Que el Arsenal es un equipo que viene arrasando en lo que llevamos de temporada, lo sabíamos todos, y sí, también era del conocimiento de David Moyes. A los gunners no se les puede jugar de tú a tú, a mantener la posesión del balón, pero el escocés tenía un plan. Un plan que funcionó a la perfección. Su idea para el encuentro consistió en no utilizar ni a Cleverley ni Fellaini como acompañante de Carrick en el medio, sino en colocar a Phil Jones como compañero en la sala de máquinas del Manchester United. Smalling ocupaba la banda derecha en detrimento de Rafael, y el joven Januzaj partía como suplente en esta ocasión. Por su parte, Wenger se veía obligado a dar entrada a Vermaelen en lugar de Mertesacker, baja por una gripe de útima hora.
Sorprendía la actitud del United en los primeros minutos, no sólo ante la talla del encuentro, sino también si nos remontamos a los últimos partidos en Old Trafford, donde los red devils habían concedido demasiados errores de concentración en los minutos iniciales. Apareció un United valiente, intenso, con ganas, y sorprendía a un conjunto londinense que sufre sin el balón en su poder. Presión alta, trabajo en medio, líneas juntas y sacrificio defensivo, eran las armas de conjunto de David Moyes, amén de un Rooney voluntarioso, y echádose el equipo a la espalda cuando lo necesita. El Arsenal, sin ideas, no conseguía sacudirse la intensidad de los diablos rojos, y Özil, Ramsey o Cazorla no entraban en juego, aunque aún se les esperaba.
En el minuto 26, el plan de Moyes culminaba su punto de perfección. Córner botado por Rooney, y aparecía Van Persie, como un avión, para cabecear por encima sus ex-compañeros, que miraban atónitos ante el salto del holandés. Golazo. A partir de ahí, el partido siguió con la misma dinámica. Arsenal impreciso, con los mediapuntas acudiendo a la salida del balón, presión intensa, y contragolpe del United. La primera mitad terminó con De Gea sin ninguna oportunidad de intervenir, y con dos sustos: uno tras un choque entre Szcesny y Jones, y otro entre De Gea y Vidic, que obligaba al central serbio a marcharse directo al vestuario.
Comenzaba la segunda mitad con la inclusión de Cleverley en medio, y Jones ocuparía el lugar de Vidic. Cambio con el que perdía consistencia el conjunto de Moyes, y aparecieron las primera llegadas del Arsenal, aunque algo esporádicas. Rooney tuvo la sentencia en el minuto 60, con un disparo que se marchó cruzado por poco. Si algo ha cambiado en el Arsenal esta temporada es el espíritu ganador no sólo del equipo, sino también de su entrenador, que daba entrada a Wilshere en lugar de Flamini, dejando a Arteta como único pivote. Se volcó el Arsenal, y entraron Gnabry y Bendtner en busca del gol, que nunca llegó. El United se defendía como gato panza arriba, ante un 70% de posesión de los gunners, que esta vez, no les sirvió para la victoria.
Triunfo que da vida al United, y crédito a un David Moyes que esta vez sí acertó en la estrategia. Los de Wenger no logran culminar su semana perfecta tras las victorias ante Liverpool y Dortmund, pero continúan con líderes de la competición. Los red devils se enganchan por fin al tren de arriba, y ya están a cinco puntos del lidertato, superando a su vecino en la clasificación. Había que tener paciencia con el United, que pese a no mostrar demasiadas virtudes en la fluidez de su juego, mantiene la pegada de los campeones. Toca volver a tenerlos en cuenta.Fuente goal.com
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