* Bolado marcó el 1-0 con Gerardo tendido en el suelo · Kennedy forzó la prórroga al convertir en gol una falta lateral · De la misma forma llegaron el tercero de Edu Bedia y el cuarto de Christian, anulado por fuera de juego · Una presunta mano del lateral en el minuto 119 le costó la eliminación al Racing tras señalar penalti Delgado Ferreiro
Película de suspense de dos horas de duración en El Sardinero con final feliz para el Córdoba y con Delgado Ferreiro como protagonista estelar. El colegiado gallego frustró la remontada del Racing de Santander al señalar un penalti muy discutido por mano de Christian en el minuto 120. Jorge Luque no falló y mandó a los andaluces a octavos de final cuando nadie lo esperaba para desesperación de los racinguistas, que se dejaron la piel en el intento para nada.
Los de Portugal estaban obligados a remontar el 2-0 nefasto que traían del Arcángel y salieron al campo convencidos de ello ante un rival que se plantó en Santander muy bien plantado atrás y con su entrenador, Lucas Alcaraz, dando órdenes con una muleta tras ser operado de un pie. Sus hombres las cumplieron a la perfección durante 25 minutos hasta que llegó la primera jugada para la polémica (tras una caída de Rosenberg en el área después de un forcejeo).
Gerardo fue a despejar un balón y su pierna chocó con la de Munitis, quedando el veterano jugador del Córdoba tendido en el suelo. El Racing no tiró la pelota fuera y la jugada terminó desembocando en gol tras un buen pase de Diop que peleó hasta la saciedad Iván Bolado, apuesta de Portugal en el once en detrimento de Ariel Nahuelpam.
El empeño del canterano racinguista valió el 1-0 y descompuso al Córdoba, que hasta ese momento había aguantado bien atrás pero sin crear peligro arriba. Los andaluces protestaron que el Racing no tirase la pelota fuera igual que los cántabros se indignaron hace unos años con el Getafe por lo mismo. Cosas que pasan en el fútbol.
Petróleo a balón parado
Mientras el Racing buscaba el segundo con Rosenberg, Alcaraz perdió para la causa a Fuentes, que sufrió una rotura muscular de caballo. Retrasar a Camille al lateral zurdo y sacar a Javi Flores fue la solución del técnico blanquiverde, que en todo momento optó por conservar la ventaja de la ida antes que buscar un tanto que fuera definitiva, dado el valor doble de los goles a domicilio.
El guión de la segunda parte fue claro, con el Racing tomando la iniciativa en busca del segundo. Llegó antes de que los locales se pusieran nerviosos, después de que Rosenberg perdonase una vez más. En el 70', de nuevo saltaron chispas entre Munitis y Gerardo, dos veteranos curtidos en mil batallas. De la falta lateral resultante nació el gol con un remate de Kennedy que nadie acertó a rematar. No hizo falta para que entrase y el partido se encaminase a la prórroga.
Pudo evitarlo tras su salida Ariel Nahuelpan, peligroso en los remates de cabeza, y un Munitis al que la rabia le cegó cuando tenía a dos compañeros totalmente solos para empujarla. El del Barrio Pesquero se vacío sobre un césped que acabó embarrado tras la incesante lluvia caída en Santander. Fue el tipo de partido en el que Munitis siempre se manejó como pez en el agua, cuando toca mancharse y apretar los dientes. Deben dolerle todos los músculos después de la paliza que se metió, pero no más que el corazón racinguista tras lo ocurrido en el minuto 120.
Todo es posible en una prórroga
La prórroga parecía favorecer los intereses del Racing ante un Córdoba timorato en ataque que todavía no había enseñado las uñas. El primer susto para los pocos aficionados que se dieron cita en El Sardinero llegó en el 98' con dos remates consecutivos al larguero, primero en una falta botada por Callejón y después en un cabezazo hacia su propia portería de Christian. Quédense con ese nombre porque acabaría participando en las jugadas más importantes que sucedieron tras el 3-0.
Edu Bedia calcó la idea de Kennedy y la colgó en dirección a puerta, a medio camino entre el centro y el disparo. El meta cordobesista Alberto volvió a quedarse clavado bajo el larguero y el balón volvió a entrar sin ayuda de nadie. Pillado el truco, Bedia trató de repetirlo en otra falta lateral que acabó en gol anulado por fuera de juego de Christian, que celebraba el tanto de la sentencia con una sonrisa en la boca antes de que se la borrase de un plumazo Delgado Ferreiro.
A un minuto del final, una presunta mano del lateral del Racing a la salida de un córner terminó en penalti para estupefacción del Racing y de Portugal, se jugaba medio cuello en el envite. Las protestas no hicieron cambiar de parecer a Delgado Ferreiro, que acabó el partido pringado sin haberse manchado de barro. Así es la Copa.