falqué marcó un gol en el minuto 27 que fue anulado porque antes de entrar la tocó Viera en fuera de juego. Hubiera entrado igual, pero el colegiado entendió que molestaba a Diego López. Y todavía, antes del descanso, se marcharía Adrián lesionado. Estaba claro que no estaba siendo el día del Rayo Vallecano.
Gareth Bale deja claro que lo del Sevilla no fue casualidad. Para más inri, Gareth Bale empezó a sacar la cabeza. Le acababan de anular el gol a Iago Falqué, cuando tres minutos después un robo de Xabi Alonso dio con el balón en los pies del galés. Se marchó bien en velocidad de su marcador, y puso un centro con la pierna derecha que ni el mismo Míchel para que Benzema cabeceara a gol desde el balcón del área pequeña. Era el minuto 30 de partido cuando llegaba el 0-2 al marcador, y nada más regresar del descanso, el ‘11’ del Real Madrid volvió a inventarse otro gol. Bale salvó un balón del fuera de banda, descolocando así a su marcador, se internó solo en el área y cedió atrás para la llegada de Cristiano Ronaldo, que marcó a puerta vacía. 0-3 en el marcador con apenas tres oportunidades para los blancos, y la sensación de que, más allá de la victoria momentánea en Vallecas, el madridismo estaba asistiendo al nacimiento de una dupla que puede ser legendaria: Gareth Bale y Cristiano Ronaldo, que en los últimos dos partidos lograron conectar en dos goles.
Viera se resiste a hincar la rodilla. Parecía que el partido estaba muerto con el tercer gol blanco. La imagen de Arbilla, sustituido, en el banquillo llorando era más que significativa de lo que estaba sucediendo sobre el verde. Pero el dios del fútbol quiso premiar la actitud y la aptitud del Rayo Vallecano que, con un dibujo de sólo tres defensas, marcó dos goles en dos minutos para ponerle mucha pimienta al choque a falta de más de media hora para el final. Los dos tantos, de penalti, y los dos transformados por Viera. Uno lo forzó Pepe, y el otro Marcelo. Fallos garrafales ambos que no desperdiciaron los franjirrojos, que todavía pudieron dar dos golpes más en la mesa poco después. El primero, con una falta de Carvajal que bien hubiera merecido la segunda tarjeta amarilla (Ancelotti le cambió por Arbeloa un minuto después, viendo la consideración de Álvarez Izquierdo). El segundo, con un tirazo de Alberto Bueno que Diego López despejó al palo de forma milagrosa.
Embarba tuvo el empate en sus botas. Los dos goles consecutivos y el cambio de dibujo lanzaron definitivamente al Rayo Vallecano en la segunda parte hasta el final del partido. A su buena praxis sobre el campo le añadió el corazón y la fe que siempre le ha caracterizado, poniendo contra las cuerdas a un Real Madrid desdibujado e impotente. Asier Illarramendi sustituyó a Xabi Alonso en el descanso, y ya fuera por eso, o simplemente porque el deporte es cuestión de estados de ánimo, si el Rayo se marchó sin puntuar fue únicamente porque su presupuesto no da para más. Si Ronaldo y Bale hubieran vestido de blanco y rojo, la goleada hubiera sido del lado local. En su lugar, Paco Jémez tiene al canterano Embarba, que tuvo dos ocasiones inmejorables para marcar, pero sus dos disparos se marcharon lamiendo el poste por fuera, que no por dentro. Merecieron mucho más los locales, que no juegan para ser los colistas de la Liga, pero los puntos se los embolsó el Real Madrid, que sigue sin perder comba con los líderes. Fuente goal.com
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