Hoy se cumplen 100 días desde que Sandro Rosell fue elegido presidente del Barça por una diferencia histórica. El 61,35% de los socios que fueron a votar confiaron en él (35.021 votos) aplastando a todas las opciones continuistas a pesar de que el Barça acababa de completar el mejor año deportivo de su historia.
Cien días después, su gestión puede relatarse en tres ejes que se resumen en uno: el ahorro. Deportivamente, ha vendido más que ha comprado; económicamente ha convertido un superávit de 11 millones en 77 de pérdidas y ha hecho evidente que el club no está para muchas fiestas (no pudo fichar a Cesc) y socialmente su mayor logro ha sido reformar los lavabos de señoras del Camp Nou. Si bien esta era una promesa electoral, coincidiremos en que no es una línea básica de actuación en la gestión de una entidad que maneja 400 millones de euros de presupuesto.
Veinticuatro horas después de tomar posesión, Sandro Rosell se topó con su primer problema serio como presidente. Johan Cruyff, recién nombrado presidente de honor del club por Laporta, devolvía su insignia a una telefonista mientras, a pocos metros, Rosell atendía a su primera rueda de prensa.
En ese mismo momento, Rosell estaba tratando de esbozar cuál era el gran problema que los nuevos gestores habían detectado en el club. Una falta de liquidez tal que comprometía "el pago de las nóminas de los trabajadores de cara al próximo mes". Para solventar tamaña desdicha, Sandro se vendió a Chygrynskiy en un decir Jesús.
La salida del ucranio resultó profética de lo que iba a ser la política deportiva de la nueva junta. Tras Dima se fueron Ibrahimovic, Henry, Touré y Márquez y sólo llegaron Mascherano y Adriano (Villa fue cosa de Laporta).
Todo este estreñimiento económico respondía a una realidad palmaria que descubrieron los auditores. Donde Laporta dijo 11 millones de beneficio, se encontraron, según su criterio, 77 millones de pérdidas. Una diferencia de 88 que puede llevar a una junta ante los tribunales. La junta del sábado, promete.
Tres ejes que explican 100 días
Deportivo. Se desprenden de Chygrynskiy, Márquez, Ibra, Touré y Henry y llegan Mascherano y Adriano. Zubi, director deportivo, y Pep renueva por un año.
Económico. El superávit de 11 millones se convierte en 77 de déficit en un golpe de auditor. Se reconoce que no se pueden pagar nóminas y se amenaza con llevar a los tribunales a los antiguos gestores.
Social. Cruyff renuncia a su cargo como presidente de honor, se reforman los servicios de señoras y se recupera el poder de las Peñas, oposición a Laporta.