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Los ultras han podido con el normal transcurrir de un partido de fútbol. Los seguidores del equipo de la Nocerina, de la tercera división italiana, no querían que se celebrase el derbi de Salerno y lo han conseguido. El partido Salernitana-Nocerina tuvo que suspenderse a los 21 minutos por una causa insólita: jugadores del equipo visitante fingieron lesiones, provocando de esta manera un número insuficiente de jugadores sobre el campo.
Los hechos sucedieron así: los jugadores visitantes en este derbi local habían sido previamente amenazados por sus ultras. Se les prohibió la entrada en el estadio a dichos ultras, que reaccionaron violentamente. Aparte de los disturbios fuera del estadio amenazaron, de muerte a sus propios jugadores, intentando que éstos no saltaran al campo. Ya el partido comenzó con 40 minutos de retraso. Los jugadores visitantes, aterrorizados, habían decidido que no jugarían el partido. Encerrados en el vestuario anunciaron su decisión al colegiado, pero las misimísimas autoridades de la ciudad acudieron para obligar la celebración del encuentro. No les quedaba otra a los jugadores de la Nocerina. En su intento de no ser "castigados" por sus propios seguidores idearon una alambicada estrategia. Una vez comenzado el encuentro la Nocerina realizó pronto los tres cambios a su disposición y, tras ello, hasta cinco de sus jugadores fingieron lesiones importantes. El resultado fue que el equipo se quedó con menos de los siete jugadores mínimos exigidos por el reglamento. Ante tal eventualidad, el árbitro tuvo que parar el encuentro.
La cosa no quedó ahí. Tras el partido cortado de raíz prematuramente los aficionados de la Nocerina que se habían desplazado hasta el campo de la Salernitana se manifestaron en su plaza municipal alardeando en cánticos "hemos ganado nosotros". No se limitaron a ello, pues llegaron a alquilar una avioneta con la pancarta "Respeto por los de Nocera y sus ultras".
El postpartido trae cola, pues aparte de las consideraciones sobre el poder que han tenido los ultras, su propio equipo está en serio riesgo de ser excluido de la competición, según afirman las más altas autoridades deportivas italianas, como la Federcalcio, la Lega Pro y el Coni. El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Abete, afirmó tras los hechos. "Es un asunto tristísimo que nos hace reflexionar sobre el papel determinante de las bandas criminales hasta el punto de condicionar a clubes y jugadores"
Fuente goal.com
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Los hechos sucedieron así: los jugadores visitantes en este derbi local habían sido previamente amenazados por sus ultras. Se les prohibió la entrada en el estadio a dichos ultras, que reaccionaron violentamente. Aparte de los disturbios fuera del estadio amenazaron, de muerte a sus propios jugadores, intentando que éstos no saltaran al campo. Ya el partido comenzó con 40 minutos de retraso. Los jugadores visitantes, aterrorizados, habían decidido que no jugarían el partido. Encerrados en el vestuario anunciaron su decisión al colegiado, pero las misimísimas autoridades de la ciudad acudieron para obligar la celebración del encuentro. No les quedaba otra a los jugadores de la Nocerina. En su intento de no ser "castigados" por sus propios seguidores idearon una alambicada estrategia. Una vez comenzado el encuentro la Nocerina realizó pronto los tres cambios a su disposición y, tras ello, hasta cinco de sus jugadores fingieron lesiones importantes. El resultado fue que el equipo se quedó con menos de los siete jugadores mínimos exigidos por el reglamento. Ante tal eventualidad, el árbitro tuvo que parar el encuentro.
La cosa no quedó ahí. Tras el partido cortado de raíz prematuramente los aficionados de la Nocerina que se habían desplazado hasta el campo de la Salernitana se manifestaron en su plaza municipal alardeando en cánticos "hemos ganado nosotros". No se limitaron a ello, pues llegaron a alquilar una avioneta con la pancarta "Respeto por los de Nocera y sus ultras".
El postpartido trae cola, pues aparte de las consideraciones sobre el poder que han tenido los ultras, su propio equipo está en serio riesgo de ser excluido de la competición, según afirman las más altas autoridades deportivas italianas, como la Federcalcio, la Lega Pro y el Coni. El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Abete, afirmó tras los hechos. "Es un asunto tristísimo que nos hace reflexionar sobre el papel determinante de las bandas criminales hasta el punto de condicionar a clubes y jugadores"
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