Las ilusiones del renovado Real Betis de Humberto Calderón han durado sólo veinte minutos. Un espacio de tiempo en el que los verdiblancos se adelantaron en el electrónico y soñaron con estrenarse fuera del Benito Villamarín con un triunfo. Pero el reloj ha sonado en Vigo con tanta insistencia que se despertaron las piezas claves del Celta, en especial el chileno Orellana quien ha sumado su primer doblete en la Liga después de 71 partidos en la categoría. confirmando su buen estado de forma en este tramo de temporada.
El nuevo proyecto bético se presentaba ante otro equipo implicado en la lucha por la salvación. La tensión se palpaba con dos conjuntos que se retaban en la distancia, sin golpearse en la cara pero con una mejor predisposición de los andaluces. Una pérdida de balón de Fontás propiciaba la llegada de Juanfran por la derecha para poner un balón letal que Rubén Castro remataba con el muslo a las mallas, subrayando la ambición del Betis en la noche.
Balaídos encajaba entre pitos el gol visitante. Un acicate para forzar el despertar céltico que asomaba con acciones vertiginosas como un medido servicio de Rafinha respondido por un cabezazo de Orellana en el cogollo del área. El feudo vigués respiraba tranquilo con el empate para exhalar plácidamente ante la cabalgada de Hugo Mallo por la derecha, quien colocaba un pase a la testa de Charles que el brasileño no desperdiciaba.
El ritmo no cejaba. Los olívicos querían solventar por la vía rápida ante la debilidad del rival. Hugo Mallo retomaba la autopista en la que se había transformado su carril para revolucionar la zaga verdiblanca con otro pase raso que Charles generosamente cedía a Orellana para que el chileno aireara las telarañas de la escuadra. Un certero golpe de los denominados psicológicos.
Como si de un espejo se tratara, el segundo acto arrancaba con un Betis más incisivo, a base de fútbol y orgullo, sin ocasiones claras pero con las figuras colocadas en el verde tablero, repitiendo el buen arranque. El deja-vu cumplía con su esquema anterior cuando al cuarto de hora eran los gallegos quienes eran premiados con otro gol que aparecía merced a la enésima combinación entre Mallo, Charles -aprovechándose de un rebote- y éste pasando a Nolito, el cual subía el cuarto castigo para el Betis.
Con todo aparentemente decidido, Ruben Castro sacaba rédito de un error de Yoel, y sus centales, demostrando también la fragilidad gallega a balón parado. Una diana tardía que pudo cambiar el panorama. Un panorama que se antoja gris para el Real Betis en esta temporada, todo lo contrario para el Celta que ve algo de luz con estos balsámicos tres puntos dentro de una Liga en la que tan pronto estás arriba como abajo, aunque los verdiblancos no hayan sido invitados a ese baile.Fuente goal.com
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El nuevo proyecto bético se presentaba ante otro equipo implicado en la lucha por la salvación. La tensión se palpaba con dos conjuntos que se retaban en la distancia, sin golpearse en la cara pero con una mejor predisposición de los andaluces. Una pérdida de balón de Fontás propiciaba la llegada de Juanfran por la derecha para poner un balón letal que Rubén Castro remataba con el muslo a las mallas, subrayando la ambición del Betis en la noche.
Balaídos encajaba entre pitos el gol visitante. Un acicate para forzar el despertar céltico que asomaba con acciones vertiginosas como un medido servicio de Rafinha respondido por un cabezazo de Orellana en el cogollo del área. El feudo vigués respiraba tranquilo con el empate para exhalar plácidamente ante la cabalgada de Hugo Mallo por la derecha, quien colocaba un pase a la testa de Charles que el brasileño no desperdiciaba.
El ritmo no cejaba. Los olívicos querían solventar por la vía rápida ante la debilidad del rival. Hugo Mallo retomaba la autopista en la que se había transformado su carril para revolucionar la zaga verdiblanca con otro pase raso que Charles generosamente cedía a Orellana para que el chileno aireara las telarañas de la escuadra. Un certero golpe de los denominados psicológicos.
Como si de un espejo se tratara, el segundo acto arrancaba con un Betis más incisivo, a base de fútbol y orgullo, sin ocasiones claras pero con las figuras colocadas en el verde tablero, repitiendo el buen arranque. El deja-vu cumplía con su esquema anterior cuando al cuarto de hora eran los gallegos quienes eran premiados con otro gol que aparecía merced a la enésima combinación entre Mallo, Charles -aprovechándose de un rebote- y éste pasando a Nolito, el cual subía el cuarto castigo para el Betis.
Con todo aparentemente decidido, Ruben Castro sacaba rédito de un error de Yoel, y sus centales, demostrando también la fragilidad gallega a balón parado. Una diana tardía que pudo cambiar el panorama. Un panorama que se antoja gris para el Real Betis en esta temporada, todo lo contrario para el Celta que ve algo de luz con estos balsámicos tres puntos dentro de una Liga en la que tan pronto estás arriba como abajo, aunque los verdiblancos no hayan sido invitados a ese baile.Fuente goal.com
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